Enrique Holgueras en la iglesia de San Salvador de Hornija, donde sólo se da misa en funerales L. Negro

Enrique Holgueras, párroco en la comarca de Hornija

«Somos dos sacerdotes para catorce pueblos. Es imposible dar misa dominical en todos»

San Salvador de Hornija lleva 14 años sin misa dominical en la iglesia del Salvador. Sólo hay eucaristía en los funerales

Laura Negro

Valladolid

Domingo, 19 de mayo 2024, 00:19

Es triste, pero en San Salvador de Hornija, las campanas de su iglesia sólo suenan en las despedidas. Este pequeño y precioso templo del siglo XII, con reformas del XVI y del XVII, permanece en silencio la mayor parte del año. Con una población menguante, ... los días en los que las puertas de la iglesia se abren, son contados y suelen estar marcados por los funerales o celebraciones muy, muy excepcionales.

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Sus párrocos titulares son Manuel García y Enrique Holgueras. Hablamos con éste último quien lamenta cómo el éxodo rural y el envejecimiento de la población ha dejado vacíos los bancos de esta iglesia. La virgen, algunos santos, los cirios y los libros litúrgicos están cubiertos por plásticos para evitar su deterioro. «Aquí viven de continuo unas 8 ó 10 personas. No más. Si viniéramos a dar misa los domingos, vendrían 1 ó 2», comenta con un suspiro mientras sus ojos recorren el interior del templo. «Somos dos sacerdotes para 14 pueblos. Es imposible dar misa dominical en todos. Por eso en San Salvador se dejó de celebrar eucaristías. Ahora el vecino que quiera tiene que acudir a Villasexmir o Gallegos de Hornija, a tan solo dos kilómetros de distancia», explica.

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Los dos sacerdotes que gestionan esta comarca han organizado cuatro rutas para atender a sus pueblos y mantener en ellos la llama de la fe. «En una de las rutas, celebramos la eucaristía en sábado. En otra, se hace celebración de la palabra gracias a la ayuda del hermano Gregorio, de La Salle. Y en las otras dos rutas damos misa los domingos. Vamos alternándolo para que todos los pueblos estén en igualdad de condiciones», explica Enrique Holgueras, quien asegura que los domingos y días como el de San Isidro, va «a contrarreloj» a dar misa. «Muchos se quejan porque se la ponemos a las 11:30 horas de la mañana, pero no podemos hacer otra cosa. Si por nosotros fuera, la pondríamos a las 10:00 horas pero no queremos hacerles madrugar tanto», prosigue.

En San Salvador ni siquiera el día de la fiesta grande, el 9 de mayo, San Gregorio, se da misa en la iglesia. «Ese día la celebramos en la ermita del Villar, porque así lo manda la tradición y sólo abrimos el templo para sacar a la virgen», dice Holgueras. Los vecinos comprenden la situación, aunque eso no quita que lamenten profundamente haber perdido la misa dominical. «No tenemos bar, ni escuela, ni tienda y ahora ya tampoco misa. Así que sólo nos queda el panadero, que es el único que pasa a diario. Yo no como apenas pan, pero vengo a comprarlo todos los días, sólo por ver a algún vecino y charlar un rato», dice Salvador Morchón. Esteban García es otro lugareño que ha optado por acudir a misa en Tordesillas, aunque le gustaría poder hacerlo en su pueblo. «Primeramente nos pasaron la misa a los sábados y lo entendimos perfectamente. Gente de otros pueblos empezó a venir aquí, porque les venía mejor, pero con el tiempo, el cura nos anunció que nos la iban a anular del todo y la verdad es que nos lo tomamos muy mal. Ahora ya estamos acostumbrados», reconoce.

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Las imágenes, velas y libros litúrgicos protegidos por plástico Laura Negro

El hecho de que la iglesia permanezca tanto tiempo cerrada también está afectando estructuralmente al edificio. La falta de ventilación hace que tenga más humedades, lo cual preocupa a los párrocos. «Hemos tenido goteras y las zonas más bajas de los muros están deterioradas. Otro problema es que al no haber culto, no hay ingresos. Lo poco que hay y las aportaciones que hacen algunos vecinos, las usamos para pagar la luz, pero no podemos meternos en obras grandes. Hacemos los arreglos más urgentes y necesarios, porque lo que no queremos, en ningún caso, es dejar abandonar la iglesia. A veces, para obras de más envergadura, nos ha tenido que ayudar la Diócesis o el Ayuntamiento», comenta este sacerdote.

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