
«Hablar de historia es hablar de Valdenebro de los Valles»
«El documento más antiguo que poseemos es del año 1569 y en él se puede leer cómo se hizo el deslinde con el pueblo vecino de Montealegre»
En el archivo municipal del Ayuntamiento de Valdenebro de los Valles tenemos la suerte de poder tener documentación que así lo atestigua. El documento más antiguo que poseemos es del año 1569, y en él se puede leer cómo se hizo el deslinde con el pueblo vecino de Montealegre de Campos. Es difícil la lectura de los manuscritos, pero en la firma de ellos se pueden leer los apellidos de los vecinos de aquella época que todavía perduran en la actualidad en el padrón del municipio. Uno de esos manuscritos, concretamente del año 1850, cuando los vecinos del pueblo a través del alcalde, Pedro Argüello, solicitaron al gobernador civil que las mil hectáreas de monte tenían que ser del común de los vecinos. Al dar fruto la solicitud, el municipio hizo un refresco brindando y alabando la figura del alcalde, ya que no fue fácil el conseguirlo.
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En ese mismo monte, que aun conservamos, hay una naturaleza maravillosa y muy diversa con edificaciones de chozos y corrales, en la que destacan las Atalayas; son robles centenarios y únicos en este territorio. La más antigua puede ser la Atalaya del Águila, que tiene dos metros de diámetro, veinte metros de altura y mas de 500 años.
También hay que destacar el trabajo de cantería, ya que la piedra está visible en casi todas las edificaciones, y en ellas mucha historia que los canteros sabían plasmar. Como en la talla del reloj de la torre de la Iglesia. Se dice que pudiera ser caprichosa, o que el cantero que realizó el trabajo sólo sabía sumar, ya que es algo único que la hora de las nueve, en números romanos está tallada como 'VIIII'.
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Existen otros dos relojes tallados en piedra. Estos son de sol y están en las fachadas de viviendas particulares, en las que también hay piedras con escrituras talladas que hay que descifrar, ya que mezclan números y letras. Para ellos los números hay que transformarlos en vocales, el uno la a, el dos la e, y así hasta el cinco.
Como he empezado, me gustaría acabar, y no puedo decir más, que hablar de Valdenebro de los Valles es hablar de historia.
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