Viandantes y dos clientes en una terraza. Santiago Bermejo
Coronavirus en Valladolid

Laguna de Duero se autoconfina a dos velocidades

El mensaje del Consistorio de restringir al máximo los movimientos cala por desigual entre los vecinos en su día a día

Sofía Fernández

Viernes, 22 de enero 2021, 07:09

Lo repiten por activa y por pasiva las autoridades sanitarias, a las que se han sumado en los últimos días los alcaldes de localidades como Tordesillas,Cigales o Valdestillas, que piden a sus vecinos «autoconfinarse» para ganar a la covid. Laguna ... de Duero ha visto cómo, al igual que en muchos municipios de la provincia, día a día el número de contagios crece de forma preocupante. El martes el alcalde, Román Rodríguez, recomendaba salir solo para lo esencial: trabajo y compras de primera necesidad. Si bien es cierto que gran parte de la población tiene miedo a que la situación empeore, la sensación que daba ayer este pueblo vallisoletano de 22.000 habitantes era la de una población que se ha acostumbrado a vivir con el virus.

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A dos velocidades. Así marchaba ayer Laguna. Goteo de gente de todas las edades en las calles, que prefiere hacer deporte o pasear durante la mañana (pese a la recomendación de no salir a menos que sea imprescindible) y comercios vacíos que apuran como pueden los nuevos horarios para atraer clientes.

Las terrazas de los bares que siguen abiertos estaban tímidamente ocupadas, principalmente en las calles del centro donde jóvenes, adultos y personas mayores hacían un parón a media mañana para tomar un café, una caña o un chato de vino cerca de la Avenida Madrid, una de las arterias principales.

Los comercios vacíos y las terrazas de los bares con escasa ocupación conviven con el goteo de gente de todas las edades en la calle

Con estufas, toldos o cristaleras, los hosteleros tratan de atraer como pueden a los clientes 'más valientes', cuyo mensaje de confinamiento voluntario no ha calado demasiado.

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En general los vecinos notan menos movimiento estos días, aunque no un ambiente de confinamiento. La afluencia va por zonas y negocios. Es la una del mediodía, Roberto Rojo no tiene un solo cliente en el bar la Plaza. «Se nota mucho que no hay tanto movimiento. Incluso entre la clientela fiel muchos han dejado de venir, tanto jóvenes más mayores. De hecho, los jóvenes han sabido adaptarse muy bien a las normas y se cortan a la hora de ir al bar», explica el dueño de este local que sigue a flote gracias a la comida y los cafés o caldos para llevar. Rojo nota el confinamiento y la lluviosa jornada no anima a mejorar el incierto panorama de su negocio.

Un hostelero en un bar de la localidad. S. Bermejo

Cerca de allí, Nagore Barrengoa ordena su pequeña tienda de ropa Ellette, que da la bienvenida a los clientes con gel y guantes a la entrada. Acaba de sacar página web como una forma de sobrevivir a la prolongada situación de epidemia. «Los negocios estamos mal, los casos de covid siguen subiendo y no hay una buena situación, a ver si con el cribado de este fin de semana se puede controlar más todo esto».

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A unos metros, en la carnicería Geñín siguen atendiendo a los clientes en un goteo constante durante la mañana. Es la franja horaria que prefieren los clientes. «Se está comprando mucho menos que en el confinamiento de marzo, la gente no hace pedidos de tanta cantidad porque no hay miedo a quedarse sin producto».

La lluvia y el viento cortaron el flujo de viandantes, que aseguran «solo salir para lo imprescindible. Médico, compras esenciales y farmacia. Lo fundamental, y se compra para más días porque los supermercados son un foco de contagio, hay mucha gente y nadie controla los aforos», explica Gregoria Morales, vecina de 63 años que no ha parado de trabajar como limpiadora desde que estallase la pandemia. «Seguimos al pie del cañón. Hay que tener mucho cuidado; a ver si el sábado se anima la gente al cribado».

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«Está bien el mensaje que han lanzado desde el Ayuntamiento, sobre todo para aquellas personas que aún dudan de que las cosas estén mal. No tenemos pensado llevar a cabo más medidas que las contempladas en el Real Decreto, me parece absurdo cerrar pequeños comercios con aforo muy limitado», asevera Juan González, presidente de la Asociación de Comercio, Industria y Servicios de Laguna de Duero.

El regidor, Román Rodríguez, confía en que en los próximos días la gente «se conciencie y se quede en casa;es lo mejor para el pueblo y para facilitar el trabajo a los sanitarios».

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