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El próximo 22 de diciembre los grandes bombos de la popular Lotería Nacional, en su sorteo extraordinario de Navidad, tendrán también en su interior una bola con el número 85.292. Si la suerte tocase a este guarismo, también saldría beneficiada la iglesia ... de Nuestra Señora de la Calle, de Villabaruz de Campos, para cuya reparación va destinado el donativo de las participaciones que se están vendiendo en la localidad.
Desde hace casi década, la Asociación Amigos de Villabaruz lleva a cabo esta iniciativa que, en el presente año, ha tenido un pequeño percance al haber desaparecido el talonario de 50 papeletas, entre los números 451 a 500, por lo que se ha procedido a su invalidación, dando de baja los décimos correspondientes en la administración de lotería y cursando la oportuna denuncia en la Policía Nacional, según informa el presidente de la asociación, Manuel Sánchez Cisneros, quien asegura que lleva más de un mes «dando vueltas por el taco, y no sé si lo he perdido o me lo han robado».
La suma de todos los 0,50 céntimos de los cinco euros que vale cada papeleta irá destinada a continuar con la rehabilitación de la iglesia parroquial, en la que ya se ha hecho una importante inversión con actuaciones como la renovación de la cubierta. Ahora toca la limpieza del interior , en especial de los retablos. La iglesia de Nuestra Señora de la Calle es un edificio renacentista del siglo XVI con tres magníficos retablos.
«La idea era haber empezado nosotros con lo que pudiéramos llevar a cabo, ya que habrá trabajos que tendrá que hacer una mano especializada, pero con la pandemia no hemos podido», explica el presidente, quien se refiere a la importancia de que la iglesia recobre sus usos habituales, que ahora se llevan a cabo en la ermita. Tenían previsto haber inaugurado la restauración del templo el 26 de junio, festividad de San Pelayo, «pero no ha podido ser, quizá en el 2021, aunque no lo sabemos».
A sus 76 años, Manuel Sánchez Cisneros, nacido en Palacios de Campos, lleva más de media vida regresando varias veces al año al pueblo de su mujer, desde Valladolid, donde ha ejercido 45 años como profesor de matemáticas en el histórico colegio de San José, en el que el polideportivo lleva su nombre como reconocimiento a su docencia en educación física y a más de tres décadas al frente del club del centro escolar, en una labor en la que aún continua. Esa inquietud es la que desde hace años le lleva a reunirse el primer martes de cada mes en la cafetería Dakota con otros vecinos de Valladolid, pertenecientes a la Asociación Amigos de Villabaruz, que cuenta con 120 socios de todas las partes de España, un pueblo donde en invierno apenas viven más de 15 personas, aunque en verano se duplican.
Además de excursiones, el colectivo organiza a lo largo del año distintas actividades, como las barbacoas del 1 de mayo, del 26 de junio (festividad el patrón, San Pelayo) o del verano. Sánchez Cisneros recuerda con nostalgia los veranos de hace años, con mucha más población y numerosas iniciativas. De ahí que lamente la actual «tristeza de los pueblos».
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