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Julián Sánchez Gutiérrez siempre fue un gran aficionado a los galgos. Pero su pasión en los últimos años eran sus nietos, doce en ... total, algunos ya mayores de edad, y otros aún en edad escolar. Agricultor y ganadero de Fuente el Sol, el municipio próximo a Medina del Campo donde nació y falleció el viernes pasado, fue ingresado de urgencias en el Hospital Comarcal de Medina tras haber dado positivo por la covid dos días antes. Comenzó a sentirse mal y finalmente una angina de pecho, la segunda en tres días, acabó con su vida como secuela fatal del contagio del virus letal que nos acecha en este 2020.
Contaba con 87 años y hace cuatro que enviudó de María Luz Ruiz. El pasado sábado fue enterrado en su localidad natal sin que gran parte de la familia pudiera acudir al funeral por haberse contagiado el fin de semana anterior mientras cuidaban de su padre. Tres de sus siete hijos, Milagros, Alfredo y Arturo están confinados en sus domicilios, como toda su familia, tras haber dado positivo, al igual que el esposo de la hija mayor de Julián, Jose, y la hija de ambos, Leticia. Ricardo, Fernando, Misael y María del Mar son los otros hijos de Julián que han logrado esquivar al virus por el momento.
Especiales coronavirus
La vida de Julián, hombre de campo, nunca fue fácil. Creó una gran familia, pero los últimos años fueron complicados para él, no solo por perder a su esposa, Mariluz, sino por precisar de un andador para poder desplazarse, lo que ha complicado su movilidad. Pese a ello trataba de salir de casa a diario y los fines de semana siempre recibía la visita de varios de sus hijos y nietos, «que eran su pasión. Hasta el mismo día que falleció pedía que le llamaran para poder hablar con ellos y estar entretenido porque decía que en la habitación del hospital, solo, se aburría mucho», explica emocionado su hijo Alfredo.
El fin de semana del 7 de noviembre comenzó a encontrarse cansado cuando le cuidaba su hija mayor. Al ir a acostarse se golpeó en una mala caída desde la cama. Cuando despertó el domingo, Julián tenía dolor de cabeza y cansancio excesivo. Los hijos allí presentes en ese momento, Alfredo y Milagros, decidieron que había que hacerle la prueba del coronavirus.
No lograron que acudiera médico alguno a verlo en su domicilio tras realizar varias llamadas y solicitar asistencia. «Todo ha sido por teléfono y con mucho retraso. No nos hemos sentido bien atendidos. Entendemos que hay saturación y muchos casos, pero cuando ves que al que le ha tocado es a tu padre, la situación es desesperante», explican los hijos del fallecido. «La médica nunca viene ni llama a los enfermos de Fuente el Sol. Estamos dejados de la mano de Dios», se lamentan.
Tras solicitar una ambulancia dadas las dificultades de movimiento de Julián, hasta el martes al mediodía no lograron hablar con alguien del servicio. Una vez explicados los motivos por los que querían desplazar al padre al hospital medinense, «nos dijeron que si era para hacerle la prueba de la covid no venían a recogerlo, se negaban a ello, y que debía seguir en casa siguiendo las instrucciones del médico».
Ante el empeoramiento de su salud, su hijo Fernando decidió llevarlo a una clínica privada de Medina del Campo para saber, al menos, si estaba infectado. Así fue. El resultado fue positivo y tuvo que regresar a su domicilio en el pueblo. El jueves empeoró, pidieron de nuevo asistencia y a mediodía lograron que le trasladasen al hospital de Medina, donde ingresó «en muy mal estado. La doctora nos dijo que su situación era crítica, que había sufrido una angina de pecho y que no tenía buenas noticias que darnos», relatan. El viernes por la mañana Julián tuvo una leve mejoría, logró hablar con algunos de sus familiares. Incluso hubo buenas noticias por parte de los facultativos que le atendían. Una llamada telefónica pocas horas más tarde, a mediodía del mismo viernes, comunicaba el fatal desenlace. Julián había vuelto a sufrir una angina de pecho y su delicado estado de salud y las dificultades respiratorias originadas por la covid terminaron con su último aliento de vida.
Julián no volverá a los concursos y campeonatos de galgos como espectador, que eran su pasión, y Fuente el Sol ha perdido a un gran vecino.
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