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Después de dos años, en Laguna de Duero había ganas de fiesta y de recuperar una de sus tradiciones más arraigadas, la de celebrar el Día de la Vieja, coincidiendo con el miércoles de la mitad de la Cuaresma. Cientos de laguneros se han reunido ... este miércoles en el Área Recreativa Los Valles para una jornada lúdica y gastronómica que tiene su origen en tiempos inmemoriales, cuando los antiguos arrieros llegados desde la capital del reino, pernoctaban con sus ganados en el lugar en el que hoy se asienta la urbanización de Prado Boyal, que significa el prado de los bueyes.
Aquellos ganaderos celebraban esta festividad que los laguneros acabaron haciendo suya y que servía para aliviar los rigores de la cuaresma. La Vieja hace semanas que preside el balcón de la Casa Consistorial. Se representa con una figura de cartón o de madera, con siete piernas, que se van serrando, una por cada semana de cuaresma.
La tradición manda y ayer miércoles, los laguneros merendaron en el campo la típica tortilla de patata y chorizo. Pero no se trató de una tortilla cualquiera, sino una de enormes dimensiones y 220 kilos de peso, que necesitó de seis horas de trabajo de ocho personas, para ser cocinada y para darla la vuelta. En ella se emplearon 10 litros de aceite, 900 huevos, 150 kilos de patatas (140 ya peladas), 21 kilos de chorizo y 20 kilos de cebollas.
Los cocineros repartieron entre 800 y 900 raciones entre los vecinos y amigos del municipio. «Empezamos a las 10:00 de la mañana a pelar patatas, luego las picamos y las freímos. Lo más complicado de todo es que cuaje bien, porque la hacemos en una paellera y si ponemos mucho fuego, se quema, y si ponemos poco, no se hace. Hemos tardado 2 horas hasta que ha cuajado del todo», explica Jesús Martín, un lagunero con 30 años de experiencia cocinando para multitudes. «El peso final de la tortilla ronda los 220 kilos, tiene un diámetro de 1,80 metros y un grosor de 10 centímetros. Me gustaría hacerla más grande todavía, pero no queremos que sobre. Después de dos años sin celebrar esta fiesta, teníamos muchas ganas de retomar. La alegría de la gente nos contagia, sobre todo, si sale bien, porque todo son felicitaciones. La verdad es que hay que estar un poco loco para hacer una tortilla de estas dimensiones», bromea poco antes de dar la vuelta al inmenso manjar.
La jornada, que fue organizada por la Concejalía de cultura del Ayuntamiento, culminó con juegos populares e infantiles.
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