«En un pueblo se consigue disfrutar de ese otro ritmo de vida, más tranquilo, muy diferente al de las ciudades. Disfrutar de un entorno sin tanto ruido, sin tantas prisas ni agobios como puede ser el de los núcleos más grandes»
María Aroma Ruiz Alonso
Alcaldesa de Castroverde de Cerrato
Domingo, 30 de junio 2024, 10:43
No descubrimos nada si destacamos las dificultades que presenta vivir en un pueblo. Uno pequeño, como Castroverde. Uno pequeño como la mayoría de los pueblos de la provincia, o incluso de la región. Nos gustaría tener más servicios, y con más frecuencia, o que aumentaran las inversiones y que eso consiguiera que disfrutáramos de mejores y mayores infraestructuras.
Cosas locas como que se vieran todos los canales de la televisión, como que hubiera cobertura de móvil en el medio pueblo en el que falta aún (al menos de un operador, al menos de uno), o como que no tuviéramos que elegir usar el poco dinero que nos llega entre apañar la báscula o arreglar los caminos.
Y no solo es que eso no se consiga (que podemos incluso entender que los pueblos no salimos 'rentables'), es que además tenemos que aguantar cómo la clase política a nivel provincial, regional o estatal nos toma el pelo y utiliza a la 'España vaciada' (si alguna vez tuvo sentido ese nombre lo han 'vaciado' completamente de contenido) como herramienta electoralista.
O ver cómo periodistas y vendehúmos (creadores de contenido parece que los dicen ahora) se inventan programas, canales e 'historias' que no reflejan nuestra realidad y muestran la vida en los pueblos como una parodia, expresamente diseñada para arrastrar espectadores, seguidores o como puñetas les quieran llamar.
De verdad, de corazón, con toda la naturalidad y nobleza castellana: si no nos van a aportar soluciones, váyanse a paseo, no estorben y déjennos vivir en paz, por favor. En la realidad rural necesitamos ayuda y apoyo, y lo agradecemos, pero si no es posible ya nos apañaremos. No se rían de nosotros.
Porque aquí conocemos y disfrutamos de lo bueno y lo bonito que tiene vivir en un pueblo pequeño. Tanto para quienes habitan a tiempo completo como quien lo hace a tiempo parcial, así como las personas que tienen el pueblo como un lugar de vacaciones. En un pueblo se consigue disfrutar de ese otro ritmo de vida, más tranquilo, muy diferente al de las ciudades. Disfrutar de un entorno sin tanto ruido, sin tantas prisas ni agobios como puede ser el de los núcleos más grandes.
Aquí todo se relativiza y las cuestiones y los problemas pierden o ganan valor en escalas diferentes. Largos paseos, aire incansable, sol sin filtros, fríos y calores cuando toca y siempre menos lluvia de la que quisiéramos. Intenso trabajo en el campo cuando corresponde y también días de bodega, almuerzo largo y trago de vino.
Esa es nuestra realidad. Extraordinaria en algunos aspectos, muy mejorable en otros. Quizá no mejor que las vidas de otras gentes, aunque tampoco necesariamente peor. A cada quien le toca vivir una historia, y esta es la nuestra. Y transcurre en Castroverde de Cerrato.
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