Fompedraza: tradición que mana de una fuente

El peso del patrimonio inmaterial se refleja en el propio nombre de Fompedraza, que bebe del topónimo 'fuente de pedraza', fuente de piedra grande. Un surtidor que manaba debajo de un peñasco y que, por los avatares del tiempo y de las obras públicas, ahora ocupa otro lugar cercano al original.

El agua y la piedra dan el testigo al fuego de la tenue luz de las velas que acompañan en febrero a la Virgen de las Candelas. Tras ser bendecidas, cada vecino porta su luminaria en la preceptiva procesión de esta festividad que, tras una pausa, ha recuperado el primigenio esplendor.

Durante los equinoccios de primavera y otoño, al ocaso, por el óculo de poniente de la iglesia de San Bartolomé penetran los últimos rayos del día. El haz luminoso traza un recorrido por el retablo mayor –mural y gótico– del templo hasta iluminar por unos instantes la hornacina principal en perfecta alineación.

El Domingo de Pascua se celebra un rito durante la procesión en la que, portada por mujeres, una enlutada imagen de la Virgen sale del templo. En un momento dado, se postra ante la cruz procesional que abre el cortejo; cruz que hace lo propio ante Nuestra Señora. Anuncio luminoso, feliz y simbólico de la Resurrección.

En mayo, con los días creciendo en luz hasta tocar techo el solsticio de verano, la Fiesta de la Cruz esparce sobre los campos del municipio, eminentemente agrícola, sus bendiciones –y no en San Isidro– para que la cosecha sea propicia. Un miembro de la cofradía de la Cruz es quien porta la cruz procesional de la parroquia para cumplir con la tradición, como también la porta en todas las demás procesiones y cuando hay que acompañar a los vecinos hacia su último descanso. Dato curiosos es que esta hermandad, en tiempos pretéritos, estaba formada en exclusiva por matrimonios.

De vuelta al fuego, este no arde en San Juan como lo hace en otros sitios. La hoguera se quema a finales de agosto, el día 23, la noche anterior al día grande del patrón del pueblo, San Bartolo –San Bartolomé-. Frente a su templo, en un altozano, se confraterniza en torno a las llamas, y los más avezados incluso las saltan. Al día siguiente procesión con brillante volteo de campanas y baile de jotas ante la imagen del patrón.

La arquitectura refleja la ubicación del municipio, su influencia segoviana en el esgrafiado de algunas fachadas de las viviendas. Y de fachada para adentro, sus bodegas tradicionales siguen cumpliendo su labor socializadora. Antaño eran punto de encuentro exclusivo masculino tras el trabajo, para merendar, bajo la piedra caliza y a la luz de las velas.

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