Valladolid

El emprendimiento rural lleva nombre de mujer

El medio rural representa el 85% del territorio nacional, sin embargo, a nivel poblacional, sólo supone el 20% del total. Esto se debe a que buena parte de los municipios españoles están en riesgo de despoblación. También en Valladolid. La solución para revertir esta situación pasa por el emprendimiento y en este sentido, las mujeres tienen mucho que decir ya que son esenciales para el mantenimiento y desarrollo sostenible de la vida y riqueza de los pueblos.

Según informe 'Emprendedoras Rurales en España', elaborado por el Observatorio del Emprendimiento de España (GEM), en colaboración con la Empresa Nacional de Innovación (ENISA) y el apoyo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, el 20% de las mujeres de entre 18 y 64 años en los entornos rurales se encuentran inmersas actualmente en alguna de las fases de un proyecto emprendedor y más del 8% ya cuenta con un proyecto consolidado.

Si aterrizamos estos datos en la provincia de Valladolid, la tendencia es que ya emprenden más mujeres que hombres en nuestros pueblos. Según datos del Área de Empleo, Desarrollo Económico y Reto Demográfico de la Diputación, de las 109 solicitudes recibidas en la convocatoria de 2023 de Ayudas para el Fomento del Autoempleo (todavía sin conceder), 67 de ellas (61,46%) corresponden a mujeres. Estas ayudas tendrán una cuantía total de 322.198 euros, de los cuales, 213,936 euros irán para las emprendedoras. La edad media de éstas, es de 40,9 años y la mayoría de ellas, (36 en total), han puesto en marcha proyectos relacionados con los sectores del comercio y la hostelería. Cabe destacar el dato de que 8 de las emprendedoras solicitantes de esta ayuda de autoempleo, piensan ofrecer servicios técnicos especializados de ingeniería y otras actividades relacionadas con el asesoramiento técnico, diseño especializado, asesoramiento jurídico, traducción e interpretación, actividades veterinarias y agencias de viajes. Hay que aclarar, que son datos de solicitantes de las ayudas. De este informe, quedan excluidos aquellos emprendedores/as que no hayan solicitado la ayuda.

Se ve, que las mujeres rurales vallisoletanas ven, cada vez más, una mayor y mejor salida en el autoempleo, ya que la tendencia ha ido en aumento en los últimos años. Así, en las dos convocatorias que la Diputación lanzó de esta ayuda, en 2021, fueron 76 los emprendedores que la recibieron, con una cuantía total de 204.295 euros. De ellos, 35 (46,05%) fueron mujeres y se beneficiaron de 100.982 euros. Ya en 2022, el porcentaje de féminas aumentó de forma considerable. Ese año, 111 emprendedores se beneficiaron de 2014.914 euros, de ellos, 62 (55,85%) fueron mujeres.

En Castilla y León la balanza de los nuevos emprendedores también se inclina hacia las mujeres. Según el Observatorio del Emprendimiento de España (Red GEM España) y su Informe GEM Castilla y León 2021-20211, las féminas son más emprendedoras que los hombres, con un 5,6% frente a un 4,4% según la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA). Este informe analiza también las motivaciones que llevan a montar una empresa. Así, en Castilla y León, las mujeres emprendedoras recientes superan a los hombres en querer crear empresas que marquen una diferencia en el mundo, con un 43,3% frente a un 37,8%) y entre las empresas consolidadas, el 28,8% de las mujeres y el 26,7% de los hombres quieren marcar esa diferencia. En cambio, los hombres ganan a las mujeres cuando la motivación es conseguir una renta muy alta. Entre los recientes emprendedores, el 35,2% de las mujeres tienen este objetivo, frente al 40% de los hombres. Por otro lado, y como un fenómeno específico de Castilla y León, entre las empresas consolidadas, se observa que los hombres emprenden en mayor medida como forma de continuar una tradición familiar. Finalmente, la motivación de emprender «para ganarse la vida» es la razón que han considerado un mayor número de emprendedores, tanto hom¬bres como mujeres.

