La magistrada que instruye el caso Esther López tiene desde hace unas horas sobre la mesa dos informes elaborados por los especialistas en cibercrimen de la Guardia Civil donde se reconstruye la huella tecnológica de la joven vecina de Traspinedo hasta que su teléfono móvil ... se apagó definitivamente a las 13:04 del 13 de enero. Y también la de Óscar S., amigo y principal sospechoso de la desaparición y muerte de la joven, sobre quien se realiza un pormenorizado seguimiento de sus movimientos a partir de su Iphone desde la madrugada de autos hasta el 21 de enero, una jornada en la que tuvo una incesante e inusual actividad, según apuntan los investigadores.
El departamento de cibercrimen de la Unidad Central Operativa (UCO) concluyó el 31 de mayo pasado el primero de estos informes, relativo al teléfono móvil de Esther López, el Xiaomi Redminote 6 Pro que apareció, limpio de huellas, a los pies del cadáver de la joven el 5 de febrero. El objetivo: poder determinar el comportamiento del dispositivo durante el 13 de enero, para lo cual se ha analizado desde el estado de la batería hasta las conexiones, localizaciones y distancias recorridas por la dueña del smartfone registradas por los sensores de actividad. La primera conclusión del Grupo de Intervención Tecnológica es que el teléfono de Esther tuvo una actividad continua «de mayor o menor frecuencia» hasta las 13:04 horas, «cuando se observa una parada total de toda actividad, por lo que esta hora se puede tomar como referencia para determinar el apagado del terminal».
Sin embargo, los investigadores que han destripado el dispositivo de Esther poco pueden aclarar respecto de los consumos de red, pues «no es posible determinar si el dispositivo se ha mantenido conectado de manera continua y sin cortes de señal». Tampoco se obtienen datos vinculados a conexiones inalámbricas ni respecto de las ubicaciones. Aunque sí aparece un rastro llamativo: de la recuperación que el software forense realiza sobre las bases de datos no decodificadas o desde los espacios sin asignar de la memoria, los técnicos policiales han obtenido una ubicación del móvil que consideran «de baja confianza» en una fecha posterior al 13 de enero, cuando la joven fue vista por última vez: el teléfono habría estado a las 20:32:19 horas del 20 de enero en una posición cuyas coordenadas corresponden a una zona de monte del término municipal de Villabrágima, a casi 80 kilómetros y más de una hora en coche de Traspinedo y a unos 50 minutos desde Valladolid.
Además, del análisis de los «eventos» que registra el sistema, se ha obtenido una modificación en el archivoTNData a las 5:10 horas, archivo que se corresponde con una base de datos que pertenece a una aplicación messenger para mensajes, texto, vídeo y chat. Tras bucear en esa base de datos, los investigadores han obtenido nueve registros fechados el día 13 de enero entre las 4:10 y las 7:20 horas. La ubicación del móvil en todos estos registros tiene unas coordenadas que se corresponden con una zona de vegetación ubicada en el paraje Arroyo del Molino, en el término municipal de Traspinedo.
El cronograma
El cruce de todos los datos y aplicaciones del móvil de Esther López permite a los técnicos policiales elaborar un cronograma para el día 13 de enero que sirve de pauta a los investigadores de la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la Guardia Civil en sus pesquisas para tratar de componer «el relato» de lo que pudo ocurrirle a la joven. Ese guión contempla la actividad del dispositivo desde las doce de la noche, cuando la joven, después de ver el partido de la Champions en el pub James Dean de Traspinedo con un grupo de amigos y seguir después la fiesta en casa de uno de ellos, llamó a Lucio Carlos G. D. 'Carolo' poco después de la una de la madrugada para 'reengancharse' cuando el resto del grupo decidió no seguir la fiesta porque tenían que trabajar al día siguiente. Entonces Esther fue al bar El Castillo para encontrarse con él y allí estaba también Óscar S. M., jugando a las tragaperras.
