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Una labor casi de investigación policial. Eso es lo que se ha hecho desde la Fundación Rehabitar de Cuenca de Campos para localizar el paradero del artesonado del coro alto de la iglesia del antiguo convento de San Bernardino de Siena, del que ... se sabía que fue vendido en 1930. El equipo técnico de la entidad ha descubierto que parte de ese armazón de madera está en la biblioteca del Castillo Hearst, palacio encargado por el magnate de prensa William Randolph Hearst que está situado cerca de San Simeón (California, Estados Unidos).
Después de una minuciosa comparación entre los restos que quedan del artesonado desaparecido en el convento conquense (hallados por encima de las bóvedas del coro alto) y lo que hay instalado en el Castillo Hearst (por medio de una imagen de Internet), se ha llegado a la conclusión de que pertenecen a la misma estructura por la presencia del escudo de los Fernández de Velasco. La directora de la fundación, Izaskun Villena, explicó que las piezas que todavía permanecen en el convento «no pudieron ser desmontadas porque hubiera supuesto desmontar las cubiertas y debilitar los muros en exceso».
Para llegar a este importante descubrimiento, los técnicos de la fundación se han valido de la información publicada por los historiadores José Miguel Merino y María José Martínez en su libro 'La destrucción del patrimonio artístico español. W. R. Hearst: El gran acaparador', indicó Izaskun Villena, quien destacó que «lo importante es saber dónde está el artesonado y cómo era en una labor de investigación para avanzar en el conocimiento del propio edificio, de la techumbre y los detalles de la estructura de madera policromada que cubría el coro alto y parte de la nave principal», todo ello sin olvidar la posibilidad de «poder hacer una réplica el día de mañana».
Desde hace semanas la fundación está en contacto con la directora del Museo Castillo Hearst con el fin de que envíen imágenes de calidad del artesonado que respalden la comparación con los restos de Cuenca de Campos. El pasado octubre la directora de Rehabitar y el arquitecto del equipo técnico Giovanni Olcese ya estuvieron en Nueva York rastreando el artesonado en el Metropolitan Museum y los claustros, con motivo de su asistencia a Earth USA 2019, la décima conferencia internacional sobre arquitectura y construcción con materiales de tierra, donde contaron las iniciativas que están llevando a cabo para la consolidación del monasterio de San Bernardino y de la iniciativa de desarrollo local Apadrina un palomar.
En abril Izaskun Villena volverá a Nueva York para averiguar si en un almacén del Bronx hay restos del artesonado que no fueron colocados en el Castillo Hearst, según hacen ver José Miguel Merino y María José Martínez en su publicación. Además, se acercará a California para visitar los restos de la obra instalados en la biblioteca del gran palacio de William Randolph Hearst.
El convento de las Claras de San Bernardino de Siena data del siglo XV. En origen (siglo XIV) fue un palacio que perteneció al primer condestable de Castilla, Pedro Fernández de Velasco, y su mujer, María de Velasco, quien dispuso que se fundara en el inmueble un convento bajo la advocación de San Bernardino de Siena. El historiador local Aderito Pérez Calvo explica en su libro 'Cuenca de Campos, ayer' que las monjas optaron por irse al convento de sus homónimas las Clarisas de Palencia, en la década de los años sesenta del siglo XX, después de vender algunas cosas y llevarse otras, como las estatuas de los fundadores y el techo de la habitación del Duque.
Tres décadas antes de abandonar el conjunto y mudarse, la precaria situación de las monjas les obligó a vender en 1930 el artesonado a un anticuario de Palencia. La techumbre fue a parar a Estados Unidos, tras adquirirlo Arthur Byne, quien se lo vendería a Hearst por 12.000 dólares. Byne, tratante de arte estadounidense, hizo llegar al magnate americano más de 80 artesonados mudéjares, además de otras numerosas obras de arte. El bello artesonado de la habitación del Duque se puede visitar actualmente en el Museo Diocesano de Palencia. Se trata de una artesa de limas de fondo decorado con policromado almizate.
El alcalde de Cuenca de Campos, Faustino González, recordó cuando, siendo joven, las monjas se marcharon de la localidad un 16 de marzo de 1967 llevándose lo mejor de su patrimonio en una decisión que él mismo les recriminó. González manifestó que «los artesonados y el resto de patrimonio nunca debían haber salido de Cuenca de Campos porque pertenece al pueblo». Para el regidor, la iniciativa de investigar dónde está la obra dentro de EEUU tiene que servir «para conocer un poco mejor nuestra historia y arte».
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