Para este reportaje hemos hablado con diez mujeres emprendedoras del medio rural vallisoletano, que han puesto en marcha sus proyectos en los últimos años. La mayoría de ellas, han coincidido en las dificultades a las que han tenido que hacer frente para llevarlos a cabo, como el exceso de burocracia o la escasez de apoyos específicos para explotaciones familiares así como para mujeres productoras.

Cabe destacar, que para aquellas que están empezando en el emprendimiento, hay puntos de asesoramiento y apoyo para todo lo que supone montar una empresa en un municipio. En agosto de 2021 la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural puso en marcha la 'Estrategia de Emprendimiento de la mujer rural en los ámbitos agrario y agroalimentario. 2021-2023', con herramientas como la RED PAME Puntos de Apoyo a la Mujer Emprendedora. Son los 44 Grupos de Acción Local de Castilla y León los encargados de su gestión, en el marco de la medida 19 LEADER. Para ello, han creado puntos de apoyo y orientación para aquellas mujeres que se encuentran en situación de desempleo. Uno de estos grupos de Acción Local es Zona Centro de Valladolid, con sede en Tordesillas, que desde agosto de 2021, hasta octubre de 2023 ha atendido a 99 mujeres, de las cuales, 25 de ellas han acudido en lo que va de 2023. «Concretamente hemos atendido 12 en el punto de asesoramiento en Tordesillas, 4 en San Román, 3 en Mucientes y a 6 en Geria», explica Sofía Suárez, Técnica Red PAME del GAL Zona Centro de Valladolid. «Las consultas más frecuentes van encaminadas a la información sobre ayudas económicas para emprender o para su empresa y las principales dificultades que se encuentran a la hora de emprender son la burocracia y todos los trámites administrativos que tienen que cumplimentar», explica.

También desde la Cámara de Comercio de Valladolid disponen de un Programa de Apoyo Empresaria a las Mujeres (PAEM), que va dirigido a mujeres con inquietud emprendedora y que cuentan con una idea o proyecto de negocio y supone también un apoyo a la empresaria que quiera realizar un plan de modernización o ampliación de su negocio. En los años 2021 y en lo que va del 2023 (en 2022 no estuvo activo), se atendió a 94 mujeres procedentes del medio rural, (incluyendo Laguna de Duero y Arroyo de la Encomienda), de las cuales, 35 crearon empresas.

También la Oficina del Emprendedor de la Diputación de Valladolid, que trata de satisfacer las necesidades de los sectores productivos de la provincia y potenciar el crecimiento económico, tiene, entre sus principales actuaciones, el desarrollo de programas específicos para la mujer rural.

Águeda es una mujer polifacética donde las haya. Es violinista, historiadora de arte y guía turístico y en su proyecto de emprendimiento ha sabido combinar todas estas facetas. Tras 12 años trabajando como guía en el castillo de La Mota de Medina del Campo, se sacó la titulación que la habilitaba como guía turístico en Castilla y León, lo que le permite trabajar con grandes grupos, sobre todo en la provincia de Valladolid. Como gran contadora de historias que es, organiza visitas guiadas con su violín en San Miguel del Pino y en otros pueblos de la comarca, tarea que compagina con la de enseñar historia del arte en aulas de adultos. Además, junto a su marido, Carlos Martín, ha formado el grupo de folk Alicornio, desde el cual, tratan de poner en valor las raíces sonoras de su tierra. «Toda mi actividad gira en torno al patrimonio regional, bien sea el musical, el monumental o el artístico. Estoy agradecida por todo el bagaje y la red de contactos que he adquirido trabajando para la empresa privada, y orgullosa de mi proyecto, que me permite compaginar mi vida personal y profesional. Trabajar en un pueblo tiene muchas ventajas. San Miguel del Pino está bien comunicado y haber sacado adelante las visitas musicalizadas, ha hecho que los vecinos conozcan mejor su historia. Eso me llena», asegura.

