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Hubo un tiempo en el que el reloj de la iglesia del pueblo, con sus toques, marcaba los tiempos de la vida de los vecinos para levantarse y acostarse; para trabajar, para rezar el ángelus o para ir a la escuela. En cualquier momento no había más que levantar la vista a lo alto de la torre para que las ajugas de la esfera del reloj señalaran la hora precisa. Algo que, tras decenas de años, pueden hacer de nuevo los vecinos de Valdenebro de los Valles después de que el reloj de la torre de la iglesia de San Vicente Mártir vuelva a funcionar.
Las obras de restauración de la torre del templo llevadas a cabo en los últimos meses han descubierto el reloj original, oculto debajo de la esfera de madera con una placa de zinc y las agujas que han visto los vecinos durante todo el siglo XX, sin que haya ninguno que lo recuerde funcionar. Fue el propio alcalde, Melchor Vaquero, el que, en una de sus visitas a las obras de las últimas semanas, descubrió el reloj original cuando, al quitar uno de los ladrillos que sujetaba la estructura de madera, observó la esfera y los números romanos tallados en la piedra. Su origen habría que buscarlo en la construcción de la torre, como el resto de la iglesia, en el siglo XVI, siendo habitual que el IV aparezca como IIII, pero no tanto que el IX lo haga como VIIII, según explicó el regidor.
Tras quitar la estructura de madera con la esfera de zinc, apareció el reloj original con la fecha pintada de 1868, que se cree que fue cuando se pintaron los números y la esfera, por los que la colocación de la estructura de madera es posterior a esa fecha. Además, también está pintada la palabra Rome, que se desconoce a qué hace alusión. Las labores de limpieza y algunos retoques de pintura dieron paso a la colocación de unas agujas nuevas y una maquinaria eléctrica con control de la hora por radiofrecuencia a través de una antena. Unas horas que el veterano reloj volvió a marcar el pasado 4 de junio.
Para el alcalde, «la intervención había que hacerla, pues si llegas hasta aquí y no la haces, teniendo la oportunidad, con el andamio puesto, te vas a arrepentir toda la vida». Además indicó que «hay que conservar todo lo que se pueda como parte del patrimonio e historia del pueblo». De hecho, la esfera de madera con placa de zinc, así como lo que quedaba de la antigua maquinaria y otros elementos, se han conservado con la intención de ser expuestos en la iglesia como parte de su historia.
Se cree que el reloj habría dado las horas por medio del esquilín, una pequeña campana colocada en el campanario justo por encima de la maquinaria. Además, por encima de la esfera habría existido una pequeña ventana, hoy tapada, desde la que se piensa que se pondrían las agujas en hora y se realizarían las labores de mantenimiento. En el pueblo se sabe que ese esquilín sonaba para alertar de un incendio o cuando algún vecino fallecía.
El descubrimiento del reloj ha tenido lugar dentro de las importantes obras que, desde el pasado año, se han llevado a cabo con importante intervención integral sobre la cubierta realizada por el Ayuntamiento de la localidad, Diputación y Arzobispado, a través de la línea de subvenciones para la conservación y reparación de iglesias y ermitas. Durante las obras de la cubierta también se observó el mal estado de la torre, en especial de la balaustrada que remata la construcción. En ese momento entró la Junta de Castilla y León en las obras con una ayuda de Fomento para llevar a cabo la intervención en la balaustrada, que sirvió para valorar la necesidad de aprovechar el complicado andamiaje con el objetivo de consolidar el resto de la torre. Algo que se llevó a cabo a través de una nueva ayuda del Ayuntamiento, Diputación y Arzobispado, poniendo fin a una intervención que, en su totalidad, ha superado los 100.000 euros de coste. Para el alcalde, «aunque las intervenciones que se han realizado son muy importantes hay que seguir trabajando en la iglesia y en el resto de nuestro patrimonio».
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