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Dos años con un cerro de bodegas hundidas frente a su casaDesde hace casi dos años, Rueda vive una alarmante situación que tiene en vilo a los vecinos de la calle Costona. El 6 de mayo de 2022, un gran ruido atemorizaba a los rodenses. Cuatro bodegas, ubicadas en el mencionado enclave, sufrían un hundimiento que ... dejaba al descubierto sus entresijos subterráneos. A consecuencia de este derrumbamiento, aparecieron una serie de socavones y fosos, de varios metros de profundidad, que ponían en peligro a la ciudadanía que transitaba por la zona. Además, un domicilio aledaño a este cerro de bodegas, vio cómo su patio trasero se desplomaba junto al resto del terreno.
Desde aquel momento, Miguel Ángel González, dueño de la vivienda, vive con el temor de que su casa se hunda también. «Miedo tienes, pero qué haces. Cuando siento un ruido siempre me acerco a la ventana para ver si ha pasado algo», comenta el rodense. «Por unas cosas o por otras, he perdido en torno a 70.000 euros; por el valor del patio y de la bodega que ahora no puedo usar», añade.
Y es que, después de haber declarado la zona en ruinas, y de vallar el espacio, un año más tarde, el 30 de mayo de 2023, el Ayuntamiento vertía ocho camiones de hormigón en su bodega. Casi dieciséis toneladas de material, que dejaban el sótano totalmente inservible. Tras arreglar la bodega durante tres años, Miguel Ángel se despedía de ella y observaba cómo el cemento sellaba todo a su paso. El vecino asegura que el trabajo «está mal hecho» y que «nadie ha bajado a ver esa ejecución», sino que ha tenido que descender por sus propios medios. «Lo que han hecho es tapar la bajada de mi bodega y desparramar el hormigón por abajo», explica. Debido a esta actividad, la bodega de otro vecino se ha visto perjudicada «Toda la humedad del hormigón ha subido por la escalera y lo tiene todo lleno de moho», manifiesta el rodense.
Esta medida, tomada por un ingeniero de minas, fue subsanada por el consistorio de la localidad y, posteriormente, cobrada a González. Unos 500 euros al mes que Miguel Ángel debe pagar en quince cuotas hasta completar los 11.700 euros que costó la faena. «Estoy pagando sin saber cómo se ha hecho ni por qué se ha tomado esa decisión», puntúa.
Es ahora cuando el Ayuntamiento se encuentra a la espera de un segundo proyecto que repare la zona afectada. El alcalde, Pablo Sánchez, cerciora ser «un proceso largo porque involucra a muchos propietarios», además de «una obra compleja». Cabe la posibilidad de que la única opción viable fuese rellenar y compactar con tierra el entorno desde la parte baja hasta la parte superior. «Tenemos que ver el coste para asignarlo en el presupuesto y después ya actuaríamos. Si los vecinos no pueden financiarlo, se haría de nuevo subsidiariamente», explica. «La verdad es que no sé por dónde tirar, si voy a tener que pagar una obra que vale más que mi casa, prefiero dejarla hundirse», menciona el vecino afectado.
Pero Miguel Ángel no entiende por qué los dueños de las bodegas deben pagar el importe si es un terreno municipal. «Para unas cosas es mío y para otras no», manifiesta. Incluso, ha destacado el mal estado en el que se encuentra el cerro. «Te dicen que la bodega tiene que estar arreglada, pero parece que la propiedad municipal no», añade. Y es que, González asegura que los socavones no se ven debido a la altura de las hierbas de la zona. Incluso señala haber propuesto tapar los agujeros con tablones o palets para evitar riesgos, pero el equipo de gobierno se ha negado a ello; tan solo se han colocado unas vallas amarillas acordonando la zona. «Les dije que esas vallas no eran para cosas de estas, que tenían que tener mínimo dos metros de altura, pero me dijeron que no tenían otras», comenta González.
«La Plaza Mayor está muy próxima a mi casa y, en estos años, he visto gente a las dos de la mañana sentados por allí, orinando o con el móvil, y es un peligro enorme. Es una zona a oscuras que, sino la conoces, y con esos socavones, es un riesgo muy grande», asegura.
Un anuncio de abandono
En el momento en que se produjo el hundimiento, el Ayuntamiento obligó a sus vecinos a desalojar sus viviendas. «A mí no me han vuelto a dar un papel de que puedo volver a mi casa, a la vecina sí que se lo han dado, pero a mí no», indica Miguel Ángel. Pero pasado un tiempo, el rodense regresó a su domicilio debido a que este no mostraba ninguna grieta.
Desde hace dos años, cualquier ruido en el entorno atemoriza a González, quien asegura que este problema deriva de otro hundimiento producido en 2007. «Se hizo un socavón muy grande, no se ha solucionado desde entonces y se ha ido filtrando agua a las bodegas», comenta. Siete años más tarde, en 2014, otro agujero asomaba por la tierra amenazando la situación. Incluso, un día antes del hundimiento de mayo de 2022, Miguel Ángel observó fisuras en la tierra; una advertencia de lo que iba a suceder horas más tarde.
Prevención del patrimonio
Para evitar esos incidentes, el Ayuntamiento de Rueda ha mencionado la importancia de un buen mantenimiento de las bodegas. «Es importante que los vecinos bajen a observar y a valorar cada cierto tiempo su estado», comenta el mandatario. Pero muchas de ellas se encuentran totalmente abandonadas.
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