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Inés llegó al mundo este viernes con prisas y sabiendo que ya era la gran protagonista de una vida original desde su nacimiento. No solo nació, como en las películas, en un coche sino que lo hizo en plena marcha, con toda la velocidad de ... la urgencia y ante los atónitos ojos de sus padres que siguen asombrados por la sorpresa. Amaya y Fran viven en Aldemayor, a unos 20 kilómetros de Valladolid. El viernes, la monitorización del embarazo detectó alguna contracción pero 'era pronto todavía'. Llegó la noche y, a las diez, la futura madre decidió irse a dormir; pero Inés tenía otros planes. Apenas llevaba una hora bajo la protección del sueño cuando molestias y contracciones anunciaron que la noche iba a ser otra. Amaya se vistió, «cogí todas las cosas y, de pronto, con una contracción muy fuerte noté la cabeza de la niña». Ya no había tiempo para nada, ni para llamar a una ambulancia ni para dejar al pequeño Mateo de dos años en casa de los abuelos. La familia entera se subió al vehículo. Amaya donde el copiloto porque la parte trasera estaba ocupada con dos sillitas de bebé.
«Me coloqué como pude, de medio lado hacia dentro. Las contracciones eran muy fuertes y todo muy rápido. En una rompí aguas. Me quité el pantalón y en un segundo empujón, la niña estaba fuera», recuerda esta madre de 41 años y con un parto previo, rápido, pero en un hospital y con los tiempos y la situación controlada.
«Tomé a la niña, la coloqué sobre mi pecho, con el cordón umbilical sobre los hombros. Vi que lloraba, que tenía buen color y todo nos pareció que iba bien», añade esta administrativo que trabaja en el IOBA.
No pararon el coche porque no lo veían una salida, solo querían llegar al hospital, al Río Hortega cuanto antes. «Fran encendió la luz, me hizo gracia, iluminó el coche como para comprobar que estaba ocurriendo lo que parecía, que había nacido allí mismo», añade.
El padre explica que «estaba concentrado en conducir, lo más rápido que podía, se me da bien porque trabajo con vehículos. Las miré y me pareció que las dos estaban bien. la niña nació llorando, bien. Ni un grito, no le dio ni tiempo. Me salté todos los semáforos, no pude hacer otra cosa».
Llegaron con el coche hasta las mismísimas urgencias. «Nos atendieron de maravilla, cortaron el cordón dentro del coche y se llevaron a la niña, la atendieron los pediatras. A mí al paritorio, aún faltaba la placenta y lo demás. Me dijeron que lo había hecho muy bien pero yo me sentía culpable por no haber acudido antes. Siempre te dicen que no te adelantes... Sin epidural ni puntos, no había desgarros». Inés pesó 3.065 gramos y salvo un pequeño moratón en el ojo que los días borrarán está perfecta.
¿Miedo? «Sí», reconocen, a que le pasara algo a la pequeña. Nació en algún punto entre Boecillo y Laguna de Duero. Oficialmente 'a las 12:07 del día 29 de enero en extramuros'.
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