Estado actual de las antiguas escuelas de Fombellida, Castroverde y Urones. Rodrigo Jiménez

Escuelas rurales cerradas que buscan una segunda vida

Pueblos como Fombellida, Castroverde, Urones, Berceruelo y Bercero ofrecen estas instalaciones por si fuera necesario acoger a alumnos de colegios que estén saturados

Eva Esteban

Valladolid

Viernes, 4 de septiembre 2020, 07:00

Nadie arrancó las hojas caducadas del calendario que aún cuelga de la pizarra de este aula, hoy reconvertido en espacio multiusos. Las manecillas del reloj se detuvieron a las ocho menos cuarto hace no se sabe cuánto. Porque las paredes de la antigua ... escuela de Castroverde de Cerrato (221 habitantes) enmudecieron hace «lo menos quince o veinte años», según reconoce su alcalde, Gaudencio González. El único recuerdo que permanece vivo desde entonces lo fraguaron con su puño y letra, con lapicero, Iván, Fabio, Ana, Ricardo, Ignacio y Carlos, presumiblemente los últimos alumnos que tuvo esta escuela rural. Sellaron su nombre sobre el perchero de esta clase, y nadie ha despegado la cinta de celo transparente que adhiere su firma a la historia del centro.

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Este colegio, como otros tantos en la provincia de Valladolid, echó la persiana por falta de estudiantes y ahora, aunque son pocos los niños que corretean por sus calles, municipios como Fombellida, Urones de Castroponce, Bercero y Berceruelo, además del propio Castroverde, buscan una segunda vida para ellos, transformados todos en centros cívicos o salones multiusos. Porque creen que «es el momento». Ahora o nunca, pues la crisis sanitaria ha empujado a la población hacia el medio rural y ha probado la «calidad de vida» de sus núcleos, como coinciden sus alcaldes.

Por ello, han decidido ponerlos a disposición de Educación, por si fueran necesarios para descongestionar colegios saturados de alumnos y cumplir así con la ratio fijada por cada clase. «Si podemos adaptarlo y que se queden aquí, mucho mejor. Así algunos se ahorrarían el trayecto del transporte o, en algunos casos, sería menor», incide el regidor de Castroverde, al tiempo que insiste en el «esfuerzo» que han realizado sus predecesores para mantener en buen estado el interior. «Tenemos calefacción, ventanas para poder ventilar cuando sea necesario y baños. El suelo fue lo último que se cambió, hace dos años, y está nuevo. Lo único que falta es el mobiliario, que eso ya lo tendría que poner Educación», explica.

En Fombellida (173 empadronados), dice su primer edil, Víctor Alonso, estarían dispuestos a poner de su bolsillo hasta las mesas y sillas. Aunque algunas aún las conservan de entonces. «Si hay disposición, lo de menos es poner el mobiliario. Es un coste que nuestro ayuntamiento podría asumir. Sería muy bueno para el pueblo y, además, podríamos poner en valor las antiguas escuelas», asevera el también vicepresidente de la Diputación.

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«Es una buena oportunidad»

El espacio, que acoge en la actualidad diferentes actividades, tales como el Aula de Cultura de institución provincial, está «totalmente rehabilitado» y equipado. Cuenta, asimismo, con cuatro aparatos que expulsan aire frío y caliente, de forma que «en quince minutos como mucho» la clase estaría aclimatada. «El gasto que para nosotros implicaría sería fundamentalmente de luz y de agua, pero creo que merece la pena», sentencia Alonso, quien reconoce que fue su hijo de ocho años quien le dio la idea de ofrecer el colegio para albergar, si fuera necesario, a estudiantes procedentes de otros centros escolares porque le daba «pena» que estuviera cerrado. «Es una buena oportunidad; si hay problemas de espacio, las escuelas están bien acondicionadas, algunas incluso mejor porque los ayuntamientos las han reformado», apunta.

Quien también considera que ahora «es el momento» de reivindicar un nuevo uso para el antiguo colegio es el alcalde de Urones, Benito Ignacio Castañeda. Allí, asegura, estarían «encantados» de volver a escuchar el griterío de los niños más de diez años después. «Si cualquier localidad precisara de espacio para poder realizar las clases presenciales, aquí nos tienen para lo que nos necesiten», apostilla.

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En la pizarra de la clase aún están escritos los resultados electorales de mayo del año pasado. Y ahí seguirán, comenta Castañeda, porque cree «imposible» que la iniciativa pueda llevarse a cabo «por los gastos importantes que conllevan». «Sería bonito recuperarlo, y más ahora con la pandemia que se necesita más espacio, pero tampoco vamos a presionar para que se haga».

En Bercero, su regidor, José Antonio González, destaca que, si en la actualidad las aulas –cerradas desde hace quince años– están en buen estado es por la labor de mantenimiento municipal. Porque, subraya, las instalaciones estaban «desahuciadas». «Las hemos recuperado y día de hoy están vacías, así que sí a alguien le hace falta se lo dejamos;solo haría falta el material», señala.

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Su homólogo en Berceruelo, Álvaro Casares, indica que «lo que era la antigua escuela no existe, pero tenemos dos salones grandes que podrían utilizarse perfectamente si hay que descongestionar colegios».

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