Los festejos taurinos aceleran el paso en Valladolid tras iniciar la temporada con incidentes graves

El segundo de los incidentes se produjo el día 1 de mayo en San Román de Hornija, cuando un ciudadano de nacionalidad ucraniana y de 43 años resultó embestido por un toro. A pesar de que no fue corneado, durante la caída sufrió un fuerte golpe en el cabeza provocado por un bordillo. El herido fue trasladado de manera inmediata al Hospital Comarcal de Medina del Campo, centro en el que fue atendido por los facultativos del área de urgencias que decidieron derivarlo al Hospital Clínico de Valladolid. En estos momentos su estado de salud es grave y continúa en coma inducido.

Por último, también el pasado 1 de mayo, los aficionados en los encierros vivieron uno de los peores momentos de esta temporada con el fallecimiento de un padre de familia de 50 años durante la celebración del Toro del Sarmiento en La Seca.

A pesar de que los expertos en la organización de este tipo de festejos aseguran que «toda la vida ha habido cogidas de todo tipo».Un riesgo inherente «a participar en este tipo de eventos, tanto en la calle como en el campo», según explica el ganadero y empresario taurino Pedro Caminero. Sin embargo, los últimos sucesos han reabierto el debate sobre la seguridad de los festejos taurinos de carácter popular.

Para poder organizar sueltas de morlacos, los ayuntamientos vallisoletanos tienen que cumplir una normativa que se establece el Reglamento de espectáculos taurinos populares de la comunidad y solicitar una serie de autorizaciones a la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Valladolid.

Según el artículo 25 de este reglamento el organizador del espectáculo taurino debe solicitar un permiso con una antelación mínima de diez días naturales respecto a la fecha prevista para la celebración. La solicitud deberá presentarse junto a un certificado del acuerdo del órgano competente del Consistorio en el que se aprueba la celebración del festejo o, en el supuesto de ser otro el organizador, certificado de autorización municipal para su realización.

Además, tienen que aportar una memoria en la que se acredite el carácter del festejo, una declaración explicativa del croquis o esquema del recorrido y sus dimensiones, así como todas las certificaciones de la ganadería y las reses en las que se aportará la edad de los animales y sus revisiones veterinarias entre otras muchas.

Uno de los documentos más importantes que todas las administraciones locales tienen que presentar es una certificación técnica municipal acreditando que las barreras, estructuras, talanqueras, graderío, recinto y demás instalaciones cumplen los requisitos establecidos en el reglamento, es decir, que reúnen las condiciones de forma, resistencia, seguridad, aforo y demás características técnicas suficientes.

En cuanto a los aforos limitados de las talanqueras o barreras el Reglamento no establece un número concreto de personas y esta posible regulación debería correr a cargo de las administraciones locales dentro de las ordenanzas municipales relativas a la celebración este tipo de festejos. En este sentido la concejala de Festejos Taurinos de Medina del Campo, municipio cuyos encierros poseen la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional, Concepción Lucas, tiene claro que «desde los ayuntamiento no se puede regular el aforo». «Nosotros hacemos recomendaciones y advertimos sobre distancias y pedimos prudencia y sentido común, pero claro después la gente es libre de tomar sus decisiones», añade.

En el caso de Medina del Campo, al igual que en otros municipios, en la organización de los encierros en su tramo urbano se cuenta con la participación de profesionales –cortadores– que ejercen de pastores que ayudan al correcto desarrollo del encierro. «Nosotros, cuando ejercemos nuestro papel de pastores dentro de la organización de los encierros, nos encargamos de las condiciones de los toros en chiqueros y también intentamos evitar que participen personas en mal estado o menores a lo largo de todo el recorrido», comenta el cortador profesional Cristian Moras, que tiene claro que «este año hay muchas ganas de toros debido al parón provocado por la pandemia, por lo que la gente, al tener más ganas, muchas veces deja la precaución de lado y eso lleva a cometer errores de confianza que a veces se pagan con la vida».

Aparte de los informes, el organizador del evento tiene que suscribir un contrato de seguro colectivo de accidentes y de responsabilidad civil que cubra a los participantes; así como los daños a terceras personas y a los bienes que puedan derivar de la celebración del festejo.

Este seguro deberá tener, en cuanto a capital asegurado, unas cuantías mínimas por cada festejo. Por ejemplo 100.000 euros para cubrir la responsabilidad civil por daños personales o materiales; 115.000 euros por fallecimiento y 125.000 euros por invalidez absoluta permanente y 1.800 euros para cubrir los gastos de asistencia médica y hospitalaria. «Nosotros hace diez años que pusimos en marcha nuestra empresa y siempre hacemos seguros por si los toros se salen del recorrido y ocurre algo y también tenemos una asistencia ilimitada para cubrir cualquier tipo de incidente, como cogidas graves o fallecimientos», concreta el empresario de ToroDuero, Daniel Lozano. «Creo que este año los toros después de la pandemia son muy grandes, son animales que entran dentro de la normativa que establece la Junta, por lo que la gente debe ser más precavida».