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En la provincia hay muchos tipos de depósitos de agua elevados. La mayoría de ladrillo. El Norte
Los depósitos de agua más curiosos de los pueblos de Valladolid

Los depósitos de agua más curiosos de los pueblos de Valladolid

De hormigón o de ladrillo. Cónicos o cilíndricos. Estos monumentos hidráulicos gigantes que cumplen o cumplieron una función vital, en muchos pueblos se están convirtiendo en un atractivo para los turistas

Laura Negro

Valladolid

Domingo, 28 de enero 2024, 00:04

Las redes de abastecimiento que discurren bajo el subsuelo de la provincia de Valladolid son toda una proeza de la ingeniería, ya que han permitido durante décadas llevar el agua potable hasta los rincones más remotos de cada pequeña localidad. Son esenciales para garantizar la calidad de vida de la población rural, al asegurar que cada hogar tenga acceso a ese bien tan preciado que es el agua.

Todas esas marañas de tuberías empiezan y acaban en los depósitos de regulación, que están estratégicamente ubicados en el entramado urbano de cada pueblo. Estos gigantes de la construcción destacan por su singularidad y capacidad para fusionar lo funcional con lo estético. Son auténticos monumentos hidráulicos que no solo distribuyen equitativamente el agua, sino que también embellecen y definen el paisaje urbano, convirtiéndose en testigos silenciosos del progreso y la evolución de nuestros pueblos.

Están diseñados con gran sensibilidad arquitectónica para que se integren en la estética local y en algunos casos utilizan materias primas muy ligadas con el propio municipio. Su función principal era y es el almacenamiento, tratamiento y distribución del agua para el uso doméstico, pero además, hoy en día, su austeridad arquitectónica es apreciada por su belleza. Son un gran legado industrial que merece ser apreciado y conservado y por ello, muchos pueblos los están convirtiendo en un recurso turístico muy efectivo.

A lo largo y ancho de nuestra geografía provincial, encontramos numerosos ejemplos, a cuál más icónico. Unos mejor y otros peor conservados, pero cada uno con su historia particular. Aquí recogemos algunos de los más destacados. No están todos los que son, pero si son todos los que están.

Arroyo de la Encomienda (La Flecha)

El depósito de Arroyo de la Encomienda está en el corazón de La Flecha L. Negro

Corría el año 1970 cuando el entonces alcalde de La Flecha, Saturnino Torres, decidió costear, junto con otros vecinos, la llegada de la luz desde el otro lado del río y la canalización de agua. El depósito se levantó sobre una gravera y tierras baldías. Cerca del humedal de la charca del Prior se construyó un pozo conectado a través de canalización con el depósito. Este imponente edificio de ladrillo es visible desde la Plaza España, ya que se encuentra en la zona más elevada del casco antiguo de La Flecha, en la Calle Cierva. La característica principal de su construcción es el revestido de ladrillo, típico en las construcciones del siglo XX. Tiene forma de cilindro desde la base hasta la parte superior, donde se acaba ensanchando. El tejado tiene en su cúspide un palomar, donde anidan las aves. Está rematado con un pequeño tejadillo con un pararrayos.

Torrelobatón

En Torrelobatón, el depósito está situado en el Teso de la Nevera, en la zona más alta L. Negro

El depósito de Torrelobatón ha cumplido su medio siglo de vida. El 30 de julio de 1972 recogían las páginas de El Norte que el pueblo estaba atravesando una gran escasez de agua en los domicilios. La culpa, según escribía Félix Sarmentero, corresponsal de la época, estaba en el origen: en los manantiales. «Las ovejas beben el agua antes de que llegue a las casas. Otros motivos pueden ser posibles fugas en el trayecto de la red de tuberías, que hay muchos grifos rotos o desaprensión por dejarlos abiertos», rezaba la crónica.

Quizá, por ello, el entonces alcalde, José María Izquierdo, se vio obligado a poner fin a estos problemas de abastecimiento construyendo un gran depósito en la zona más alta del pueblo, el Teso de la Nevera. Se puso en servicio en 1973, año en el que se hicieron otras grandes obras como la segunda fase del alcantarillado y el abastecimiento de agua a las casas desde la Fuente Dorada, la pavimentación de varias calles, la reparación de la Casa Consistorial y el nuevo alumbrado. Este gran depósito se construyó al lado de uno más antiguo que estaba enterrado. Es de ladrillo, con unos arcos muy característicos en este tipo de construcciones y tiene una tronera en la parte superior. A lo largo de estos años se han hecho varias reformas y mejoras y sigue funcionando a pleno rendimiento. Recientemente se ha modernizado y automatizado su sistema clorador del agua.

