Escribe Gustavo Martín Garzo en 'Los viajes de la cigüeña', su emotivo regreso a los terrecampinos lugares de su infancia, que «cuando recordamos no hacemos sino visitar los lugares que guardan la huella de nuestra vida». Recuerdos que ahora el veterano artista vallisoletano Miguel ... Pascual Aranda quiere dejar plasmados en las huellas de las manos de los vecinos de Palazuelo de Vedija, donde cada año pasa largas temporadas. Bajo el título de 'Huellas vedijanas', Pascual Aranda, por medio de la asociación cultural Marrandiel, ha propuesto a los convecinos de su localidad de adopción que dejen plasmadas las marcas de sus manos en las fachadas o aceras de sus casas. Para ello, ha construido un marco de hierro desmontable como molde para realizar las planchas de cemento, de 45 por 45 centímetros, en las que queden grabadas las huellas de las manos de cada uno de los residentes en el pueblo, acompañado por la fecha y sus nombres.
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El objetivo que se persigue, dice, es que «haya un recuerdo de la personas que viven en esas casas, en especial como un homenaje a las personas mayores del pueblo», según explica Pascual Aranda, quien recuerda la iniciativa del municipio salmantino de Mogarraz y los más de 600 retratos de sus vecinos que el artista Florencio Maíllo pintó sobre chapas recuperando un antiguo así archivo fotográfico. «Al final, la idea es la misma. Se trata de que quede constancia del paso de las personas por la vida del pueblo», afirma.
Por ahora, la fachada de la casa de Pascual Aranda ya luce con la placa de la huella de su mano y la de su esposa, Teresa Sanabria, quien incide en la importancia de que «se sepa que hemos pasado por este pueblo». De ahí que tenga un emotivo recuerdo sobre los lejanos veranos en los que volvía en el tren desde Santander al pueblo de sus padres, Rogelio y Evelia, o todo el tiempo invertido para restaurar con el trabajo de sus manos, desde hace cerca de 40 años, la casa en la que vive en la actualidad el matrimonio.
La placa con las marcas del matrimonio en la fachada de la vivienda se une a un entorno en el que se aprecia la indudable y singular mano del artista, llamando la atención el monumento a la tolerancia, con una gran piedra circular colgando de unos aros de carro; el árbol azul, en la transformación de un árbol seco, con un pie con la técnica de Gaudí conocida como trencadís, como un llamamiento al caos que el hombre crea en la naturaleza, o el gran reloj de sol pintado en la puerta de su domicilio en el que, junto a un dibujo alegórico de cada mes del año, se pueden leer la palabras 'Tempus fugit'.
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Una idea parecida a la de Pascual Aranda y sus 'Huellas vedijanas' la tuvo hace diez años el técnico de Cultura de la Diputación de Valladolid Jesús Pastor con el fin de hacer en su pueblo natal, Valdunquillo, un homenaje a las personas mayores en el camino hacia la igualdad entre hombre y mujeres. La iniciativa tuvo como resultado la instalación en la subida desde la carretera a la iglesia, conocida en el pueblo como las escalerillas, de una placa que realizó el ceramista local Julio Mayor, pero que no tuvo continuidad por el alto coste. Ahora, las placas de cemento de Pascual Aranda han revivido aquel proyecto, e incluso Jesús Pastor cederá 30 metros de su propiedad que se localizan junto a las escalerillas para que se puedan poner las láminas de todas aquellas personas que quieran contribuir a forjar un «emotivo recuerdo», como se refiere.
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