Esguevillas de Esgueva: La virgen románica protegida en la gótica San Torcuato

A medio camino entre el valle de Esgueva y el valle de Arranca encontramos la majestuosa y señera iglesia de San Torcuato. Ubicada en el pueblo vallisoletano de Esguevillas de Esgueva, tierra de antepasados celtíberos, romanos, visigodos y árabes, forma parte del tesoro gótico que aún se conserva en estas mesetas.

El actual templo, de planta y dimensiones catedralicias, se construyó en el siglo XVI sobre la primitiva iglesia parroquial de estilo románico. Las primeras noticias de su existencia se remontan al año 1345.

San Torcuato cuenta con una torre de gran envergadura que se alza sobre todo el núcleo urbano. Si la mirada del visitante se fija en la fachada -sorteando la alta cruz que preside el atrio- se podrá ver como resalta una hornacina con la representación de San Torcuato, que da nombre al templo.

Su portada lleva escrita la fecha de 1595 y marca el fin de las obras, ya en clave herreriana. Esto se debe a que el estilo arquitectónico de este templo cristiano presenta dos partes bien diferenciadas. En la cabecera y el pie de su torre queda palpable el estilo gótico tardío. El arco sobre el que descansan los más de treinta metros de la maciza torre, también gótico, es el que facilita el paso a la capilla que está debajo del coro.

A finales del siglo XVI se termina el resto del edificio según el estilo renacentista. Detalles que lo testifican son su torre de perfectas proporciones y su puerta principal, con la clara influencia que la arquitectura herreriana irradiaba desde Valladolid.

Esta iglesia se divide en tres naves paralelas, separadas por imponentes columnas, todas de piedra de sillería, que sustentan arcos de medio punto. Las naves, que se cubrieron primitivamente por bóvedas de aristas, perdieron su pureza de línea y armonía cuando se adornaron con yeserías barrocas del siglo XVII. El crucero y la capilla mayor no perdieron nunca su carácter goticista y conservan intactas sus bóvedas de crucería.

Bajo el techo de esta joya del gótico tardío encontramos su tesoro más preciado: La imagen románica del siglo XIII que representa a la Virgen con el Niño en su regazo. En esta talla prepondera su angelical rostro y candorosa sonrisa, gestos que luce desde hace más de setecientos años.

Recientemente, esta imagen pudo mejorar su aspecto gracias a los trabajos de restauración realizados con subvenciones de la Diputación provincial. Así es, que está virgen románica lucirá e iluminará a la gótica de San Torcuato por muchos más siglos en Esguevillas de Esgueva.