Los hechos ocurrieron hace más de cuatro años, cuando dos encapuchados accedieron a la sucursal de Caja Rural de la travesía de la carretera de León en Medina de Rioseco y maniataron con bridas a sus empleadas para intentar sustraer el contenido de la caja registradora, si bien el sistema de apertura retardada impidió que lo lograran y los asaltantes tuvieron que huir finalmente sin botín. Atrás uno de ellos, al menos, dejó rastros de ADN que ahora, nada menos que 51 meses después, ha facilitado su identificación a cargo de la Guardia Civil.
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El sospechoso resultó ser un más que veterano atracador, E. R. P., de 63 años, que ya se encontraba en prisión fruto de un reciente arresto por otro atraco. Así que ahora sumará a su larga lista de antecedentes otro presunto delito de robo con fuerza ocurrido a primera hora de la mañana de un más que lejano 12 de abril de 2018.
Aquel día, al filo de las ocho de la mañana, los dos encapuchados entraron en la oficina, situada en el cruce de las calles San Juan y Ancha, en la travesía de Rioseco, donde se encontraban la directora y dos empleados, a los que obligaron a llevarles a la estancia donde se encontraba la caja de seguridad y, una vez allí, les ataron con bridas de pies y manos. Pero el sistema de apertura retardada de la caja hizo su labor y la tardanza obligó a los delincuentes a huir de manera apresurada y con las manos vacías.
Las muestras de ADN recogidas entonces por los especialistas de Criminalística de la Guardia Civil han facilitado la identificación de uno de los sospechosos, con domicilio habitual en un pueblo de León y que ya había sido detenido por otro atraco similar, por lo que se encontraba actualmente en prisión. En su historial figuran numerosos robos y delitos de tenencia ilícita de armas, según han informado fuentes de la Guardia Civil.
La provincia de León ya fue el escenario hace solo dos meses de una operación policial en la que fue desarticulada una banda de atracadores de bancos, cuyos miembros lograron acumular un botín de 750.000 euros y cuyo 'modus operandi' era idéntico al utilizado en Medina de Rioseco. El grupo vigilaba las oficinas para después maniatar con bridas a los empleados y vaciar las cajas de seguridad.
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La sucursal asaltada en Medina de Rioseco, como curiosidad, se encuentra situada al lado de una perfumería de la cadena Avenida que en los últimos años ha recibido la visita de las distintas versiones de la banda del BMW.
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