Equinoccio Zaratán se replantea su futuro con solo seis negocios abiertos tras el cierre de Dia

Lo que hace 19 años se proyectó como el macrocentro de ocio y comercio de referencia en Castilla y León, enclavado junto a la Nacional 601 –lo que facilitaría su acceso–, se ha convertido en una mole de hormigón prácticamente desierta. Por sus pasillos ya casi no corretean niños. Hace tiempo que las familias lo desechan como el plan idóneo para disfrutar del fin de semana. Porque no hay opciones.

Casi todos los locales –cuenta con un total de 121– están con la verja echada. Solo el traqueteo de las escaleras mecánicas rompe, cualquier día y a cualquier hora, el silencio. Telas de gran tamaño y escaparates adornados y simulados tratan de encubrir el abismo al que lleva asomándose Equinoccio Zaratán desde 2018, cuando se fue Media Markt, el pilar sobre el que se cimentaban las bases del espacio tras la mudanza antes de otros buques insignias como Leroy Merlin (2011, que anunció su traslado a Río Shopping) o Bricorama (2017).

Pero no quedó ahí. La decadencia fue 'in crescendo'. En 2019, la tienda de deportes Sprinter y el gimnasio G8 desistieron y dejaron vacía la superficie comercial exterior. La estocada definitiva llegó hace tan solo unos meses. En enero de este año, las salas de proyección Cinesa cerraron de forma definitiva.

El último en abandonar el barco ha sido el supermercado Dia, que el viernes pasado abrió por última vez. Fuentes de la compañía de distribución confirman que la decisión está motivada porque «prácticamente no había clientes». Aseguran, del mismo modo, que a los empleados se les ha ofrecido la recolocación en otras tiendas de Valladolid y anticipan que están buscando otro establecimiento por la zona «donde podamos estar cerca de los clientes».

Ha sido ésta la gota que ha colmado el vaso y que ha llevado a los propietarios del complejo –SCH Activos Inmobiliarios, gestora inmobiliaria del Banco Santander, lo adquirió en diciembre de 2002, apenas dos meses después de su apertura oficial, por 97,4 millones– y a replantearse su futurobuscar nuevos usos. Hay varias cartas sobre la mesa, al parecer ninguna relacionada con un uso comercial del mismo, pero fuentes de la entidad inciden en que a corto plazo no se actuará. Que primero hay que estudiar y valorar todas las propuestas.

El alcalde del municipio vallisoletano, Roberto Migallón, afirma que el Ayuntamiento «poco puede hacer», aunque ha solicitado una reunión con la propiedad para «ayudar en lo que podamos». «Para el pueblo sería una mala noticia que cierre», apostilla.

Son las once y media de la mañana y no hay nadie, ni fuera ni dentro del centro comercial. Pero la responsable de la óptica, Laura Herrero, no se queja, admite que trabajan «bien» gracias a que están junto a la puerta principal. De no ser así –considera– ya habrían bajado la persiana. Aunque también reconoce que viven la situación con «incertidumbre». «Es una pena que un sitio así esté tan vacío. Siempre estamos solos, algún fin de semana si que hay un poco de movimiento, ves grupos de jóvenes que van a los 'karts' o a la bolera, pero a diario no hay nadie», desvela Herrero, que afirma sentir apuro cuando algún turista le pregunta por qué está todo cerrado. «Nos dicen que cuándo abren las tiendas, que si es por la pandemia. Ves entrar a la gente y te preguntas a dónde irán, si no hay nada abierto», continúa.

Quien lo vive de una forma parecida es el responsable de fitness del espacio deportivo Set One, Manuel Nicolás. «Hay un poco de inquietud viendo cómo se está quedando todo, pero creo que sería complicado llevarnos todo el conglomerado que tenemos montado con el pádel», sostiene. Recibió medio millón de visitantes durante su primera semana de actividad. Ahora cuesta encontrar un solo cliente. El Equinoccio tal y como se le conoce tiene los días contados, aunque así seguirá por el momento.