De allí, según la declaración de estos dos investigados, se marcharon a la zona de las bodegas para terminar sus consumiciones y, posteriormente, al aparcamiento del restaurante La Maña. Dejaron a Carolo, que vive detrás del establecimiento, y como Esther pidió varias veces en el trayecto a Óscar dormir en su casa para evitar regresar a la suya, dado el estado en el que se encontraba -siempre, según la declaración de los investigados-, el joven condujo en dirección a la urbanización El Romeral, donde su familia tiene un chalé de verano. Pero ya en el cruce, Esther cambió de idea, declaró Óscar, y discutieron porque ella quería seguir de fiesta y marcharse a Valladolid. Durante el interrogatorio ante la jueza, el principal sospechoso insistió en que antes de las tres de la madrugada la dejó sola en el camino de acceso al residencial porque ella quería regresar a casa de 'Carolo' y él continuó hasta el chalé solo, se fumó un cigarrillo en el porche y luego se acostó. Sin embargo, los datos extraídos de su móvil le contradicen.
A pesar de la escasa actividad, desde la una a las dos de la madrugada el teléfono de Esther estaba conectado, como se comprueba en el minutaje. Pero hay un gran salto hasta poco antes de las siete de la mañana, cuando pudo estar desconectado o en modo avión porque mantiene la batería en un 15% durante todo ese tiempo. A las cinco y media recibió una llamada de su madre, que no obtuvo respuesta, y la mujer volvió a llamar de nuevo a las seis y media, sin conseguir hablar con su hija. Las siete horas siguientes, el dispositivo móvil estuvo en funcionamiento hasta que se quedó sin batería cuatro minutos después de la una del mediodía.
El 27 de mayo pasado, los técnicos de la UCO concluían el informe sobre el volcado de datos del Iphone de Óscar S. Este documento es mucho más amplio ya que se analizan los movimientos del principal sospechoso desde el 13 al 21 de enero. Lo primero que observan es que el dispositivo tuvo escasa actividad la madrugada de autos entre la una menos diez y las tres y media. Un dato significativo es que intentó llamar a Esther López tres veces entre las 3:33 y las 3:35 horas, llamadas de apenas dos segundos. Unas llamadas que el investigado no supo explicar tampoco durante su primer interrogatorio en sede judicial el pasado 25 de abril. Según su declaración, antes de esa hora habría dejado sola a su amiga en el cruce de El Romeral.
En modo avión
Tampoco explicó por qué tuvo activado el modo avión ese día desde las 6:53 hasta las 9:10 horas y desde las 13:54 horas hasta una hora que no recoge el sistema, por tanto, está sin determinar. Óscar S. llegó a afirmar que «no sabía ponerlo y no lo ponía nunca» ante el estupor del abogado de la acusación particular, que le espetó con ironía que cómo era posible que no lo supiera, pues es agente de viajes. Respondió el investigado que él, en el avión, se limita a apagar el teléfono. El análisis del consumo de la batería coincide con esa desactivación. Hay dos momentos en el día 13 en el que el sistema no recoge dato alguno respecto del estado de la 'pila': desde las 6:50 hasta las 9:11 horas, donde se observa un salto del 10 al 7% y desde las 13.43 hasta las 15:05 horas, donde el acumulador pasa del 42% al 87%, «sin que existan datos de ese aumento considerable de la carga durante ese período de tiempo». Además se realizaron dos conexiones vía Bluetooth con el vehículo.
Aunque lo negó ante la Guardia Civil, el posicionamiento del teléfono demuestra que estuvo en un autolavado de la calle Vázquez de Menchaca
El informe detalla también las ubicaciones y sus coordenadas. Se localiza mediante el GPS a Óscar S. desde las 3:01 hasta las 3:14 horas en el Camino del Maíllo, por la zona de las bodegas; ocho minutos más tarde, estaba en la urbanización de El Romeral y a las 3:27 horas hasta las 9:11 horas se le sitúa en el chalé familiar. Los sensores del móvil que registran la actividad física del usuario detectan «numerosos registros» entre las 3:14 y las 3:35 horas. «No ha sido localizado un comportamiento equivalente al obtenido el 13 de enero, observando en el resto de días anteriores y posteriores una parada total de la actividad en esas horas de descanso», concluyen los técnicos.
