El joven que murió de un disparo en La Cistérniga era vallisoletano, vivía en Aranda y tenía antecedentes

El fallecido, B., tenía 27 años, era vallisoletano de nacimiento y tenía su residencia habitual en Aranda de Duero (Burgos). Fuentes policiales han confirmado que el joven, y puede que de ahí el entuerto inicial sobre su identidad, tenía una orden de busca y captura en vigor y estaba siendo investigado, en este caso por la Policía Nacional, por distintos delitos, entre ellos, uno vinculado al tráfico de drogas y otro de proxenetismo.

Sea como fuere, el joven de 27 años encontró la muerte en la madrugada del lunes después de entablar una fuerte discusión con otro varón junto al antiguo mesón, situado en una vía paralela a la travesía de la carretera de Soria, en las afueras de La Cistérniga. Allí varios testigos -en el interior del local se celebraba un concierto y había en torno a una treintena de personas- afirman que vieron a los dos discutir y alejarse del aparcamiento exterior de la finca por la calzada (hacia el pueblo) hasta que, de repente, escucharon un disparo y el joven cayó abatido sobre la calzada.

La víctima fue atendida por, al menos, dos personas que se encontraban en la puerta de la sala de fiestas (privada y con acceso restringido, en teoría, a socios) y por un trabajador que circulaba por esta vía camino al cercano polígono industrial de La Mora. Fue evacuada con vida al Clínico, donde ingresó en estado crítico y donde falleció a media mañana del mismo lunes. La autopsia, realizada en el Instituto de Medicina Legal de la capital, confirmó que el joven recibió un único disparo mortal a la altura del tórax de un arma corta, según han confirmado este martes fuentes de la investigación.

El sospechoso del crimen, un varón de unos 35 años, logró huir del lugar a bordo de un turismo. Su descripción y la del vehículo, aunque algunas contradicciones, fue aportada por distintos testigos a los investigadores de la Guardia Civil. Los agentes buscan ahora al autor, como mínimo, de un delito de homicidio, sobre el que ya tendrían, al parecer, confirmada su posible identidad. Los testigos coincidieron en señalar que sí conocían a la víctima y que era habitual de la sala. Al agresor, según apuntaron, no le habían visto por allí.

La Subdelegación del Gobierno, en el único y escueto comunicado oficial sobre el crimen, informaron inicialmente que la víctima tenía 25 años y que era de nacionalidad portuguesa, conforme a la documentación que llevaba encima el joven cuando fue encontrado, aún con vida, en el lugar donde recibió el disparo, un punto de la citada vía de servicio, a menos de doscientos metros de la entrada de la finca del antiguo mesón La Tía Pepa y a poco más de las primeras viviendas de la travesía de la carretera de Soria del inicio del casco urbano de La Cistérniga.

La posterior investigación desveló que, en realidad, era un joven vallisoletano afincado, al igual que su familia, en Aranda de Duero. Tanto es así que sus allegados ya recibieron en la misma tarde del lunes muestras de condolencias por la pérdida. El autor de su muerte, entre tanto, continúa huido. Los agentes confían en que su localización y detención pueda ser rápida.

El crimen de La Cistérniga es el tercero registrado en la provincia en poco más de un mes. El primero ocurrió en la capital el 30 de junio, donde un joven de 16 años fue detenido acusado de acuchillar a su madre en el domicilio familiar de La Rondilla. Al día siguiente, el 1 de julio, tuvo lugar el doble crimen de Santovenia, donde un hombre, que está ya en prisión, acabó presuntamente a tiros con las vidas de otro vecino de su bloque y de un teniente coronel de la Guardia Civil cuando intentaba negociar con él para que se entregara.