

Una inusual lluvia de sapos sorprende a los vecinos de Wamba
Se produce bajo condiciones climáticas específicas, cuando fuertes vientos o tormentas absorben a los anfibios desde ríos y humedales y los depositan en otras zonas más alejadas
Incrédulos y perplejos. Así están los vecinos de Wamba, que hace unos días fue escenario de un inusual fenómeno natural: una lluvia de sapos. Al ... parecer, el pasado día 20, jueves, junto a las fuertes lluvias que arreciaron sobre la localidad vallisoletana -se contabilizaron hasta 12 litros- también cayeron también cientos de estos anfibios del cielo, sorprendiendo a los vecinos y generando una mezcla de asombro y desconcierto.
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Los wambeños se encontraron con una escena insólita: las calles y sobre todo los caminos del municipio estaban repletos de sapos de tamaño muy pequeño, de unos 1,5 centímetros, que campaban a sus anchas. «Nunca había visto algo así en mi vida», comenta el alcalde, José Luis Álvarez. «Es algo increíble que ya relata también la Biblia. No los he visto caer pero lo cierto es que aparecieron de buenas a primeras. Yo los vi el sábado por la tarde. De hecho, hoy (en referencia a este jueves, una semana después) todavía hay unas cuantos en mi jardín», añade el regidor.
El jueves hubo tormenta y al poco tiempo, según relatan los residentes, se comenzaron a ver los sapos. Este fenómeno es extremadamente raro y se produce bajo condiciones climáticas específicas, cuando fuertes vientos o tormentas absorben a pequeños animales desde ríos y humedales y los depositan en otras zonas más alejadas. Vinculado a la presencia de huracanes o tornados, poco habituales en Castilla y León.

Un extravagante fenómeno muy poco habitual
Se trata de un fenómeno meteorológico muy poco habitual. De hecho, la hemeroteca de El Norte de Castilla, el decano de la prensa diaria española, no recoge que se hayan producido hechos similares en algún punto del país. Hay que remontarse hasta 1949. El 22 de septiembre, una lluvia de ranas cayó sobre un pueblo de Kazajistán. Medio siglo antes, el 27 de junio de 1900, una tromba de sapos sorprendió a los vecinos de la ciudad francesa de Tolón. Las páginas de El Norte recogían así la noticia: «Durante una tempestad que se ha desencadenado en la ciudad de Tolón, cayó una lluvia de ranas. Los muelles del puerto mercantil quedaron cubiertos por completo de dichos animalitos. Este fenómeno, a pesar de su aparente rareza, se repite con bastante frecuencia y se explica por el hecho de que, en el transcurso de las tempestades, se forman trombas atmosféricas que absorben el agua de los pantanos y de los arroyos en que se encuentran las ranas».
La sorpresa y el desconcierto iniciales dieron paso a la curiosidad de los vecinos, especialmente de los niños, que no han dudado en recoger estos anfibios. «El domingo celebramos en el pueblo una marcha solidaria por los caminos y los sapos fueron el tema de conversación de todos los participantes. Han caído en una zona muy extensa. Nos los fuimos encontrando por todo el recorrido», concluye Álvarez.
Sin embargo, en Wamba hay quienes aún les cuesta creer que hayan 'llovido' ranas. «Yo creo que se han dado las condiciones más óptimas para la reproducción», considera Silvia Torinos, concejala de la localidad y geógrafa. »Wamba está situado en un valle hondo y con bastante humedad, lo que ha provocado el encharcamiento permanente de varias zonas en las inmediaciones del núcleo urbano. En estas charcas se han podido depositar una gran cantidad de huevos, las hembras depositan de 2000 a 7000 huevos, que han pasado su fase de renacuajo en estos charcos y quizás con la fuerte tormenta ya los pequeños sapos han salido a descubrir mundo. Lo cierto es que sea como sea, hay muchísimos«, sentencia.
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