Raquel Blasco, médica especialista en medicina deportiva
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Raquel Blasco, médica especialista en medicina deportiva
«El 80% de las muertes súbitas se pueden prevenir con un correcto reconocimiento médico»Con la muerte de Sebas Illiev, el adolescente de 15 años que fallecía el pasado miércoles (17 de enero) tras un entrenamiento de fútbol en ... Zaratán, son muchas las preguntas que se abren a debate. Raquel Blasco, experta en Medicina Deportiva, internista, miembro de la Junta de Gobierno de la Sociedad Española de Medicina Deportiva y de la Unidad de Ejercicio de Synergia, desvela cuáles deben ser las claves de un reconocimiento médico para deportistas y cómo prevenir posible patologías deportivas.
La inversión en reconocimiento médicos de calidad es necesaria e imprescindible con el fin de evitar «algo tan trágico como la muerte», apunta antes de incidir en que «mi objetivo como médica de Medicina Deportiva es evitar la muerte de los deportistas durante el ejercicio físico».
«Si lo que le ha pasado a mi hijo puede ayudar a que los controles y los reconocimientos a los chavales jóvenes que juegan al fútbol sean mucho más exhaustivos, una parte de mí estará feliz», apuntaba ayer Kerana Ivanova, la madre de Sebas, el menor de 15 años fallecido en Zaratán, en relación a los controles médicos, quien añadía que «como madre de un niño que acaba de fallecer me gustaría recalcar que cuando nuestros niños van a un reconocimiento médico anual para jugar en un equipo de fútbol quizás deberíamos invertir algo más que cinco euros en ello».
Raquel Blasco, en este sentido, resalta tres acciones imprescindibles que no pueden faltar en un reconocimiento médico completo a cualquier deportista, independientemente de cual sea su disciplina: «Tiene que contar con una exploración física completa, lo más centrada posible en lo que nos puede matar –la zona cardiorrespiratoria–; una entrevista completa sobre patologías, posibles enfermedades hereditarias y antecedentes personales y familiares que pueden hacerte sospechar de que esa persona puede tener cierta patología; e, imprescindible, algo que el chaval de Zaratán no tenía, un electrocardiograma de doce derivaciones».
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«Dado que no hay una homogeneidad en los reconocimientos deportivos, se exige muy poco para firmar la ficha federativa de los jóvenes que practican un deporte escolar», reconoce Raquel Blasco. Una acción, la de firmar dicha ficha federativa, que se realiza en «innumerable ocasiones como un acto administrativo» cuando, a su juicio, «nunca debería ser así».
«No es firmar un papel. Dicha firma acredita la validación de que previamente se ha hecho un reconocimiento completo que permite al médico asegurar, en la medida de lo posible, que no va a pasar nada grave durante la realización del esfuerzo físico. El médico encargado ha de tener las habilidades necesarias para certificar eso con rigor profesional», puntualiza Blasco acerca de cómo se llevan a cabo los reconocimientos médicos a los niños y niñas que practican deportes.
«Con un reconocimiento médico completo salvamos hasta en un 80% las posibilidades», puntualiza antes de añadir que una vez realizado el reconocimiento es necesaria una valoración: «Si todo está correcto se firma la ficha federativa, pero si hay algo que nos hace sospechar de alguna posible patología, bien sea el electrocardiograma o los antecedentes clínicos o hereditarios, las pruebas han de continuar», propone Blasco.
La muerte súbita del deportista «es una muerte que en el 25% de los casos avisa previamente con síncopes o cuadros de mareos». El problema se ocasiona en los casos restantes, «que no entran en ese mínimo 25%, pero que se pueden prevenir, de manera primaria, con un reconocimiento médico completo que debe tener como obligatorio un electrocardiograma, ya que una prueba de esfuerzo no es un reconocimiento médico mientras no tenga electrocardiograma». Y después, añade, llega «una prevención secundaria en la que hay que tener dos cosas claras: la medicina no es una ciencia exacta y a cualquier médico puede pasarnos que no atinemos con la patología pese a las pruebas necesarias». En ese caso, ahonda, «podemos sacar adelante a la persona con un desfibrilador, porque todas las muertes súbitas se producen por una fibrilación ventricular, en la que el corazón late pero el latido es ineficaz. Pero Para eliminar una fibrilación ventricular es necesario un desfibrilador», explica Raquel, que lucha desde todos sus puestos de trabajo para que todos y cada uno de los lugares donde se realizan actividades deportivas tengan uno.
Desde la muerte de Antonio Puerta, el 25 de agosto de 2007 durante el partido entre el Sevilla y el Getafe a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio, todos los campos de fútbol profesional tienen un desfibrilador en el campo de manera obligatoria. «También es obligatorio tener un aparato de estas características en las instalaciones deportivas que superen los 500 usuarios diarios, pero en muchos campos de fútbol por desgracia no hay, aunque sé de primera mano que este equipo de Zaratán si que tenía», reconoce Raquel Blasco.
«Un desfibrilador cuesta 700 euros. Pero lo que cuesta es la formación de cinco o seis personas del club deportivo que todos los equipos deberían tener. Es cuestión de ponerse a vender pulseras o llaveros y organizar la rifa de un jamón y ahí lo tienes. Algo tan simple puede salvar muchas vidas», recomienda la médica especialista en medicina deportiva. Raquel Blasco finaliza lanzando un mensaje de tranquilidad pero también de responsabilidad: «El 80% de las muertes súbitas en deportistas se pueden prevenir gracias a un correcto reconocimiento médico».
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