Mayorga de Saelices: de San Felices a Saelices, siglos de patrimonio junto al río Cea

Con anterioridad al año 924, los monjes benedictinos de Sahagún fundaron un monasterio en la margen izquierda del río Cea dedicado a San Félix, a cuyo amparo, con el tiempo, surgió el actual pueblo. Su apellido, de Mayorga, recuerda su pasada pertenencia a este municipio. Esta localidad obtuvo la condición de villa en el siglo XIV, durante el reinado de Fernando IV el Emplazado, siendo refrendada en 1336 por Alfonso IX el Justiciero.

Antes de llegar al ayuntamiento, se alzan antiguas casas de adobe, algunas blasonadas. Una leyenda popular cuenta que en un edificio privado, que anteriormente fue fielato, existía un túnel que recorría el pueblo por debajo y llegaba a la dehesa de la Aldea, donde existía un convento.

La iglesia de San Pedro Advíncula, la única de Saelices de Mayorga conserva de su origen románico su cabecera y el muro de la Epístola, donde se halla la portada primitiva, con arquivoltas apuntadas. A comienzos del siglo XVI se varió la orientación del templo, y el muro del Evangelio quedaría englobado en la nueva construcción. Quedó como pies del edificio lo que hasta entonces era la cabecera y la nave del templo románico como nave lateral del nuevo. A los pies de la iglesia se levanta la torre, que presenta dos cuerpos de piedra y uno de ladrillo.

En el templo se puede poner atención a las esculturas de San Antón, al Cristo resucitado y al San Pedro en cátedra, todas del siglo XVIII. También existe un San Roque del siglo XVI y un Cristo articulado del XVII. La sacristía, decorada con bóveda de arista con yeserías, muestra las esculturas de la Virgen del Carmen, del siglo XVIII, y un interesante Cristo del segundo cuarto del siglo XVI.

El templo guarda celosamente 24 reliquias de santos y mártires que se han ido recopilando para la protección del pueblo y que cada mes de julio son adoradas por los vecinos en una fiesta muy especial. Entre las reliquias se puede destacar un trocito de la cruz de Cristo (Lignum Crucis), con el cual se conjuraban las tormentas al toque de las campanas. En las afueras del pueblo se encuentra la ermita de la Virgen de Campablo, un edificio barroco construido en ladrillo de una sola nave y con cubierta plana. Su puerta de acceso tiene un arco rebajado. En su interior se honra la imagen de la Virgen de Campablo, del siglo XVII.