Valladolid
La memoria de Rioseco en más de 5.000 fotografías antiguasValladolid
La memoria de Rioseco en más de 5.000 fotografías antiguasOlvidadas en el fondo de cajones y armarios, perdidas entre las hojas de libros, amontonadas en cajas de zapatos es como se encuentran muchas fotografías antiguas, que suponen un valioso documento para entender el pasado más reciente que es preciso rescatar de su pérdida irreparable ... y propiciar su conservación. Una labor que de forma desinteresada llevan haciendo en Medina de Rioseco desde hace unos años la historiadora del arte Virginia Asensio Martínez y el colaborador de El Norte de Castilla y guardia civil Fernando Fradejas de Castro, que ya han conseguido salvar más de 5.000 fotografías llegadas de un centenar de familias que han tenido la generosidad de cederlas.
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Fue en año 2013 cuando se inició el feliz encuentro entre los dos riosecanos cuando Virginia pidió a Fernando que le fotografiase unos planos que no entraban en el escáner para su libro «Un puerto de mar tierra adentro. El Canal de Castilla en Medina de Rioseco». Después llegó la copia de fotos antiguas del riosecano Antonio Rodríguez para esta misma publicación junto a otras actuales. En ese momento, los dos riosecanos, ante la preocupación de que muchas fotos antiguas se pudiesen perder, iniciaron su recuperación digital en una labor que iniciaron con las fotos del veterano vecino Santiago Ibáñez.
Una trabajo que, en sus momentos iniciales, tiene mucho de detective, para llegar a saber dónde están las fotografías, y de diplomacia, para lograr que sus propietarios accedan a dejar que hagan una copia digital. Tras concertar una cita, los dos riosecanos se acercan a la casa con el fin de que las fotos no salgan de allí para que no se extravíen y se pierdan. Es el momento de pasar una tarde en la que, mientras Fernando reproduce las fotos, Virginia «va tirando del hilo» para tomar notas respecto al año, el lugar, las personas que aparecen, si son del legado familiar, si han llegado de otra forma o alguna historia que sea de interés. También se pregunta cómo quieren que se cite la procedencia de las fotos si como cesión de la familia o de una persona particular. En algunos casos, incluso se han ordenado las fotos y se han dado consejos para su mejor conservación, como el de no pegar en álbumes, el de guardarlas en sobres o el de si se escribe por detrás hacerlo en un extremo y con lapicero.
Ya en casa, Fernando tendrá el trabajo de que tengan la mejor calidad posible, ya que «la foto ha pasado de papel a digital». Por su parte, Virginia pasará a limpio todas las notas y, tras recibir las fotos, intentará, de no tener fecha, datarlas, «aunque solo sea en la década». Tras más de tres años, este trabajo dio su primer y exitoso fruto en 2019 con la publicación del libro «Latidos en blanco y negro. Medina de Rioseco, memorias de un pueblo en ventanas de papel», con más de 400 fotografías, que, acompañadas de un interesante estudio histórico de Virginia en aspectos históricos, patrimoniales, sociales, económicos, etnográficos, religiosos o culturales, reconstruyen una buena parte de la historia riosecana del siglo XX.
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En total son más de 5.000 fotografías las que han rescatado del olvido pertenecientes a cerca de un centenar de familias, que, después de su visita, los propietarios «dan más importancia a sus fotos antiguas, se contagian de ese interés que hemos puesto nosotros», asegura Fernando, quien indica que «hay quien luego te llaman para decirte que tiene otro álbum, pero también los que te piden que no se reproduzcan y les intentas convencer y, aunque se insiste para la autorización, se acepta, pero son los menos». La mayoría de las fotos son de personas, de recuerdo, «porque antes era muy raro el que fueran de lugares, y todas están esperando para contarnos algo», como las fotografías de un guardia civil que se jubiló en Rioseco habiendo estado destinado en Guinea Ecuatorial cuando era territorio español.
Por su parte, Virginia revela que «las personas mayores guardan las fotos con mucho cariño y, al verlas, empiezan a recordar, y muchas veces se emocionan al contar las historias familiares que hay detrás de cada foto». También recordó a los que les llamaron para decirles que al leer el libro han llorado porque han vuelto a vivir aquello que nos habían contado de las fotos». Además, cree que el objetivo último «es preservar la memoria de las fotografías, de las gentes y de la historia de Rioseco», porque «muchas de las cosas que cuentan las fotografías no se sabía o las había podido leer en la crónica de un periódico y la foto las pone imagen». De esta manera, es una forma de ver el desarrollo urbanístico de la localidad desde finales del siglo XIX y los cambios que se ha producido, con el Canal de Castilla, el cementerio, el ferrocarril con las estaciones de arriba y abajo. También se aprecia lo que se ha perdido, en cuanto a edificios, pero también a oficios, como el del botero.
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En lo que coinciden Fernando y Virginia es que tendría que haber un archivo municipal que fuera recopilando foto, e incluso adquirir las que se ponen a la venta en distintas plataformas digitales. Los dos piensan en la necesidad de que se publique un segundo libro de «Latidos en blanco y negro», porque «es la forma de que lleguen a todo el mundo». Otro de sus proyectos en una publicación sobre la historia de Guardia Civil en Medina de Rioseco.
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