Algunos de los agraciados celebran en el bar Mario de Ataquines que les ha tocado la Lotería con uno de los décimos premiados en la mano. Rodrigo Jiménez

Valladolid

La Lotería llena Ataquines de alegría: «Voy a gastar todo en juerga»

Varios de los 40 décimos agraciados con el segundo premio fueron compartidos por varias personas en este pueblo vallisoletano de 548 habitantes

Marco Alonso

Valladolid

Domingo, 23 de julio 2023, 00:30

Hoy no hay más ricos que ayer en Ataquines, por mucho que ayer tocase la Lotería. El medio millón de euros que se despachó desde la barra del bar Mario ha estado tan repartido que no se verán Lamborghinis ni Ferraris por la Plaza ... Mayor de este pueblo vallisoletano, pero los 40 décimos vendidos en la barra del número 21.162 –agraciado con 12.000 euros al décimo– han servido para algo mucho más importante que llenar las calles de coches de alta gama: han hecho que todo un pueblo disfrute de una inmensa alegría al 'unísono'. Para corroborarlo solo hay que escuchar a José Luis, un vecino que llevaba años abonado al 21.162 y que hace dos semanas dejó de comprarlo porque nunca le tocaba. «A pesar de todo, estoy muy contento porque ha tocado a mucha gente del pueblo», explicaba este hombre mientras jugaba a las cartas con algunas de las personas a las que sí les había tocado y que, como buenos jugadores de mus, fueron de farol y negaron llevar en el bolsillo uno de los décimos premiados.

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Pero no todos los premiados quisieron ocultar sus cartas. Algunos de los vecinos gritaron a los cuatro vientos que les había tocado la Lotería, como Javier Sanz, el panadero jubilado del pueblo. «Yo llevo un décimo y me lo voy a gastar todo en juerga», reconocía este vecino en el bar donde le vendieron el décimo. Más comedido fue Florentino González 'Tinito', que llevaba un décimo a medias con su hermana, Rosa, y aseguraba que este pequeño 'empujoncito' económico le iba a servir para «tapar agujeros».

Ataquines debe tener más agujeros que un queso gruyer porque cada uno de los premiados que mostraron su décimo dijeron que iban a destinar el premio a taparlos. Otro de esos 'tapadores de agujeros' fue Venancio Martín, aunque reconoció que poco iba a poder tapar con lo que iba a percibir. «Me llamó mi sobrina para decirme que me había tocado el gordo, que lo había escuchado por la radio, pero luego me volvió a llamar para decirme que lo que me había tocado era un segundo premio, que es una miseria», afirmaba este vecino en la barra del bar Mario con una extraña mezcla de humor, alegría y resignación.

El segundo premio de la Lotería no interrumpe la partida de mus en Ataquines. Javier Sanz muestra su décimo y detalle del 21.162 en las manos de Florentino Fernández. Rodrigo Jiménez

Al otro lado de la barra en la que Venancio tomaba algo estaba la camarera Daniela Sofron, que llevaba un décimo a medias con la hermana del dueño, Mónica Cabo. «Este número se ha vendido aquí toda la vida, incluso con los anteriores dueños. Y algunos clientes me decían que soy gafe porque en los últimos sorteos no nos había tocado ni el reintegro. No debo ser tan gafe», explicaba esta mujer, que lleva seis años sirviendo en este establecimiento.

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La alegría se podía palpar en este pequeño pueblo de 548 habitantes, ubicado al sur de la provincia. Pero en las celebraciones faltaba una pieza fundamental: el dueño del bar, Mario Cabo, que se encontraba en otra celebración, concretamente en una boda. Y desde allí, poco después de escuchar el sí quiero de una de sus sobrinas, anunció que hoy domingo ha contratado a la charanga 'El Chupinazo' para celebrar por todo el pueblo, de 12:30 a 14:30 horas, que la Lotería ha llenado de ilusión cada rincón del municipio. «Vamos a montar una gran fiesta porque el pueblo se merece celebrar esto por todo lo alto», explicó Mario poco antes de adelantar que esta buscando un grupo de flamenco para que actúe mañana y cierre la fiesta.

Cualquier motivo es bueno para una celebración, pero este lo es aún más, si se atiende a las palabras del dueño del bar. «Las cosas no están bien. Algunos clientes tienen pensiones tan bajas que muchas veces no les llega para llegar a fin de mes y esta pequeña inyección nos va a venir bien a todos», concluyó este hostelero, que lleva varios décimos premiados y no quiso desvelar el número, aunque asegura que el mayor premio para él ha sido «haber llevado felicidad al pueblo».

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