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La investigación en torno a las causas de la muerte de Esther López, la vecina de Traspinedo cuyo cuerpo fue encontrado después de 23 días desde que se la perdiera la pista en la madrugada del 13 de enero, sigue su curso bajo el ... más estricto de los secretos de sumario con la aparente hipótesis del atropello como posible explicación al misterio. Así lo evidencian, al menos, los pasos conocidos de los investigadores. Los agentes, en este sentido, han peinado en las últimas semanas las viviendas y negocios que lindan con la carretera que conduce a Traspinedo desde el cruce con la Nacional 122 hasta llegar al vecino pueblo de Santibáñez de Valcorba para solicitar las grabaciones de cuantas cámaras de seguridad han encontrado en el camino. La finalidad de este último movimiento pasaría por intentar rastrear con dichas grabaciones el trasiego de vehículos, presumiblemente bastante escaso a esas horas, en la madrugada en la que fue vista por última la mujer de 35 años.
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J. Sanz
«Vinieron por aquí hace unos días en busca de cámaras que apuntaran a la carretera, aunque es cierto que la mayoría no lo hacen o la visibilidad es casi nula por la noche», reconocen algunos de los vecinos de Santibáñez, un municipio separado por dos kilómetros escasos de Traspinedo y atravesado por la misma travesía de la carretera provincial VP-2303 que conduce por el este hasta Cogeces del Monte. En el caso del pequeño municipio de poco más de 150 habitantes apenas son cuatro o cinco los inmuebles que cuentan con sistemas de vigilancia. Los agentes concretaron que buscaban grabaciones del paso de vehículos de la noche de aquel 13 de enero, cuando desapareció Esther López y cuando la autopsia sitúa su muerte.
Esta misma operación de búsqueda de cámaras de vigilancia, que fue realizada pocos días después del estudio sobre el terreno de un equipo de reconstrucción de accidentes de tráfico y de que concluyera el examen forense del cuerpo, también se realizó en paralelo en las viviendas y negocios situados desde el cruce del restaurante La Maña (situado en la carretera de Soria) hasta el casco urbano de Traspinedo.
En ese trayecto, a ochocientos metros escasos de la intersección con la Nacional 122, fue encontrado por un paseante el cuerpo de Esther el 5 de febrero en una cuneta al borde de la carretera VP-2303, en la margen derecha de la vía de una recta a la salida de una curva cerrada de noventa grados con la velocidad limitada a cincuenta kilómetros por hora. El examen preliminar del cuerpo confirmaría entonces que la mujer presentaba lesiones anteriores a su muerte que serían compatibles con un hipotético atropello.
Y a esta tesis parecen aferrados a día de hoy los investigadores de la Guardia Civil sin que se hayan producido, que se sepa, al menos, avances significativos en cuanto a posibles sospechosos después de veinte días de pesquisas desde el hallazgo del cuerpo.
Las dudas sobre si siempre estuvo en ese punto o si pudo ser, como mínimo, colocado persisten mientras continúa el secretismo oficial en torno a la investigación. Lo único claro es que la mujer murió de forma violenta y que los agentes investigan un posible atropello como causa.
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