«Era un montañero de pata negra», coinciden, aún incrédulos ante lo sucedido, varios amigos de Luis Fraile, el montañero vallisoletano que el pasado jueves falleció tras sufrir un accidente en el Pico Murcia de Palencia. Disfrutaba este vecino de Arroyo de la Encomienda – ... concretamente de La Flecha– de 58 años de un día en la naturaleza, su gran pasión, junto a su hermano Carlos y Luis, un cuñado de este, cuando resbaló –una vez llegados a la cumbre– y cayó 300 metros ladera abajo.
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«Se conocía la Montaña Palentina y los Picos de Europa como el salón de su casa; salir con él a la montaña era una gozada», reconocen sus compañeros de La Senda de Arroyo, una asociación de la que formaba parte desde hacía once años y con quienes realizaba rutas y otras actividades en la naturaleza. No ocultan su «conmoción». Saben que le echarán «mucho de menos porque era pura esencia y sabiduría de nuestras salidas» y se muestran agradecidos por los innumerables rincones escondidos que han «disfrutado» gracias a él. «Siempre ha sido un hombre implicado y muy cariñoso. La Montaña Palentina era su segunda casa», añaden.
Su pasión por el senderismo no era nueva. De hecho, hizo sus primeras salidas cuando era un adolescente, allá por los años ochenta. A menudo organizaba rutas junto a su hermano, el cuñado de este, Epi y Quique, otros dos amigos a los que conocía desde joven, pero que el día del fatal accidente no acudieron.
Fue Luis Fraile uno de los promotores de la Arroyada, una ruta de ocho kilómetros con salida y llegada en Sotoverde que comenzó con éxito su andadura hace años gracias a la implicación y trabajo de un grupo de amigos. Cuando la covid dé una tregua, familiares, amigos, vecinos y compañeros de afición rendirán un sentido homenaje a Fraile. La idea es organizar una salida conjunta a alguno de sus parajes preferidos del norte de Castilla y León.
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Luis Fraile llegó a La Flecha hace veinte años, y allí se asentó junto a su esposa Sonia para crear su proyecto de familia junto a su hijo Álvaro. «Quienes vivimos en La Flecha hacemos mucha vida social. Nos conocemos todos y disfrutamos de la misma forma que se hace en los pueblos de siempre», cuentan algunos de sus conocidos del barrio, que también inciden en que su hijo «se dejaba querer y era muy activo socialmente, siempre con ideas y propuestas de todo tipo buscando el bien del vecindario».
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