Intento de okupación de la familia desterrada en Santovenia. Rodrigo Jiménez

La familia desterrada por una reyerta mortal en Tarragona deja Valladolid

Se instalaron en la barriada del 29 de Octubre y durante este tiempo intentaron okupar viviendas en el alfoz de la capital

Álvaro Muñoz

Valladolid

Jueves, 28 de diciembre 2023, 19:50

Llegaron a Valladolid, concretamente a la barriada del 29 de Octubre, a mediados de octubre y dos meses después ya han desaparecido del territorio vallisoletano. En principio, dirección a localidades de Galicia donde residen otros allegados. Se trata de una familia de unos veinte miembros de Tarragona, que fue desterrada tras una reyerta entre dos clanes. Esa pelea en la calle y a plena luz del día derivó en disparos con armas de fuego, provenientes de una vivienda cercana. Uno de ellos acabó con la vida de una persona y dejó, además, dos heridos.

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Después de esos hechos, que acabaron con seis detenidos, una de esas familias hizo las maletas hasta el 29 de Octubre de Valladolid ante la crispación de los vecinos de la zona. Hartos de una situación que acumula años de quejas (hasta ya hablan de gueto entre sus calles), estos solicitaban más presencia policial para frenar el narcotráfico.

La llegada de nuevos inquilinos a la barriada ubicada en Pajarillos dejó nuevos sucesos, pues desde el inicio estos intentaron okupar varias viviendas en el alfoz de la capital. Lo probaron en Cabezón de Pisuerga y La Cistérniga recién aterrizados con su furgoneta blanca para continuar en el último intento que se conoció, el de Santovenia, y en el que los vecinos, acompañados de la Guardia Civil y Policía Local, frenaron tras una concentración a la puertas del chalé asaltado.

A primeros de noviembre vieron un anuncio en Idealista de la venta (fijada en 160.000 euros) de un casa de 327 metros cuadrados. Ese mismo día se trasladaron hasta la localidad y completaron un desembarco de colchones, televisores y un 'camping gas' en la vivienda, propiedad de CaixaBank tras un embargo.

Tras instalarse de forma ilegal en el número 18 de la calle Guindales, la familia okupa se cerró por dentro y «hasta se engancharon a la luz» para hacer de ese chalé su nueva morada. Hasta que los vecinos de la calle se percataron de lo que había sucedido. Tras informar a la Guardia Civil, los mensajes entre el vecindario corrieron como la pólvora para hacer presión en la vía pública. «Un vecino incluso les llamó a la puerta y recibió la respuesta de que se fuera de su propiedad», relataban a principios de noviembre.

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Tres horas de okupas

Mientras la gente se aglutinaba alrededor del número 18, llegó la primera patrulla de la Guardia Civil. «Estaban un poco reticentes a actuar porque esa familia ya se encontraba en el interior», continuaban los vecinos que acudieron en auxilio de la vivienda okupada. Pero llegaron más refuerzos de la Benemérita, desde Cabezón de Pisuerga. Accedieron al inmueble y les obligaron a abandonarlo. «La familia reprochaba que ya era su vivienda y que no se les podía echar. Menos mal que aún no tenían agua y que no pasaron la noche. Debieron estar unas tres horas en el chalé, tiempo en el que empezaron a hacer la comida con el 'camping gas'», recalcaban los vecinos y la alcaldesa de la localidad, Toñi López, que también se acercó a la zona.

Desde entonces, las puertas fueron custodiadas por el Ayuntamiento para precintar la vivienda, más tarde, la propia Guardia Civil. Fue el último episodio conocido de esta familia, que ya ha dejado Valladolid para instalarse en tierras gallegas.

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