Valladolid

Laia, la primera bebé en doce años en Matilla de los Caños

Laia hace el número 111 en el padrón de este pequeño pueblo. Un padrón que aunque está en números rojos, va viendo cada vez, más brotes verdes. Sus padres, José María García e Irene Mendi y su hermana Noa, de 3 años, llegaron hace 2 a este municipio, del que sobre todo les atrajo, «su paz y tranquilidad». Él es natural de Santa Eufemia del Arroyo, ella de San Sebastián, y cuando surgió el amor, decidieron buscar un lugar en el que establecer su vida. A ambos les apasiona el medio rural y tras vivir en varios pueblos de la provincia, finalmente han encontrado su sitio en Matilla. «Buscábamos una casa típica de pueblo, con garaje y patio para nuestra perra. Nos encanta la paz que nos dan los pueblos y aquí estamos muy contentos», dice ella, que trabaja como médico rehabilitador en Valladolid, mientras que su pareja trabaja como técnico en una empresa de maquinaria agrícola en Tordesillas. Matilla les quedaba «a mitad de camino a ambos» y la vivienda que encontraron era lo que ellos buscaban. «Es un pueblo muy tranquilo, con estupendos accesos. Nos han acogido muy bien y hemos hecho grandes amistades. Hemos acertado por completo», dice él.

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Sergio García

Esa cercanía y familiaridad con los vecinos es lo que les terminó de convencer. «Si tienes cualquier problema, tienes la tranquilidad de poder contar con todos. Enseguida están dispuestos para ayudar. Aquí tenemos una gran calidad de vida. Dormimos muy tranquilos y tenemos mucho sitio para pasear. No nos gustan las aglomeraciones, por eso Matilla es perfecto para nosotros», cuenta esta pareja.

Noa tiene 3 años y es la perfecta hermana mayor para Laia. Le gusta dirigir su cochecito, siempre bajo la atenta mirada de sus padres y también de su abuela Maite, que estos días está con ellos en el pueblo y también se ha sentido muy bien recibida por todos. La cercanía de este pueblo con Tordesillas es una gran ventaja. Noa acude allí al colegio y de vez en cuando, por las tardes, se queda allí en el parque, jugando con más niños. «En el pueblo, juega también mucho con Sergio, el niño de 12 años. Han hecho buenas migas. Ella es muy feliz aquí», dice Irene.

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Y para felicidad, también la de Juan Antonio, el alcalde, cada vez que tiene que empadronar a un nuevo vecino. «En Matilla tenemos 6 menores empadronados, las dos más pequeñas son Noa y Laia, pero concretamente desde que nació nuestro querido Sergio, que ya tiene 12 años, no teníamos ningún recién nacido. Nos ha llenado de alegría», celebra el regidor. «Para cualquier pueblo, el hecho de que nazca un niño, supone un rayo de esperanza. Vamos a ver si somos capaces entre todos de llenar esa denominada España Vaciada, poquito a poquito, con familias jóvenes como la de José María e Irene, que han echado raíces aquí. Están tan integrados que ella ha decidido ir de segunda en la candidatura a la alcaldía conmigo. Eso si que es comprometerse con el pueblo», informa muy satisfecho este regidor, que en el último año ha visto como el pueblo mejoraba sus estadísticas. «Cada vez más gente se anima a empadronarse en el municipio, lo que ha hecho que hayamos llegado una cifra bastante importante para nosotros, 111 vecinos, incluyendo a Laia. Esperamos seguir en esa misma línea y muchos más se censen con nosotros. Serán todos bienvenidos», remata ilusionado al ver que la vida continúa en su pueblo. Laia ha todo un rayo de esperanza para la España Vaciada.