El enclave donde se permite viajar entre provincias

Pedro Fernández es vallisoletano. Vive en Roales de Campos (157 habitantes), pero cada vez que tiene que hacer la compra tiene que cambiar de provincia. Pisa suelo leonés en tan solo cuatro minutos. Algo similar le ocurre a José Manuel Moreno, que aunque intenta «apañarse», «más de una vez» le ha tocado ir a San Miguel del Valle, en Zamora, situado a apenas tres kilómetros de su municipio, para acudir a la farmacia más cercana. Lo mismo sucede en Quintanilla del Molar (65 censados), donde sus vecinos han de saltar entre provincias cada vez que salen del núcleo urbano. La explicación a esta excepcionalidad radica en la localización geográfica: el enclave de Quintanilla y Roales –pertenece a la zona básica de salud de Valderas, en León– forma parte desde el punto de vista administrativo de Valladolid, pero se ubica entre las provincias de León y Zamora. Esta «situación singular», como se refieren los alcaldes de ambas localidades, trae consigo una duda en la desescalada, pues la Junta restringió los movimientos interprovinciales en fase 3 y no se permiten hasta la nueva normalidad.

Sin embargo, cuando se decretó el estado de alarma, ambos regidores contactaron con la Subdelegación del Gobierno en la provincia para preguntarles por su caso particular. La respuesta fue «clara»: «podéis moveros para lo básico». Así al menos lo relatan los alcaldes de Roales y Quintanilla, José Manuel Moreno y María Paz Polo, respectivamente, quienes coinciden en que «no ha habido ningún problema durante este tiempo». «El pueblo está muy tranquilo; hemos tenido que salir poco de él, pero cuando lo hemos hecho ha ido todo bien, con normalidad. Nadie nos ha dicho nada», asevera el primero. «Nos dijeron que la Guardia Civil estaba enterada, y hasta donde yo sé ningún vecino ha tenido problemas o le han dado el alto», continúa la segunda.

De esta manera, sus vecinos son prácticamente los únicos de Castilla y León que pueden desplazarse con relativa normalidad entre provincias, además de por Valladolid. Una circunstancia que les hace sentirse «unos privilegiados». «Alguna broma que otra ha habido, pero tenemos que ser cautelosos. Salimos del pueblo por necesidad», afirma Moreno, al tiempo que apela a la «responsabilidad» y sostiene que no les queda «más remedio». «Se puede ir a la farmacia, al supermercado, al banco o al centro médico, que lo tenemos en Valderas, pero claro que no podemos ir a tomarnos un vino. Solo faltaba», añade.

No obstante, José Manuel Moreno reconoce que aquellos que han pasado el confinamiento en Roales han hecho «poco uso» de este «privilegio», como lo califica.

El motivo, según argumenta, es porque «la gente es muy casera y sale poco, excepto la juventud que sí que va a Mayorga de vez en cuando». «No somos mucho de movernos, hay mucha gente mayor. Es un pueblo muy casero, nos gusta salir a pasear, ir al bar a tomar un vino cuando se puede y poco más, aunque he de decir que hemos estado bien atendidos», apostilla. En Quintanilla, el paisaje ha sido «el mismo». Vecinos «muy respetuosos» y cumpliendo «a rajatabla» con las normas impuestas. «Se han portado bien, han guardado las distancias y hemos tenido todo controlado», sentencia Polo.

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