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Los vecinos de Villasexmir procesionan a su Beato Florentino cada 9 de agosto CRISTINA PASTOR

La milla de oro de los beatos está en Valladolid

Villasexmir, Torrelobatón y Adalia, tres pueblos separados por muy poca distancia, tienen entre sus hijos más ilustres a tres venerados beatos, que son modelos de virtud

Laura Negro

Valladolid

Lunes, 21 de agosto 2023, 00:01

Enclavados en el corazón de los Torozos, comarca de tradición y fe, se encuentran Villasexmir, Torrelobatón y Adalia. Tres pueblos vecinos separados por unos pocos kilómetros de distancia y que bien podrían ser conocidos como la 'milla de oro de los beatos'. Estos tres pequeños ... municipios tienen en común el hecho de tener entre sus hijos más ilustres a tres venerados beatos, figuras que han dejado una huella indeleble en el corazón y el espíritu de sus habitantes. Hombres cuyas vidas se convirtieron en modelos de virtud y que muchos años después de su fallecimiento siguen despertando veneración y devoción.

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Florentino Asensio en Villasexmir

Villasexmir es el primer pueblo de esta sagrada trilogía. Allí, el beato Florentino Asensio Barroso es una figura que ha dejado una profunda huella y se ha convertido en un ejemplo a seguir. Nació el 16 de octubre de 1877 en una modesta vivienda que todavía se conserva y en el seno de una familia numerosa. Sus padres eran tenderos. En aquella época, la localidad pertenecía a la diócesis de Palencia. Siguiendo los pasos de su hermano Cipriano, inició su carrera sacerdotal ingresando en el seminario de Valladolid en 1888. Fue profesor de Metafísica de la Pontificia Universidad de Valladolid y en 1910 obtuvo una canongía en la catedral metropolitana. Desde 1925 fue párroco de la parroquia de la catedral de Valladolid y en 1936, y en contra de su voluntad (se negó dos veces hasta que se plegó a la petición del Papa), tomó posesión como obispo de Barbastro. Allí, en plena Guerra Civil, fue salvajemente torturado, llegando a cortarle los testículos. Fue fusilado el 9 de agosto de 1936 y cuentan, que antes de morir, les dijo a sus captores: «Os perdono». Así lo relató años después uno de ellos.

Su proceso de canonización comenzó el 29 de abril de 1953, siendo beatificado en Roma por el papa Juan Pablo II el 4 de mayo de 1997, en presencia de un buen número de sus paisanos de Villasexmir. Desde aquel momento, esta localidad celebra cada 9 de agosto una misa, procesión y una gran comida de hermandad en honor a su beato. Este año, además, le han dedicado una preciosa alfombra floral sobre la que pasó la procesión. «Para mí tener un beato en mi pueblo, es un orgullo muy grande. Yo le tengo muchísima fe», dice emocionado Valentín Pastor. «Todos los años celebro su fiesta y siempre que puedo le saco en procesión», añade.

Al igual que Valentín, el resto de vecinos de Villasexmir le admiran y veneran por su humildad, sacrificio y compasión y por morir perdonando, amando y sirviendo. Así lo destaca Félix Pérez, diácono de la localidad. «Florentino fue una grandísima persona, un gran hombre, gran intelectual y un gran santo. Él fue otro Cristo. Fue a Barbastro sabiendo que sería martirizado y el ejemplo que nos dejó es que murió perdonando a sus enemigos y rezando por ellos. Era un pastor volcado en sus fieles», destaca. «El pasado año celebramos el 25º aniversario de su beatificación y vamos camino de la canonización. Para el pueblo es un gran orgullo. Florentino es ejemplo de piedad, de mansedumbre y de imitación de nuestro señor. En Villasexmir lo impregna todo. A él ya se le atribuye un milagro y tiene que realizar otros dos y que estos sean estudiados por la Iglesia para elevarle a santo», añade Pérez, mostrando la reliquia del beato.

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El diácono de Villasexmir, Félix Pérez, ante la imagen del Beato Florenteino Asensio R. UCERO

El milagro que se le atribuye tiene nombres y apellidos y se les puede encontrar el día de la fiesta acudiendo a la iglesia. Isabel Martínez, a la que llaman Ana, y Pablo Alonso. Ellos son madre e hijo. «Pablo nació el 9 de agosto de 1997. El día que también nació el beato Florentino y en el año de su beatificación. Tuve muchas complicaciones en el parto, una eclampsia que me dejó en coma. Pablo nació con falta de oxígeno y los médicos se lo pusieron muy mal a nuestra familia. Estábamos muy graves y mi marido, que es de Villasexmir, se encomendó al beato por el día que era. Veintiséis años después, aquí estamos los dos disfrutando año a año de la festividad, todo gracias a él. Le tenemos mucha fe», comenta Ana.