El primer acercamiento de Leticia a los caballos, fue con tan solo 4 años. Desde entonces, su pasión por ellos no ha dejado de crecer. Consiguió premios a nivel regional y nacional, pero más que a la competición, ella quería dedicarse a enseñar a los demás a montar y poder transmitir sus valores de respeto, paciencia y amor por la naturaleza. Comenzó trabajando como profesora por cuenta ajena en un centro ecuestre y en vista de que muchos se interesaban en que les diera clases particulares, empezó a plantearse la idea de montar su propio negocio. En julio de 2022 fue una realidad. Aunque es de Valladolid decidió apostar por el medio rural, concretamente por Mucientes, donde ha creado un espacio acogedor y seguro para los caballos, con amplias zonas de pasto y cuadras al aire libre. No ha escatimado en esfuerzos para garantizar el bienestar de sus animales y la seguridad de sus alumnos. «Doy clases de iniciación y perfeccionamiento de doma clásica, doma vaquera y salto. También hago talleres para personas con discapacidad. Emprender no es fácil, sobre todo teniendo en cuenta cómo están de disparados los precios de las materias primas y del forraje, pero estoy muy feliz de haber tomado la decisión. No dejamos de crecer», comenta esta joven emprendedora.

Pilar es hija, nieta y biznieta de agricultores. Se ha criado entre arados y tractores, sin embargo, su vida laboral la ha desarrollado en otros derroteros. Ha trabajado como encuestadora, dependienta, distribuidora de vinos y en los últimos años como profesora de autoescuela. Decidida a llevar una vida «más auténtica», dejó un trabajo estable para darse de alta como agricultora ecológica en las tierras familiares. Confiesa que no ha sido fácil. Ha tenido trabas, pero que ahora lo que siente es una gran sensación de libertad que la invade por completo. «Empezar de cero en la agricultura es prácticamente imposible debido a las enormes inversiones que se necesitan. Es más fácil si te viene de familia», dice esta agricultora, quien clama por más ayudas para las mujeres. «Hay apoyo a la mujer rural, pero hace falta mucho más. Existen ayudas dirigidas a emprendedoras menores de 40 años. Yo que tengo 44, no me he beneficiado de ninguna», añade. Dice que si la próxima cosecha es buena, tal vez pueda comprarse un tractor «de segunda o tercera mano». Tiene pensado también darse de alta en un nuevo epígrafe para compaginar la agricultura con su otra gran pasión, la música. Ella es cantautora de folk y entre siembra y siembra, dar algún que otro concierto.

Mariola es una mujer valiente que ha decidido dar un giro radical a su vida después de haber trabajado durante más de 16 años como teleoperadora y de enfrentarse al desafío del desempleo el año pasado. Se tomó el tiempo necesario para reflexionar sobre su futuro. Siempre había sentido una profunda pasión por las flores y las plantas, así que cuando surgió la oportunidad de realizar un curso de floristería en INEA, no dudó en aprovecharla. Los 5 meses de teoría los completó con prácticas en una floristería en Medina del Campo. Esta formación le dio la confianza y la preparación que necesitaba para emprender su propio negocio. El camino hacia la apertura de 'El Jardín de Lucía', en su pueblo, Tordesillas, no estuvo exento de desafíos. La burocracia fue, sin duda, uno de los mayores obstáculos. Mariola optó por capitalizar el paro, lo que le exigió un enorme papeleo. «Tuve que presentar infinidad de presupuestos para justificar la inversión que estaba a punto de realizar. Solicité permisos, hice un plan de negocio, busqué posibles subvenciones que todavía no sé si me concederán y contacté con proveedores», explica. Ella está muy agradecida por la buena acogida que ha tenido por parte de los tordesillanos. «Es una satisfacción muy grande trabajar para mí», subraya.

María estudió la carrera de criminología en la UEMC. Era algo que le apasionaba y se especializó haciendo diferentes cursos, sin embargo, en el momento de finalizar sus estudios, no encontró salidas profesionales que la satisficieran. Encontró trabajo como dependienta en el sector de la decoración. Sin embargo, la llegada de la pandemia cambió drásticamente su situación laboral. Se quedó sin empleo, pero en lugar de desanimarse, decidió que era el momento de convertir la moda en su medio de vida. «El sector de la moda siempre me atrajo. Lo hablé con mi familia y me apoyaron incondicionalmente. Busqué local y proveedores y abrí mi tienda en septiembre de 2020. Muchos me decían que era muy mal momento. Es cierto que abrí con mascarillas, con distancia de seguridad y con estrictos protocolos sanitarios, pero y tenía claro que era mi momento y tenía que hacerlo», dice convencida. María es natural de Valladolid y decidió emprender en Tudela de Duero, porque allí no había ninguna tienda de moda y el público potencial era grande. «La acogida ha sido estupenda. Tengo clientes de Tudela, de la Parrilla, de Traspinedo… y también vendo por internet. No descarto en el futuro abrir otros puntos de venta. Me siento completamente realizada», dice.

Alicia lleva años trabajando por cuenta ajena como auxiliar de Ayuda a Domicilio a media jornada y desde 2022 años lo compagina con la actividad de su taller de marroquinería. Lo que empezó como un hobby se ha convertido en su gran pasión y va camino de llegar a ser su medio de vida. Su lema es «Alamares, artesanía hecha con mimo que te hará poner risa de contento». Su principal materia prima es el cuero y todas sus piezas son totalmente artesanales. Cosidas y pintadas a mano. «Es complicado vivir de la artesanía, por eso lo compagino con mi trabajo por cuenta ajena», explica esta emprendedora, que está muy orgullosa de haber montado su taller en su pueblo natal. «Mi medio natural es el medio rural. Soy una mujer de pueblo y estoy muy a gusto aquí, por eso he querido emprender en Mota del Marqués. No quería renunciar ni a la artesanía ni vivir donde siempre he querido. No es fácil y reconozco que tendría mucha más visibilidad con una tienda o taller en la capital, pero aquí es donde quiero estar. Eso sí, me muevo por muchos mercados y llevo mis productos a tiendas de la ciudad para no cerrarme posibilidades», añade.

La pandemia fue para Gema y su marido Jorge Hernández un punto de inflexión que cambió su vida para siempre. Él trabajaba haciendo ruedas de trenes. Ella estudió Estética Integral y siempre ha trabajado en clínicas médicas. «Me salió un trabajo mejor que el que tenía y pedí la baja voluntaria en mi antigua empresa. Justo en ese momento nos confinaron y me quedé en la calle. Mi marido, a tres meses de que le hicieran indefinido, también se quedó en paro», relata. Él conocía el sector primario y quiso emprender montando una explotación ganadera de ovino. Al final por diversas circunstancias ella se animó a entrar en el proyecto con titularidad compartida. Si hubiera emprendido yo sola, lo hubiera hecho con algo de lo mío, pero al emprender con mi marido y él tener experiencia con las ovejas, decidí apostar por hacerlo juntos. A mí, siempre me han gustado los animales», cuenta Gema. «Vivimos en Trigueros del Valle y encontramos una nave en Quintanilla de Trigueros que está muy cerca. El ganado se lo cogimos a un pastor de la zona de Medina de Rioseco que se jubilaba. Somos muy jóvenes y hemos necesitado una gran inversión. Nuestros padres nos han ayudado. Es un trabajo muy bonito, pero muy sacrificado. Los animales comen todos los días y hay que ordeñarles todos los días. A todo el mundo le chocó que emprendiéramos con una nave de ovejas. Me encanta trabajar con mi pareja, aprendo mucho con él», concluye.

