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Las enfermedades no cesan y causan estragos en las poblaciones de liebresMiguel Ángel Rochas
Lunes, 7 de octubre 2024, 19:36
Fue hace seis años, en verano de 2018, cuando el virus de la mixomatosis, muy común hasta ese momento en los conejos, 'saltó' a las liebres y produjo un daño a la población de esta especie del que aún no se ha recuperado. Se desató ... en la provincia de Córdoba, pero no tardó en extenderse por toda la Península Ibérica y Baleares. Ahora, aunque se detectan casos en cualquier momento del año, este virus de desencadena fundamentalmente en la época estival, cuando sus vectores transmisores están más activos.
Para atajar esta situación, la Federacion de Galgos de Castilla y León puso en marcha un grupo de trabajo, encabezado por uno de sus vocales, Óscar Hernández, orientado a conocer cuál era la realidad cinegética de la liebre ibérica en los acotados de la comunidad en los que el organismo tiene una presencia relevante en la fase de competición. Sus investigaciones a pie de campo han derivado en publicaciones en revistas y medios especializados -tanto a nivel nacional como internacional- para mostrar la realidad en los campos galgueros por excelencia de la región. Algunos, tan emblemáticos como Medina del Campo, Cantalapiedra, Nava del Rey o Madrigal de las Altas Torres, que acogerá la fase final del LXXXVII Campeonato de España de Galgos, previsiblemente en enero.
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En total, más de cien acotados de siete provincias forman parte de este grupo de trabajo, con la excepción de Burgos y Soria al no existir en esas zonas un arraigo galguero. Además de recoger datos en lo que a la mixomatosis se refiere, el equipo ejerce otras labores como la colocación de bebederos y comederos, zonas de saneamiento de la libre con cipermetrinas o formas de proceder cuando se localiza una liebre infectada o un cadáver en el acotado.
Además, se realizan conteos semanales en la época de caza para conocer las liebres que corre cada cuadrilla, las que se atrapan, o las que presentan síntomas de poder padecer alguna enfermedad para ser entregadas a los agentes medioambientales. En definitiva, un trabajo arduo y laborioso que se lleva desarrollando desde hace seis temporadas y que está teniendo un gran éxito de participación. Puntualmente, el servicio de caza y pesca de la Junta de Castilla y León colabora en la aportación de datos en el análisis toxicológico de los que dispone en cuanto a la mixomatosis en estos lepóridos.
Este año se antojaba como uno de los mejores en lo relativo a la cría, auspiciado además por las lluvias primaverales y las hierbas altas, que ejercen como refugio para la liebre. Agricultores, guardas y gestores de cotos coincidían en que podría ser una gran temporada cinegética, sobre todo en la modalidad de caza con galgos, pero la tularemia y la mixomatosis ponen en jaque la especie desde principios de verano.
La tularemia es una enfermedad infecciosa potencialmente grave causada por la bacteria Francisella tularensis presente en Castilla y León desde finales del siglo XX. Los síntomas frecuentes que suelen presentar las liebres son fiebre y negarse a comer. Algunas, además, pueden evidenciar tos, tambalearse debido a la debilidad, vómitos o diarrea. Se puede contagiar a los seres humanos (zoonosis) si estos entran en contacto con tejidos del animal infectado. Asimismo, suele activarse con la proliferación de los topillos y en la comunidad, la comarca de Tierra de Campos es habitualmente la más castigada.
Por su parte, la mixomatosis es una enfermedad vírica, causada por un virus Myxoma de la familia de los Poxvirus. La transmisión de la enfermedad incluye la vía directa, a través del contacto entre animales enfermos y susceptibles, pero a diferencia de la tularemia no se transmite al ser humano y, por tanto, no hay peligro de salud pública. Los signos inequívocos de la enfermedad son los bultos o tumoraciones/tumefacciones (los denominados mixomas), localizados principalmente en la cabeza (ojos), las orejas y en la zona de los genitales y el ano.
A principios de junio se vieron las dos primeras liebres enfermas de mixomatosis en la localidad zamorana de Fuentes de Ropel, aunque los meses de julio, agosto y septiembre han sido un goteo constante de animales infectados por distintos puntos de la geografía castellana y leonesa. En concreto, el 31,9% de los acotados han presentado casos de liebres con síntomas evidentes de padecer la enfermedad de mixomatosis y en el 18,9% se han recogido lepóridos con signos de tener la tularemia. Muchos de estos cadáveres se han entregado a los agentes medioambientales de las distintas comarcas para que sean analizados en los laboratorios correspondientes.
En cuanto a la mixomatosis, las estadísticas sitúan a Valladolid como la provincia más afectada por esta enfermedad, con el 60,9% de los acotados con algún caso, seguido de Salamanca, con un 37%, y Zamora con un 30%. Por el contrario, León, Palencia, Segovia o Ávila no alcanzan el 11% de los acotados afectados por la enfermedad vírica.
En lo que se refiere a la tularemia, los datos son aún más esclarecedores. La provincia de Palencia el 100% de los acotados han evidenciado casos de la enfermedad bacteriana, seguida muy de lejos de León, con un 25%; Valladolid, con un 13,4%; y de Zamora, con un 10% de los acotados. No obstante, hay un denominador común en todos los casos de tularemia, y es que los acotados se sitúan en la comarca de Tierra de Campos de las provincias nombradas.
Con los datos en la mano, es evidente que la comunidad está sufriendo una importante regresión en cuanto a las poblaciones de liebre ibérica, y lo que parecía podría ser un buen año, se va perfilando un año más como una temporada mala para la liebre y por ende, para la modalidad de la caza con galgos, ya que es de la única especie que depende.
Para tratar de revertir la situación, la Federación de Galgos de Castilla y León está trabajando con el Servicio Territorial de Caza y Pesca del Ejecutivo autonómico y realizar las gestiones cinegéticas pertinentes, tanto a nivel privado como público, que favorezcan la cría de la liebre en libertad y en cautividad en la comunidad, permitiendo las granjas cinegéticas con garantía genética de liebre autóctona de Castilla y León, así como facilitando en la medida de lo posible los cerramientos cinegéticos de liebre en semilibertad.
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