Ana y Pablo son devotos del Beato Florentino. RODRIGO UCERO

Edmigio en Adalia

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A pocos kilómetros de allí, está Adalia, pueblo que presume de su beato Isidoro (Edmigio) Primo Rodríguez, el más desconocido de los tres. Nació el 4 de abril de 1881, hijo de Mariano y de Leandra. Fue bautizado el 10 de abril en la iglesia parroquial de Santa Eulalia y El Salvador, y confirmado el 2 de julio de 1893. A los siete años quedó huérfano de padre e ingresó en el internado de los Hermanos en La Santa Espina, donde sintió la llamada de Dios. Tomó el hábito el 8 de octubre de 1898, recibiendo en aquel momento el nombre de Hermano Edmigio. Ejerció su ministerio apostólico en distintos puntos de la geografía española. En plena contienda civil, en 1936, el Frente Popular en Almería dio orden de arrestar a todos los enemigos de la revolución, en particular a los sacerdotes y los religiosos. El hermano Edmigio se encontraba entre los siete hermanos de La Salle que fueron detenidos. Fue encerrado en prisiones improvisadas y sometido a privaciones, malos tratos y burlas. Los siete fueron asesinados, sin juicio, por el crimen de haber profesado y enseñado la fe católica. El hermano Edmigio, el 30 de agosto de 1936, recibió un balazo en la cabeza. Su cuerpo fue arrojado a un pozo profundo. Fue beatificado, junto al resto de sus compañeros, el 10 de octubre de 1993 por Juan Pablo II. «Nació en Adalia y aquí fue bautizado, pero ninguno de los vecinos llegó a conocerle ni tuvo conocimiento de él, hasta que nos llegó la notificación de que se le iba a beatificar. Fue una alegría para todos saber que un hijo del pueblo iba a subir a los altares por haber defendido la fe hasta el extremo», apunta Enrique Holgueras, párroco del municipio.

Enrique Holgueras, párroco de Adalia, en la iglesia en la que fue bautizado el Beato Edmigio R. UCERO

Bernardo de Hoyos en Torrelobatón

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Torrelobatón es el tercer pueblo de esta trinidad espiritual. Bernardo Francisco de Hoyos es su beato, venerado en el mundo entero por ser el principal apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Nació el 21 de agosto de 1711 en la localidad. Hijo de Manuel, notario del Ayuntamiento, y de María Francisca, hija del alcalde, estudió en los colegios jesuitas de Medina del Campo y Villagarcía de Campos y emitió los votos simples perpetuos con 17. Después cursó Filosofía en el Colegio de San Pedro y San Pablo de Medina del Campo, hoy parroquia de Santiago el Real, pasando en septiembre de 1731 a hacer Teología en el Colegio de San Ambrosio de Valladolid, actual Santuario Nacional de la Gran Promesa. Allí conoce el culto al Corazón de Jesús y tiene las experiencias místicas que le llevan a su difusión por toda España. No había cumplido la edad necesaria para ser sacerdote, pero gracias a una dispensa especial, fue ordenado presbítero el 2 de enero de 1735. Cuatro días después celebró su primera misa en el colegio de San Ignacio de Valladolid, hoy parroquia de San Miguel y San Julián, al cual se trasladó en agosto del mismo año. Pocas semanas después enfermó de tifus y falleció el 29 de noviembre de 1735 con solo 24 años. Sus restos fueron enterrados en ese mismo edificio y después trasladados, sin que se sepa actualmente su paradero.

Se le atribuye su intercesión en la curación en 1936 de la joven Mercedes Cabezas, de San Cristóbal de la Cuesta (Salamanca), desahuciada por los médicos a causa del tifus y un grave tumor. Fue beatificado el 18 de abril de 2020 en el paseo Central del Campo Grande de Valladolid, en una eucaristía presidida por Monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, como representante pontificio. Fue la primera beatificación celebrada en Castilla y León.

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Con el objetivo de difundir y mantener su legado, en el año 2008 nace la asociación cultural Bernardo F. de Hoyos. «Este jesuita fue un referente en el pueblo. Su casa natal, que ha sido recientemente restaurada, se ha convertido en lugar de peregrinación para muchos fieles de toda España. Aquí se le tiene muchísima devoción. Fue nombrado hijo predilecto de la Villa en 2008 y el colegio, una calle e incluso la asociación de cazadores del municipio llevan su nombre. También las fiestas de agosto son ahora en su honor», explica Alberto Sandoval, miembro de la asociación cultural. «Se está trabajando para santificarle y se está estudiando un nuevo milagro de una paciente de ELA curada de forma inexplicable. En octubre se presentará el milagro en Roma, que deberá pasar un tribunal médico y otro eclesiástico. Es un orgullo que la persona que extendió la devoción del Corazón de Jesús en el mundo, fuera de mi pueblo», remata Alberto.

Alberto Sandoval, en la casa natal del Padre Hoyos, frente a un cuadro en el que aparece representado RODRIGO UCERO

En la provincia de Valladolid hay actualmente 28 beatos y 6 santos. Los tres de Villasexmir, Torrelobatón y Adalia, tres pueblos hermanos, son un lazo que va más allá de lo religioso y que une a la comunidad, les brinda identidad y les infunde una inquebrantable esperanza.

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