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La afición de Jorge Nogales por Eurovisión comenzó desde bien pequeño. «Mi madre nos ponía el festival en casa y empezamos a verlo y a vivirlo», comenta. Una pasión que este vecino de Medina del Campo comparte con su hermana. «Con Rosa y con ... David Rivera hubo mucho 'boom', pero el 2003 fue un punto de inflexión porque ese año nos encantó», cuenta, al tiempo que precisa que su primer recuerdo de esta cita musical se remonta al año 1998, con la victoria de Dana Internacional con la canción 'Diva'.
Desde entonces, Nogales sigue el certamen de cerca y no se interesa únicamente por los representantes españoles, sino también por los de todos los países participantes. En 2011 cumplió uno de sus sueños: asistir en persona a Eurovisión. Este medinense viajó directamente a localidad alemana de Düsseldorf para sentarse frente a un imponente escenario, donde minutos más tarde tendría lugar la magia. «Fue una pasada, lo tengo grabado en la mente», menciona. Desde ese momento, Jorge pensó en repetir la experiencia de nuevo.
Además de marcar en rojo cada año la fecha de Eurovisión, su afán le ha llevado a formar parte de dos asociaciones, en concreto de OGAE España y AEV España, algo que le facilita conseguir entradas. En cuanto a conocer en persona a los artistas, Nogales asegura que todo es «echarle morro». «Con los años de experiencia sabes dónde se van a hospedar más o menos, porque siempre se quedan en hoteles de cuatro y cinco estrellas. Si quieres conocerlos tienes que dar una vuelta por la ciudad y vas a ver a la inmensa mayoría de ellos. Son muy accesibles», menciona.
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Jorge lleva más de diez años recorriendo el continente europeo para disfrutar de los festivales. Pero no lo hace solo. A cada una de las ediciones acude acompañado de una bandera de España en la que puede leerse 'Medina del Campo', además de llevar al cuello el pañuelo tradicional de las Ferias y Fiestas de San Antolín. «En 2019 se lo regalé a Miki Núñez, porque como llevaba una canción muy fiestera y de pueblo, pensé en que era un símbolo de fiesta que le daría buena suerte», expresa. Poco a poco, cogió esa costumbre y se los entrega a todos los representantes españoles. «Blanca Paloma lo tenía colgado en el camerino», señala.
Este año, el medinense ha sumado un nuevo obsequio a los integrantes de Nebulossa. Coincidiendo con una campaña de apoyo a los cantantes alicantinos, en la cual los fans mandaban postales a los artistas, haciendo referencia a la última frase de la canción 'Zorra', Jorge pensó en regalarles una caja de dulces, de una pastelería típica de la Villa de las Feria, con forma de tarjeta donde aparecía el Castillo de la Mota. «La frase de Mery nada más abrirlo fue 'uy qué rico, esto me lo llevo yo al estadio y me lo como antes del ensayo'», expresa el joven.
«Me encantó la cercanía y la humanidad de ambos», detalla. «Junto a la actuación de Croacia, fueron las dos que levantaron a todo el estadio a bailar y cantar», asevera Nogales. Aún así, Nebulossa regresó a España sin la victoria. En cambio, el trofeo era recogido por el suizo Nemo Mettler con 'The code'. «Era una buena candidata y una de las canciones que iba dar una sorpresa», comenta. Un triunfo que tenía lugar en una de las ediciones más polémicas de Eurovisión. La participación de Israel, en medio de un conflicto armado y la expulsión a última hora de Países Bajos acaparaban los focos de los medios de comunicación. La música pasaba a un segundo nivel y la política se adentraba en el certamen como un participante más. «Se ha hablado de todo menos de música. La politización es verdad que está en todos los ámbitos. Pero aquí nos han matado el festival delante de nuestros ojos», asegura Jorge.
«Los países que están en conflicto, dependientemente de si son agresores o agredidos, no deberían participar porque el público vota con el corazón y no vota de manera objetiva si una canción es buena o mala», añade. «El principal patrocinador de este año es una empresa de cosmética israelí y la Unión Europea de Radiodifusión ha preferido el dinero a respetar los valores por los cuales nació Eurovisión. Por mucho eslogan de 'United by music', lo que están haciendo es dividir a la sociedad», lamenta el medinense; quien puntúa que el festival necesita «una vuelta de tuerca», e incluso pide la dimisión o el despido del productor ejecutivo de la UER.
Con la vista puesta en septiembre
Este vallisoletano no vive el certamen tan solo durante el mes de mayo, o durante las cuatro horas que dura el evento. «El que es eurofán lo es los 365 días del año», añade. Y es que el conocido como 'año eurovisivo' comienza el 1 de septiembre, mismo día en que dan inicio las Ferias y Fiestas de San Antolín. «Por eso lo celebro por partida doble», bromea. A partir de esta fecha es cuando tienen validez las canciones que reciben cada uno de los países para participar en el festival. Desde ese momento, arrancan las preselecciones, las preparties y los congresos.
Pero hasta entonces, Jorge descansará un poco de una de sus mayores aficiones. «Lo poco gusta y lo mucho cansa. Llega un momento en que tienes que hacer un alto y cambiar a otras cosas», explica. Ahora, Eurovisión pasará a un segundo plano en su vida y se enfocará en preparar la Semana Renacentista, ya que forma parte de la Compañía de Cristóbal de Mondragón.
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