Cartel que advierte del mal estado de la carretera VA-223. A. O.

El mal estado de la carretera entre Peñafiel y Cuéllar obliga a colocar señales de advertencia

La Junta de Castilla y León tiene en cartera un proyecto de refuerzo y renovación del firme por importe de 3,5 millones de euros

Lunes, 1 de marzo 2021, 07:24

El mal estado de la VA-223, que une Peñafiel con la localidad segoviana de Cuéllar, hace necesario la colocación de señales viales para avisar a los conductores. La Junta de Castilla y León, titular de la vía, tiene en cartera un proyecto de refuerzo ... y renovación del firme por importe de 3,5 millones de euros, pero que no ejecutará este 2021.

Publicidad

El mal estado que presenta la citada vía, concretamente el tramo vallisoletano, de unos 20 kilómetros, ha hecho necesaria la colocación de señales viales específicas en las que se indica el mal estado del firme, carteles en los que también se reclama precaución a quienes circulen por allí. La señalización se ha ubicado en Fompedraza y en el límite entre ambas provincias.

Los baches que han aparecido recientemente en el citado tamo han provocado más de un susto, provocando al menos dos reventones de neumáticos. En uno de ellos, el agujero en el asfalto que lo originó alcanzaba los 22 centímetros de profundidad La SG-223/VA-223 es de propiedad autonómico, y la Junta explica que «existe un proyecto de refuerzo y renovación del firme por importe de 3.511.899,47 euros, pero que no se licitará en 2021 porque no ha entrado en los presupuestos de este año», sostienen fuentes del Ejecutivo regional, que también destacan que a lo largo de este año «se realizarán las labores de mantenimiento y conservación de la carretera».

La vertiente vallisoletana de esta vía soporta un tráfico diario que ronda los 2.000 vehículos –concretamente 1.912, según los últimos datos oficiales de 2019–, de los que el 77% son vehículos ligeros y el 23%, pesados. Esta cifra se ha incrementado en los últimos años, ya que en 2015 el caudal de tráfico cada día era de 1.500 turismos. Pero los socavones son solo una parte más del deficiente estado en el que se encuentra esta carretera. En ella, hace quince años se invirtió 5,5 millones de euros, cuando se renovó por completo. Al contrario que el tramo segoviano, de apenas 9 kilómetros, el que recorre la provincia vallisoletana ha dado muchos problemas desde su arreglo en 2005.

Balsas de agua

Poco tiempo después de aquella intervención comenzaron a aparecer defectos, como la cesión del terreno, grietas o un desgaste que hacía visibles las líneas amarillas de obra sobre la carretera originaria. Además, cuando llueve la circulación es aún más peligrosa por los grandes embolsamientos de agua que se producen. El tramo segoviano se ha conservado bastante bien en todo este tiempo y tan solo la entrada a Cuéllar presentaba algún problema de bacheado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad