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La Dominica cumple 100 añosEs muy posible que su nombre se inspirase en la devoción que por el fundador de los dominicos se profesa en Campaspero, localidad de la que Santo Domingo de Guzmán es el patrón y al cual se dedica la iglesia parroquial. Luis Rey, actual propietario, ... nos introduce en un viaje en el tiempo y a un lugar común en muchos municipios de Valladolid, como es el del cereal y el de la industria harinera, y la importancia que este producto tuvo y sigue teniendo en la economía de nuestra región, la cual todavía ostenta la denominación de `granero de España´.
La fábrica está formada principalmente por tres cuerpos o edificios principales: el almacén del grano, la fábrica y el depósito de producto acabado; en esa disposición, de izquierda a derecha, para la correcta organización del proceso de producción. Sentido común y eficiencia. Por un lado entraba el trigo y por el contrario salían los sacos de harina listos para su distribución.
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Fue fundada en 1924, por lo que este 2024 cumple un siglo de vida. Sí, de vida, porque aunque desde el 2007 cesó su actividad, Luis la cuida con esmero y dedicación, y está en perfecto estado de revista, y de visita, pues a su propietario no le importa enseñarla.
Varios socios de la misma familia fueron los impulsores de la fábrica, entre ellos los abuelos de Luis, Jesús y Segunda. «Fueron unos ocho socios, que eran familia, eran tíos, hermanos, primos», explica Luis, quien también relata que, luego, con el paso del tiempo, «poco a poco esos ocho se quedaron en dos, que eran mis padres y otra parte, y al final, pues, todo se quedó entre mis hermanos y yo, mi familia».
En 1988, Luis se hace cargo de la fábrica, haciendo un poco de todo, compaginándolo con su trabajo de profesor en el Instituto Ramón y Cajal de Valladolid. «Desde administrarla, a barrer, barnizar..., mantenimiento, hacía un poco de todo. Entonces, en 1988, mis hermanos y yo no teníamos nada que ver con la fábrica de harinas», cada uno tenía su profesión. «El único que tenía cierto contacto, el único que había pisado en ella y la conocía era yo y me encargué. Entonces ya solo teníamos tres empleados -de los nueve que conoció de niño-», con los que acordó seguir adelante y «entre ellos y yo la llevábamos hasta que se jubilaron».
Los empleados ya tenían cierta edad, y dije, bueno, pues hasta que se jubilen. Y en el 2007 cerramos, porque, claro, una fábrica de estas es inviable, aunque nosotros teníamos éxito. Debíamos de tener buenos trigos, la fábrica tenía un buen diagrama para sacar buena harina. Solo que, claro, una fábrica moderna es mucho más eficiente que esta». De hecho, sobre la evolución fabril del sector, Luis relata que «en 1950 en la provincia de Valladolid había 360 fábricas de harina, aproximadamente, y en 1995 había 60. Se decía que Castilla era el granero de España y todavía sigue siendo la mayor productora de cereales, de trigo».
Cesó la actividad funcionado perfectamente, de hecho, «haciendo los ajustes pertinentes la fábrica arrancaría». El proyecto de diseño de la harinera fue encargado a un empresa suiza -Daverio-, país puntero en aquel momento en este tipo de fábricas. La empresa, con sede en Zúrich y sucursal en Madrid, «hizo los planos de los edificios, dónde tenía que ir cada viga, la estructura de la fábrica, es decir, que todo venía planificado desde allí». En cuanto a su construcción, «por lo que me comentó un vecinos, habría sido entre todos los albañiles de Campaspero, porque era una obra grande para un pueblo como este». Otra harinera del pueblo, también se construyó en aquel momento, pero tras cerrar hace 50 años se desmontó toda la maquinaria, aunque, afortunadamente, los edificios se mantienen en pie.
Cerrada La Dominica, Luis realizó los arreglos más necesarios, como, por ejemplo, poner un tejado nuevo. También ha transformado la vivienda del molinero en la suya, donde acude periódicamente. Las posibilidades del edificio no son pocas, especialmente aquellas destinadas al turismo, a las visitas a un elemento del patrimonio industrial de la provincia. En esa línea parece trabajar el Consistorio, quien ha llegado a un acuerdo con Luis para la cesión de las instalaciones por 20 años.
Ahora hay que esperar a que fructifique a través de algún proyecto concreto, que cuente con la financiación necesaria para que esta centenaria fábrica pueda ser admirada por aquellas personas que la visiten, como ya lo han hecho algunos vecinos que, de la mano de un guía de excepción como es Luis, han realizado ese salto hacia atrás en el tiempo, hasta 1924, cuando La Dominica predicó con el ejemplo, es decir, dando trigo, mejor dicho, el resultado de su molienda.
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