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No es posible un segundo aplazamiento del congreso provincial del Partido Popular, como se había solicitado. Fue el dictamen jurídico con el que el PP nacional argumentó que el evento, programado para este 27 de marzo tras postergarse por el estado de salud de Jesús ... Julio Carnero, debía suspenderse. Porque compartían la idea de que era preferible esperar a que Jesús Julio Carnero pudiera estar presente y al no poder aplazarse de nuevo, lo mejor era suspenderlo. Esto conllevaba que se volviera a la casilla de salida. Es decir, que de nuevo se procediera a presentar avales para las precandidaturas, publicarlas, aprobarlas... Todo un proceso que ya se había realizado con la única presentación de Conrado Íscar, que sería nombrado presidente provincial del PP en el congreso.
La respuesta del comité organizador ha sido seguir adelante con la cita, prevista para este sábado, y celebrarlo. Sin Jesús Julio Carnero, cuya familia ha hecho llegar su consentimiento para que se celebre, dado que aún se encuentra recuperándose de la covid-19.
Al no ser posible un nuevo aplazamiento, «porque ello obligaría a su suspensión», la Comisión Organizadora «ha decidido dejar sin efecto la propuesta elevada a la Junta Directiva Provincial para valorar dicho aplazamiento», señala el comunicado hecho público esta noche. Y mantiene, por tanto, la fecha prevista para el congreso provincial.
Un congreso en el que Conrado Íscar debe hacer público su organigrama.
Y ese es, en realidad, el quid de la cuestión.
En Génova se intentan imponer determinados nombres en el esquema directivo del partido en Valladolid. Mercedes Cantalapiedra, ex concejal del Ayuntamiento y senadora del PP, es el que más suena, especialmente para el cargo de secretario general. Es decir, la número 2 del partido. Un puesto muy relevante en la organización del PP. Conrado Íscar, que guarda celosamente sus bazas, siempre ha apostado por buscar un perfil de confianza para ese puesto, alguien a quien conozca bien, en quien pueda delegar y con capacidad de trabajo, por encima de posibles nombres más o menos referentes en el PP de Valladolid.
Este empeño de Íscar en mantener su autonomía a la hora de elegir a su equipo no gusta en Madrid, pese a que se le considera afín al secretario general, Teodoro García Egea. Temen que vuelva a suceder algo similar a lo que ha ocurrido en el primer congreso provincial en Castilla y León, celebrado en Ávila. A Carlos García, designado presidente tras ser el único candidato, se le había pedido que pensara en Patricia Rodríguez, senadora. El mandatario abulense escogió continuar con Juan Pablo Martín como secretario general y nombró a Patricia Rodríguez y a Sonsoles Sánchez-Reyes coordinadoras generales, un peldaño más abajo en el escalafón. Y es que los intentos de Génova por colocar a los más fieles a Pablo Casado en los puestos de responsabilidad empiezan a chocar –como ha sucedido en Sevilla también– con reticencias en los diferentes territorios. Incluso en aquellos en los que, como Valladolid o Ávila, solo había un candidato.
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