Valladolid

Un destello divino en la iglesia de Mota del Marqués

El 13 de febrero de 2021, Javier Municio, autor del cuaderno de rutas Durius Aquae, se encontraba realizando una de sus excursiones por la provincia cuando recaló en Mota del Marqués. La casualidad quiso que a media tarde, exactamente a las 17:08 horas, el templo de San Martín estuviera abierto. No era hora de culto, pero él accedió a su interior con la intención de fotografiarlo. La sorpresa fue mayúscula cuando observó un haz de luz solar que se filtraba por la segunda ventana de la torre y que iluminaba con asombrosa precisión la calle central del retablo mayor y la imagen del Cristo del Socorro. Aquella escena que casi parecía sobrenatural duró muy poco. «Solo dos minutos después el resplandor se había ya desplazado. La iglesia no nos defraudó y por pura fortuna nos ofreció la oportunidad de contemplar un espectáculo sorprendente e inesperado», cuenta Municio en su blog. «El haz incidió con precisión sobre el Cristo. Es lo curioso. A San Martín sólo lo roza. Quizás en otro momento del año incida sobre esa imagen», añade al ser entrevistado.

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En el pueblo, los vecinos desconocían este fenómeno. Ni siquiera los más mayores tenían noticias sobre ello. Esta iglesia, que fue proyectada por Rodrigo Gil de Hontañón en torno a 1540, reabrió sus puertas en 2018 tras permanecer casi 30 años cerrada al culto. El pasado 13 de febrero, exactamente cuatro años después de que Javier Municio presenciara el resplandor en el altar, dos motanas, Rebeca Justo y su madre, Esperanza, acudieron a comprobar de primera mano si aquel fenómeno era algo recurrente o había sido pura casualidad. El día estaba nublado, pero aún así, ambas pudieron presenciar como el fenómeno lumínico ante ellas. A las 17:08, la luz se abrió paso entre las nubes y entró nuevamente por la ventana, avanzando de manera progresiva hasta concentrarse en la columna central del retablo. Ambas describen la escena como «increíble, misteriosa y bellísima». Aseguran también que «las fotografías apenas logran hacer justicia a la sensación de presenciarlo en vivo. El haz de luz se fue concentrando hasta iluminar exclusivamente la columna central del retablo. El efecto fue sobrecogedor. El Cristo resplandecía, el calvario recibía una luz tenue, casi espectral, y San Martín, por su parte, quedó bañado en claridad. Es muy posible que, dentro de seis meses, el 13 de agosto, este efecto luminoso se repita. Estaremos atentos», indica Rebeca, para quien este espectáculo raya entre sagrado y lo inexplicable. «Al parecer, la conjunción de la posición de la Tierra respecto al Sol, el ángulo de incidencia de la luz, la orientación de la iglesia y la situación de la ventana han hecho que ocurra de manera precisa y recurrente», explica.

Los miembros de la Asociación Arepa MotaXXI, que trabaja desde hace décadas en la conservación del patrimonio local, parecen haber encontrado en este fenómeno una expresión simbólica perfecta. «Febrero es mes de la luz, a lo largo de sus días se gana una hora de esa luz. Quizá por ello se inicia con la celebración el día 2 de la Virgen de las Candelas, o Candelaria, es decir, la Fiesta de la Luz. Como la mayor parte de las iglesias cristianas hasta finales del siglo XVI, nuestra iglesia está orientada de oeste (torre) a este (presbiterio). En el pasado, aquí se albergaba una procesión dedicada a esta Virgen, y los niños encendían candelas como símbolo de la luz de Cristo. Ahora, la propia arquitectura del templo y la naturaleza se encargan de recordar esta tradición con un destello divino», señala Gloria Hernández, presidenta de Arepa Mota XXI. «Nuestra intención es poner en valor este hecho para que la gente que así lo desee venga a disfrutar y a contemplar esos instantes mágicos», concluye Hernández.