Medina del Campo ha celebrado su último encierro tradicional mixto con seis novillos pertenecientes a la ganadería salmantina de Vellosino. Un encierro que ha sido rápido y sin incidentes graves entre los corredores en una mañana lluviosa de jueves que además coincide con el último día de estas fiestas de San Antolín.
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La única ocasión de peligro se ha dado en el tiempo que transcurre en el campo, cuando los operarios de las vías de tren se han visto sorprendidos por el avistamiento de un novillo. Esta escena generaba gran desconcierto entre caballistas y organizadores. El astado ha campado a sus anchas durante un tiempo por las vías del Ave, hasta que finalmente ha sido interceptado y sedado como medida preventiva y para evitar un mal mayor.
Los otros cinco novillos acompañados de los bueyes han llegado a la zona del embudo muy rápido en comparación con otras jornadas. Y es que a eso de las 9:30 de la mañana y bajo la lluvia los caballistas daban paso al trabajo de los pastores que son los encargados de conducir a la manada en el recorrido urbano.
Los colores de los paraguas adornaban este recorrido urbano atestado de personas que esperaban la entrada de bueyes y toros. Los pastores y aficionados han conducido a la manada hasta el descansadero de la calle Ciudad Real. Aquí se ha dado un margen de recuperación a los astados para que pudieran volver a dar juego en las calles.
Se da la circunstancia de que en la calle Ciudad Real, en una de las talanqueras de este tramo urbano, se puede observar un ramo de flores blancas y rojas fijado con cinta aislante para que no se caiga o lo lleven.
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El ramo de flores lleva ahí desde el primero de los encierros tradicionales de la villa, y es que cuentan los vecinos que las flores son el homenaje de un vecino de Medina del Campo, del que no logran dar la identidad, a su mujer fallecida. Y es que la señora era una incondicional de los encierros tradicionales y es en este preciso tramo de talanquera que la medinense se ponía cada San Antolín para disfrutar de ver los novillos pasar camino de la plaza de toros. Cabe señalar la anécdota de que fue precisamente al pie de este ramo de flores donde se dio los primeros auxilios al hombre golpeado por un buey en el encierro de la mañana del domingo. Un hombre que a día de hoy se recupera favorablemente.
A la hora de la suelta de las reses desde los corrales del campo, las calles con aficionados taurinos y curiosos que se refugiaban de la fina lluvia bajo el paraguas esperaban el lanzamiento del cohete que alertaba de que un operario volvía a soltar a los toros al recorrido urbano. El cohete ha sido lanzado por uno de lo integrantes de la peña El Alboroto, a instancias de la organización.
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El recorrido urbano contaba quizá con menos gente de lo habitual en estos días de atrás, pero es que la lluvia vuelve el asfalto más resbaladizo y los pastores alertan de que se ha de tener más precaución.
Pastores y aficionados han acompañado la entrada de bueyes y novillos a la plaza de toros de Medina. El coso del Arrabal con el tendido lleno de paraguas y menos abarrotado que otros días, ha sido testigo de la bravura de unas reses que han cerrado los festejos taurinos de San Antolín.
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