Medina del Campo se convierte en un museo al aire libre de vehículos clásicos

En comparación a ediciones anteriores, este año la cifra de inscritos ha aumentado significativamente; todo ello gracias, también, por el buen tiempo. «Está un poquito mejor porque ha acompañado el tiempo, la gente está a gusto y se animan», comenta Manuel Martín, presidente de la Club Clásicos Medina del Campo.

Este evento surgió hace ya unos años gracias a la pasión que Martín compartía junto a otros vecinos de la localidad. «Medina siempre ha sido un pueblo de mucho comerciante, mucho transportista y mucho taller asociado. Nos juntamos cuatro que teníamos un poco inquietud por lo que estaba guardado en casa, y por familia y por motivaciones personales y se ha tirado para adelante», explica el presidente.

En su caso, ha acudido a la Plaza Mayor junto a su moto Bultaco Tralla 101 de 1960. Desde hace unos cinco años disfruta de ella, aunque estuvo un año y medio restaurándola. «Es la primera serie que sacaron», menciona. Aunque no es la única reliquia que posee. Entre sus «cacharros», como él los denomina, también tiene varias motos y algunos coches clásicos.

Y en cualquier concentración de este estilo que se precie no puede faltar un Seat 600. Uno de ellos es de Carlos Sánchez, vecino de Ávila que comparte esta pasión junto a su mujer. «Tengo una afición desde siempre a los coches y motos clásicas. Un día hace como 12 años me dio por lanzarme a una aventura y comprar un coche para que fuese restaurado; que fue un Mercedes antiguo del año 1960. Y, desde entonces, me gusta acudir a concentraciones», detalla. Hace dos años, adquirió un 600 restaurado porque tenía ganas de tener «un coche emblemático de la historia española», puntúa. En concreto, el vehículo tiene cerca de 59 años aunque asegura estar «en perfectas condiciones».

Entre los participantes también se encontraban vecinos de Medina del Campo. Es el caso de Rodrigo Ribón que se ha desplazado hasta la Plaza Mayor con su furgoneta Volkswagen T3 de 1988; un vehículo que usa «todos los días» como medio de transporte y que tiene en sus manos desde hace ocho años. «Siempre me han gustado los coches antiguos; mi padre ha tenido varios», comenta. «Es una afición como cualquier otra. Tendré esta furgoneta hasta que me jubile o hasta que no me quede otra y la venda», añade. «Por aquí hay mucha afición. Todos los de la asociación de Medina con los de los pueblos de alrededor sí que nos movemos por la provincia de Valladolid cuando hay concentraciones», indica.

Por su parte, Óscar Tejedor ha tenido que hacer algún que otro kilómetro para llegar hasta a Villa de las Ferias; pero no demasiados. Tan solo 35 kilómetros que separan a la localidad con Arévalo. Un trayecto que ha realizado junto a su mujer en su Land Rover serie 3 del año 1981. «Llevaba dos años y pico restaurando. El lunes le pasé la revisión y me han dado hasta 2027 porque está considerado histórico», explica. Después de mucho tiempo, hoy ha mostrado en Medina del Campo «el resultado del esfuerzo». Esta pasión que tiene «desde pequeño» le ha llevado a recorrerse varios puntos de la Península Ibérica y a poseer un total de cinco coches vehículos clásicos, siete motos clásicas y catorce bicicletas antiguas.