Alicia trabajó como delineante, pero los últimos 16 años los ha dedicado por entero al cuidado de su familia. Una vez que sus hijos se han hecho mayores, quería reincorporarse al mundo laboral y consideró que el autoempleo era la mejor salida. Su marido y ella disponían de un local amplio y con grandes posibilidades en Tordesillas. Era un lugar idóneo para abrir una cafetería en la que la gente pudiera disfrutar de una amena charla, con música envolvente y por supuesto, un café o copa bien preparada. El pasado mes de abril, con gran esfuerzo y dedicación, por fin pudo abrir las puertas de su negocio, un espacio acogedor y lleno de encanto. «Estoy muy contenta con este nuevo rumbo. Me apetecía mucho volver a trabajar y era consciente de que con 50 años y mi corta experiencia laboral, lo iba a tener complicado», cuenta Alicia, que acudió al Punto de Asesoramiento a la Mujer Emprendedora en Tordesillas, del GAL Zona Centro, donde le ayudaron a redactar el plan de empresa y a solicitar la subvención de Diputación de Valladolid de autoempleo 2023. «Emprender en la hostelería ha sido un salto al vacío para mí, ya que no tenía experiencia en el sector, pero me siento muy realizada. Ver a mis clientes disfrutar mientras desayunan, es para mí una gran satisfacción», remata esta emprendedora que ya tiene seis empleados a su cargo.

La de Raquel es una aventura empresarial valiente en la que ha invertido sus ahorros y todo su tiempo. Se dedica a la producción, venta y distribución de trufa negra y al trufiturismo en su pueblo, Canalejas de Peñafiel. Tuvo que ser paciente para recoger los primeros frutos del hongo Tuber Melanosporum, muy preciado en el mundo gastronómico. Hace 10 años que, junto a Fernando, su esposo, plantó las encinas y la primera campaña de recogida no llegó hasta 2021. En dos meses se embarcará en la tercera. «Ambos trabajábamos por cuenta ajena y yo necesitaba desconectar de mi trabajo», relata esta emprendedora quien también realiza una importante labor didáctica ando a conocer el producto en toda su dimensión. «Organizamos visitas y degustaciones en una bodega subterránea», indica ilusionada por ofrecer a sus clientes una experiencia única. Colabora con otras emprendedoras, compartiendo cursos, experiencias profesionales y proyectos, como uno que tiene en ciernes para la elaboración de miel trufada junto a otra compañera. «Vivimos lo mismo y nos entendemos. Nos apoyamos y nos damos a conocer unas a otras», señala Raquel. Distribuye la trufa a clientes del entorno, principalmente a restaurantes que trabajan productos de kilómetro cero. »Mi objetivo es dar valor a mi pueblo y al mundo rural. Generar sinergias entre todos, que los que nos visiten se queden en el pueblo todo el tiempo posible y pasen por todos los negocios». Su proyecto, en 2022 quedó entre los 10 finalistas del concurso Coca-Cola, que valora y premia proyectos de mujeres de todo el país. «Me empoderé muchísimo y vi que mi proyecto era interesante», remata.

Diana es la tatuadora de Tierra de Campos. Esta vallisoletana licenciada en Bellas Artes lleva a cabo su emprendimiento en Medina de Rioseco, localidad a la que llegó hace ocho años «por amor» cuando, tras quedarse en paro, se fue a vivir con su pareja, el empresario de hostelería Juan Pablo González. Tras hacer un grado en Farmacia y para Parafarmacia estuvo cuatro años empleada en una farmacia riosecana, «un trabajo fijo que dejé, en el que he sido muy feliz, pero me tiraba lo mío, ya que nunca he dejado de pintar, de dibujar, de ilustrar, es lo que me apasiona». Entonces «al no haber nada en toda la zona», hizo un curso intensivo en la Escuela Oficial de Tatuadores y Piercers de Madrid, antes de realizar una importante inversión, solicitando créditos a la Junta de Castilla y León y la Diputación de Valladolid, para transformar el espacio de un bar en Arteando Tattoo Studio. Hace tatuaje artístico, tatuaje oncológico, micropigmentación de ojos y labios y tricopigmentación. Acaba de adquirir una microcaravana desde la que ofrecer sus servicios en bodas, ferias, mercados u otros eventos. Con el tiempo, a los clientes de Rioseco y comarca, «con el boca a boca», se han unido muchos de Valladolid, Palencia, Zamora o León, atraídos por su particular estilo de tatuaje de línea fina. «Soy feliz, aunque gane para cubrir gastos, tengo paz interior. Soy una privilegiada por trabajar en lo que me gusta». El próximo año se casará cerrando el círculo de su apuesta por el medio rural.