«Lo primero que atrae de esta raza, la belted galloway, es la capa, que es muy graciosa. Alos ganaderos del siglo XVII y XVIII que tenían vacas les gustaba tener estas, porque se las ve de muy lejos», lo que les facilitaba su control ... e identificación durante su traslado a los mercados. «Ves pasar las manchas blancas entre las encinas de la finca mientras que a otras vacas no las ves absolutamente nada», explica Pablo Garrido. También eran un distintivo de estatus, pues este ganado lo criaban los ganaderos más pudientes.
Publicidad
Esa capa tan peculiar fue lo primero que les llamó la atención durante un viaje que, por otros motivos, realizaron a Estados Unidos hace cuatro años. «Vimos unas vacas de estas y les hicimos una foto con el móvil al pasar por una granja». Pero ahí quedó la cosa. Sin embargo, «este año mi padre las volvió a ver en Internet, le interesaron, estuvo buscando información y vio que era una vaca de fácil manejo y de muy buena carne, según nos explicaron también unos conocidos ingleses. Es de una carne excelente, por lo que nos decidimos a probar». Y en ello están ya completamente volcados, con 20 cabezas de esta raza de vacuno recién desembarcadas en la finca Monte San Cristóbal, una explotación ganadera de carácter familiar que gestionan Pablo Garrido y su padre, Vicente Garrido Capa, empresario y emprendedor vallisoletano y toda una institución en Valladolid, fundador de Lingotes Especiales. Fue él quien puso en marcha la explotación ganadera a finales de los años 80, donde también se crían otras dos razas más de ganado vacuno destinado a carne de calidad: la agnus y la aubrac.
Desembarcar, desembarcaron -hace apenas dos semanas- dieciocho vacas y un toro en la explotación ubicada en Esguevillas de Esgueva, pero esta misma semana se ha producido el primer parto en la finca vallisoletana. Nació una hembra, de ahí que el número de ejemplares de belted galloway, a día de hoy, sea ahora de 20.
La belted galloway, también conocida ahora como oreocow u oreo cookie cow, en referencia a la famosa galleta, es una variedad originaria de Escocia y que, como explica Pablo Garrido, proviene de «una raza muy antigua, la galloway, que se puede remontar diez siglos atrás». Proviene de esta pretérita raza y de su cruce «con una vaca holandesa que tenía ese cinturón blanco», el cual, tas el cruce, adquiere la raza resultante, la oreocow. Posiblemente sea la raza lakenvelder la que le proporcione el característico cinturón -belted- que rodea por entero el cuerpo de la belted galloway.
Publicidad
Una mezcla que, según se explica en la web de la Belted Galloway Society -una agrupación de ganaderos que protege esta raza como, por establecer una comparación, hacen las denominaciones de origen, IGPs o cualquier tipo de marca de calidad-, «la primera historia registrada de Belted Galloway indica que se desarrollaron durante el siglo XVI en el antiguo distrito de Galloway de Escocia, una región costera escarpada y montañosa donde la resistencia era necesaria para la supervivencia». Esta sociedad, fundada en 1951, tiene su precedente en la asociación que en 1921 pusieron en marcha un grupo de criadores, la Asociación Dun and Belted Galloway.
En Escocia «fueron unos cuántos ganaderos, gente pudiente de la época que tenían rebaños grandes, los que empezaron a criar. Luego la raza se fija y lo que hacen es poner en marcha una asociación entre unos cuántos ganaderos escoceses e ingleses», indica Garrido, quien también señala que los países a los que primero viajan reses de esta raza para su cría son aquellos de influencia anglosajona: Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda o Australia. También ha llegado a Brasil y a países europeos, como a España, donde Garrido apenas ha conseguido dar con algunas reses, muy pocas, con muy pocos lugares donde se críen, ya que es un tipo de vacuno que «no invade» como lo hacen otros, «es una raza minoritaria», reconoce. «No sabemos muy bien por qué pero es algo que también vamos a estudiar».
Publicidad
El celo por el cuidado de esta raza y la excelencia de su carne, también muy sana por el tipo de grasas que posee -ricas en ácidos grasos Omega 3-, llega hasta el punto de que «estas vacas tienen una carta genealógica de la asociación de Belted Galloway», una trazabilidad genealógica documentada hasta varias generaciones, refleja Garrido. Sobre este aspecto, en la web de la Belted Galloway Society exponen que su objetivo «es promover la raza, preservar su pureza mediante el mantenimiento de registros y datos de pedigrí, difundir información relativa a esta raza de ganado y llevar a cabo todas las actividades legales y apropiadas para llevar a cabo el propósito principal de la corporación».
La crianza de este ganado es extensiva, anda suelto y pasta por el campo, entre encinas, proporcionándole también alimento que producen en la misma finca, donde, para obtenerlo, cultivan trigo, cebada y forraje. En verano cambian la dehesa y sus pastos por los rastrojos de los citados cultivos. Por el tipo de cría y por la calidad de carne que se obtiene, además de su grasa saludable, Pablo Garrido establece similitudes entre este tipo de vacuno y el cerdo ibérico.
Publicidad
La oreocow es un tipo de vaca «muy dócil, de fácil manejo, muy rústica, que se ha adaptado muy bien y que produce una carne que es mejor que la de la angus. Tiene una carne muy entreverada, tiene mucha grasa que la hace muy jugosa en boca y a su vez esa grasa es buena. A la brasa está exquisita, es una carne con la que esperamos tener aceptación en el mercado», en principio el nacional y la restauración como destinataria de este sabroso producto que se encuadra en el tipo de carnes más deseadas y demandadas, top, como la de kobe o wagyu.
Apenas han arrancado esta iniciativa y ya han tenido ofertas de otros ganaderos para adquirir alguno de sus animales, atraídos también por la peculiaridad de su aspecto y por el tipo de carne que tienen.
Publicidad
En principio «la idea es dejar las hembras para la cría» e ir aumentando el número de cabezas de este ganado tan peculiar, «exótico», como lo define Garrido. Una idea muy bien encaminada pues, de entrada, las galloway belted han llegado a territorio vallisoletano con un pan bajo el brazo. Mejor aún, con una vaca, una preciosa y fajada ternera recién nacida.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.