Natividad Sanabria muestra, el día de su cumpleaños, una fotografía de joven junto a su marido. M. G. Marbán
Valladolid

Natividad Sanabria cumple 106 años: «Me gusta escuchar la misa con los cascos»

Uno de sus pasatiempos favoritos de esta vecina de Villabrágima, una de las más longevas de la provincia, es rallar pan con un rallador que hizo su marido con madera y un trozo de hojalata

Domingo, 7 de mayo 2023

El teléfono no dejaba de sonar desde primera hora de la mañana de este domingo. Todo el mundo quería felicitar a Natividad Sanabria, vecina de la localidad vallisoletana de Villabrágima y una de las personas más longevas de la provincia. Sus 106 años no merecían ... menos. El que fuera párroco de la localidad, don Fernando, quien dijo que «hay que llegar a los 107 años». A pesar de que su vista y oído fallan y sus piernas ya no quieren obedecer, al preguntarla sobre cómo se encuentra, responde con tranquilidad que «relativamente bien, con muchos años, y hoy uno más».

Publicidad

A poco que se esfuerce recuerda el noviazgo con el que iba a ser su marido, Patricio Alonso, que tuvo que ir a la guerra durante tres largos años. También tiene recuerdos hacia su padre, Francisco Sanabria, y su oficio de esquilar, «por el que cobraba tres perras por una oveja».

Tras desayunar, cada día escucha la misa con los cascos en sus oídos. Más tarde pone atención a las noticias. María Jesús Alonso, una de sus hijas, con la que vive desde hace años, asegura que «la veo como siempre, parece que no pasa el tiempo por ella». Por su parte, su yerno Even Fraile señala que «no da un ruido». Por la tarde, uno de sus pasatiempos favoritos es rallar pan con un rallador que hizo su marido con madera y un trozo de hojalata, antes de que llegue la cena, en la que no faltará la ensalada de lechuga, bebiendo al final el aderezo. De todo lo que oye sobre la actualidad y el incierto futuro, no duda en expresar: «qué sé yo lo que va a pasar, lo que sucede es de toda la vida, el niño Jesús hace mucho que nació y ya le persiguieron».

Pero el mayor orgullo de Natalia es su familia. Sus hijos Esperanza, Rafaela, Begoña, Natividad, Miguel Ángel, Conchi, Ignacio y María Jesús, sus 26 nietos y sus 31 bisnietos, a los que en breve se sumara uno, y una tataranieta que también nacerá en las próximas semanas. Hasta que la vista se lo permitió, leyó El Norte de Castilla, quizás con el orgullo de saber que sus hijos Ignacio y Miguel Ángel trabajaban en el centenario periódico de linotipistas. El próximo sábado se podrá encontrar con todos ellos en Rioseco en una multitudinaria comida familiar. A todos ellos les pide que «se lleven bien, que es lo más importante de la vida».

Publicidad

«Me encuentro muy a gusto»

Pero, junto a muchos momentos de gran alegría, la veterana vecina de Villabrágima también ha pasado tiempos de dolor, como cuando tuvo que decir el último adiós a su esposo y, años después, a su hijo Patricio, con 64 años, mellizo de Jesús, que ya había muerto décadas antes al poco de nacer, pero también al conocer el fallecimiento en accidente de su nieta María Paz con 31 años. Porque, como en todas las familias, «había ratos que había que llorar y ratos que había que reír».

Ahora, solo espera que «Dios me coja en buena hora, y le pido que perdone mis faltas». No obstante no renuncia a seguir viviendo, porque «me encuentro muy a gusto, me siento muy querida y me tratan muy bien, y si tengo que llegar a otro año, se los agradeceré a Dios».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad