En los 24 años que llevo como alcaldesa de Vega de Valdetronco he trabajado mucho por y para mi pueblo. Mi ilusión es que todos los que aquí vivimos tengamos todos los servicios para que podamos tener calidad de vida. Somos un pueblo pequeño, pero tenemos que seguir luchando para que no desaparezca y para ello, necesitamos ayuda de la administración estatal y la autonómica.

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Tengo mucha e ilusión y proyectos por hacer y espero poder realizarlos. Para este año, me gustaría arreglar el depósito de agua, pavimentar varias calles y arreglar la cúpula de la iglesia. Para ello, dependemos de la Diputación. Éste es un año especial, ya que se cumplen 250 años que se construyó la cúpula de la iglesia, que tiene la inscripción: 1773. Gracias al Ayuntamiento, los antiguos lavaderos han sido reconvertidos en un bar, que es ya el lugar de reunión de todos los vecinos. También hemos arreglado el tejado y hemos limpiado las piedras de la fachada de la iglesia. Y aunque este es un municipio pequeño, somos afortunados por disponer de muchos y muy buenos servicios ambulantes: panadería, frutería, carnicería, etc.

Durante estos 24 años, he tenido épocas mejores y peores. El cargo me ha enseñado a valorar más los momentos buenos y a escuchar a la gente, para poder ayudar en la medida de mis posibilidades. Me ha aportado experiencias nuevas, relaciones y, sobre todo, a conocer a muchas personas por las que ha merecido la pena el esfuerzo que supone dedicarse a lo público. Pongo ilusión y ganas en los proyectos que me planteo y seguiré haciéndolo así.

Estamos muy orgullosos de nuestro pasado y de los hijos ilustres de la villa. En este sentido, debo mencionar a D. Bartolomé Sarmentero, natural de esta localidad, obispo de Vic, ya que gracias a él, se construyó nuestra iglesia de San Miguel. Hace unos meses, hemos sabido también que D. Roque Encinas García, sacerdote nacido en Vega, construyó un puente en Balsareny (Barcelona), donde vivió. Fue un buen samaritano, que ayudó a muchas personas necesitadas. Esto lo sabemos, porque el año pasado hizo 250 años de la construcción del puente, y para su celebración el ayuntamiento de aquella localidad contactó con nosotros.

Quiero recalcar que la vida en los pueblos pequeños, como éste, se disfruta de momentos entrañables, de la amistad, del campo y de la tranquilidad que no se tiene en las ciudades. Pero tenemos la suerte, que estamos bien comunicados, a media hora de la capital y de pueblos más importantes, tanto de Valladolid como de Zamora. Después de la pandemia que todos hemos sufrido, éste es el mejor momento para valorar la vida en nuestros pueblos. Yo, en concreto, me siento muy orgullosa del mío.

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