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Cuneta próxima a Traspinedo donde se descubrió el cuerpo de Esther López, señalado con un círculo. El Norte
Muerte en Traspinedo

Del falso senderista a la violencia sexual: las tesis oficiales que desmonta el sumario del caso Esther López

Los cientos de archivos digitales que tratan de explicar la desaparición y muerte de la vecina de Traspinedo reflejan numerosas disonancias en la investigación

M. J. Pascual

Valladolid

Sábado, 30 de abril 2022

Entre los efectos personales que Esther López llevaba cuando desapareció, la madrugada del 13 de enero, estaba su cartera negra con la documentación y dos cupones de la ONCE, pero la suerte estuvo lejos de acompañarla aquella noche. Esa cartera y unas pocas cosas ... más, un paquete de tabaco con tres cigarrillos, tres llaves, unas gafas con su estuche, un pintalabios rojo, un paquete de pañuelos y un boli amarillo estaban en la mochila, junto al cadáver que encontró un vecino de Salamanca, José María R. C., el 5 de febrero. Más de veinte días después de ser vista por última vez en el entorno de El Romeral, este hombre decidió pasar el domingo rastreando por su cuenta las inmediaciones de Traspinedo «y hacer un poco de turismo», como confirmó a este periódico.

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En apenas una hora, el testigo encontró lo que ni la Guardia Civil ni las cuatro batidas multitudinarias con drones y perros consiguieron desde que, la tarde del 17 de enero, el padre de Esther se acercara hasta el cuartel de Tudela para notificar que su hija había desaparecido y no había vuelto a casa desde que salió, poco antes de las ocho de la tarde del 12 de enero, para ver el partido de la Champions con sus amigos en un bar del pueblo.

Esta es una de las primeras disonancias del caso que el grueso del sumario, una vez levantado el secreto, pone en evidencia. La versión oficial que se hizo pública, esa del senderista que solía pasear muchos fines de semana por ese camino que discurre junto a la carretera de Traspinedo y que «casualmente» se topó con el macabro hallazgo, queda desmontada. El rastreador salmantino fue mirando con detalle por una zona que, según sostienen fuentes del caso, no se rastreó. Entre otras cosas, porque los esfuerzos de la búsqueda se concentraron al norte de la carretera nacional 122, en el entorno del restaurante La Maña y en los pinares próximos, así como en el río y las urbanizaciones próximas. Ni siquiera los drones, que sobrevolaron fincas y canales hasta el término de Tudela, pasaron por esa zona. Tal vez se orientó el rastreo, al principio, al norte del término, porque al inicio de las diligencias se recibió el testimonio de un vecina que aseguró que había oído gritar a una mujer en el paraje de la Cañada Real. Ese camino parte de La Maña (en el kilómetro 342 de la N-122 Valladolid-Soria) y da acceso a una parcela particular. Y también porque, aunque desde que se encontró el cuerpo de Esther ha ido tomando forma la tesis del atropello (intencionado o accidental), cuando arrancó la búsqueda se partió de la hipótesis de, al tratarse de una mujer joven desaparecida de madrugada en un paraje solitario, pudo ser víctima de una agresión sexual, de un asalto e incluso de trata, una vez descartado por los investigadores que se hubiera marchado voluntariamente con su último novio, feriante de profesión.

Al inicio de la búsqueda no se contempló el atropello, sino que la joven pudo ser víctima de violencia sexual

No solo no se contemplaba el accidente de tráfico, sino que desde el Gobierno se llegó a hablar de que Esther pudo ser víctima de violencia machista, lo que llevó a organizaciones feministas a convocar concentraciones de repulsa que tuvieron que ser «frenadas» cuando se filtró que la muerte violenta a la que se refería el informe preliminar de la autopsia no tenía, en principio, connotaciones sexuales ni se apuntaba a ninguna pareja sentimental de la joven.

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El cuerpo del delito

Otra disonancia que queda al descubierto es que el cuerpo de la vecina de Traspinedo estaba «en demasiado buen estado» como para haber estado todo ese tiempo a la intemperie y en el mismo sitio, lo que hizo prosperar la tesis de que el cadáver estuvo a cubierto en otro lugar y después fue trasladado y colocado para que fuera encontrado, con toda su ropa puesta, la mochila al lado y el teléfono móvil un poco más allá, a sus pies. Los vecinos del pueblo lo siguen pensando e insisten en que demasiada gente pasa todos los días por esa carretera como para no ver el cuerpo. Pero, ni ese punto es tan visible desde la carretera (dos curvas y peralte ocultan la cuneta, que entonces estaba llena de maleza) ni, a pesar de lo que parecía en un primer momento de la inspección ocular, el cadáver de la joven estaba en tan buenas condiciones de conservación.

El informe definitivo de la autopsia pone de manifiesto que, especialmente, el rostro de Esther presentaba evidencias de la acción de la fauna, que murió el mismo día de su desaparición y que, si fue colocado el cuerpo allí por terceras personas, fue en horas inmediatas a su muerte. Aunque los forenses inicialmente también habían discrepado entre ellos sobre que las lesiones que sufrió la joven antes de morir fueran producto de un atropello a poca velocidad o de una caída desde una altura de unos dos metros.

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Finalmente, los médicos han optado por respaldar la hipótesis de la Policía Judicial, la del arrollamiento por un todoterreno o similar. Lo del coche de color azul que buscaba la Guardia Civil parece que (a no ser que lo corrobore la parte del sumario que falta por levantar) es otra leyenda urbana que durante semanas puso a temblar a todos los vecinos del entorno con vehículos de ese tipo y color, hasta que los investigadores dirigieron el foco al T-Roc de Óscar S., ahora es el principal investigado después de la fallida detención de Ramón G. como supuesto encubridor. Junto con Lucio Carlos 'Carolo', los tres amigos de Esther siguen estando en el procedimiento como investigados pero no hay pruebas sustanciales que les impliquen en la desaparición y muerte. El Juzgado de Instrucción 5 de Valladolid está a la espera de recibir del fabricante alemán el informe técnico sobre la supuesta manipulación de la centralita del coche de Óscar. La Benemerita mantiene que el agente de viajes ha querido borrar cualquier prueba de avería y que no solo no dejó a Esther en el camino de El Romeral y él se fue a dormir, sino que ambos estuvieron juntos en el chalé hasta pasadas las seis de la mañana, dado que coinciden los posicionamientos de los móviles, que además estuvieron al mismo tiempo en modo avión.

Son muchas las disonancias que destilan los más de 600 acontecimientos de un asunto del que tanto la magistrada instructora como el fiscal dicen que «no hay ni relato». Disonancias que los investigadores tendrán que afinar para que el caso Esther López no termine en el archivo.

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