A las 9:29 horas, el sospechoso ya estaba en la capital vallisoletana, aparcando en Cardenal Cisneros para dirigirse a su domicilio en la Rondilla, donde permaneció hasta las 9:47 horas. Después se dirige hacia su agencia de viajes, pero antes dejó el coche en un parking de Alonso Pesquera. Un minuto antes de las diez llegó a su establecimiento, donde permanece hasta las 13:24 horas. Lo que ocultó a los investigadores, y así se lo recriminó la jueza durante el interrogatorio, es que ese mismo día regresó al chalé de Traspinedo. Así lo corrobora el móvil: desde las 14:22 horas hasta las 14:56 horas se le localiza en ese emplazamiento. Dijo que volvió para «recoger las colillas» y organizar un poco la casa. Y aunque lo negó reiteradamente ante la Guardia Civil, ese día sí lavó el coche. Al menos el posicionamiento del móvil lo sitúa a la 15:19 en un autolavado de la calle Vázquez de Menchaca. Y luego se tomó algo en la hamburguesería cercana.
Pero hay otra jornada que llama especialmente la atención, el 21 de enero. Ese fue el día después de la primera batida multitudinaria por el término en busca de Esther (su familia denunció la desaparición el día 18 de enero) y también cuando Óscar fue llamado a declarar por primera vez ante la Guardia Civil. Los posicionamientos del teléfono alcanzan 3.924 localizaciones, «innumerables de ellas en la localidad de Traspinedo». Entre las ubicaciones en las que estuvo el móvil de Óscar está el paraje de La Carrascosa. En esta zona fue donde, 15 días más tarde, el fontanero salmantino que realizó su propia batida para pasar el sábado encontró el cadáver de la joven.
Con todos estos mimbres técnicos, los investigadores tendrán que componer «el relato» de lo que le ocurrió a Esther López, toda vez que las pruebas biológicas analizadas hasta el momento, a excepción de la autopsia, arrojan poca luz sobre la autoría de lo que podría ser un homicidio involuntario. Lo único que se sabe por el momento, cuando se cumplen cinco meses desde la desaparición de la joven, es que tuvo una muerte violenta, posiblemente ocasionada por un atropello no intencionado que pudo producirse el mismo día de su desaparición aunque no necesariamente en la carretera que va a su pueblo y en cuya cuneta fue encontrada 24 días más tarde. Las lesiones que sufrió no habrían sido mortales si hubiera recibido de inmediato atención médica, pero el golpe, unido a varios factores como el importante consumo de alcohol y cocaína, la hipotermia (esa madrugada se registraron temperaturas bajo cero) y la hemorragia interna, le provocó un colapso generalizado en los órganos vitales, según ha revelado la autopsia. Desde el principio los forenses descartaron la agresión sexual y a medida que llegan pruebas complementarias biologicas, es poco probable que Esther se viera implicada en una pelea porque no se han apreciado heridas defensivas ni transferencia de ADN de un supuesto agresor en sus uñas. La sangre que había en sus manos era de sus propias heridas y ahora, el último informe biológico recibido en el Juzgado de Instrucción 5 hace apenas un par de días corrobora que el ADN del pelo recogido en una de sus manos también es suyo.
Así que los investigadores esperan que las pruebas técnicas tengan más recorrido que las biológicas. A falta, todavía, del informe del fabricante de la centralita del Volkswagen T-Roc de Óscar S., en el que tienen puestas todas sus esperanzas para dar un vuelco al caso.