Peñaflor de Hornija

El viejo depósito construido en piedra junto a los restos de la antigua muralla. Abajo en detalle, una foto publicada por El Norte de Castilla wn 1973 Laura Negro

Este monumento hidráulico, de gran belleza y singularidad, se encuentra enclavado en el Cueto de Peñaflor. Se construyó en 1951 con las piedras de la antigua muralla, lo que le convierte en una joya arquitectónica que ha resistido los envites del tiempo. Inicialmente diseñado para abastecer a la población con el líquido vital, refleja la maestría de la ingeniería de mediados del siglo XX. Cumplió su función durante décadas antes de quedar en desuso a finales del siglo pasado. Sin embargo, su arquitectura singular y su ubicación lo convierten en un monumento emblemático que exige ser preservado. De hecho, según ha podido saber este diario, su actual corporación tiene pensado rehabilitarlo como mirador hacia el impresionante Valle del Hornija que desde allí se divisa.

Ciguñuela

Depósito de Ciguñuela, situado junto a las casas, en el centro del pueblo Laura Negro

Corría el año 1965 cuando se comenzaron a realizar las acometidas en las calles del pueblo y a levantar la torre del depósito en la plaza del Caño. Era una obra de gran envergadura pero que todos los vecinos esperaban con ilusión, deseosos de tener agua en sus casas. Cuando la torre ya levantaba varios metros de altura, la obra quedó parada por un espacio de tres años. Se retomó en 1969. En El Norte de Castilla del 21 de noviembre de 1974 se explica como cinco manantiales brotan de esta misma plaza y el agua había sido debidamente canalizada para desembocar en el «nuevo depósito», con una capacidad para 60.000 litros. Cuentan los lugareños que cuando mientras lo estaban construyendo tuvieron que comprar ladrillos hasta en dos ocasiones más, porque por las noches alguien los sustraía. En el 2023 el ayuntamiento mandó pintar de blanco la parte encalada, con el objetivo de realizar próximamente ilustraciones para concienciar sobre el ahorro del agua, la violencia de género, la importancia de la agricultura y la ganadería, la infancia y la tercera edad.

Quintanilla de Arriba

El depósito de Quintanilla de Arriba presume de unas preciosas ilustraciones Nano Lázaro

En este pueblo se repite, una vez más, la arquitectura más típica de los depósitos de la provincia, la del estilo mudéjar, con torre cilíndrica con 8 arcos ciegos que recorren todo el perímetro. Este imponente depósito que se ve desde lo lejos, hoy sigue siendo totalmente operativo. La anterior corporación municipal se propuso embellecerlo y ponerlo en valor. Para ello, en 2021 acometió una obra de reparación de la cubierta y en mayo de 2023 encargó al artista Nano Lázaro, ilustrar esta vieja infraestructura con murales inspirados en el que ha sido el principal sustento para el municipio a lo largo de los siglos, la agricultura y la ganadería. También se incluyen ilustraciones sobre la naturaleza del entorno y el recuerdo al yacimiento de Pintia Vaccea. Es un depósito convertido en una obra de arte.

Pedrosa del Rey

El depósito de Pedrosa está siendo rehabilitado como espacio museístico. En el detalle aparece cómo es en su interior El Norte

Este municipio cuenta con un depósito que se construyó en los años 70 sobre el famoso Pozo Empedrado, del cual se sacaba el agua mediante alcabuces. En los años 90, a pocos metros de allí, se construyó un nuevo depósito y el antiguo fue clausurado. Con el objetivo de dar un uso cultural y definitivo a este monumento hidráulico de ladrillo, el ayuntamiento lo está reformando para convertirlo en un Centro de Difusión de Técnicas de Expansión Eco-sostenible en el Entorno Rural. «Será un espacio descriptivo, explicativo y demostrativo que pretendemos que sitúe el municipio como polo atrayente de inversiones, técnicas y tecnologías eco-sostenibles como las que ya se están llevando a cabo. Nuestro antiguo depósito es un lugar ideal para ponerlo en marcha.

Habrá zonas expositivas exteriores e interiores y habrá un paseo desde el depósito hasta el humedal donde se sembrarán nuevos cultivos como pistachos, almendros, viñas y olivos», cuenta José Ramón Fernández, alcalde del municipio. «Será el museo más pequeño de Castilla y León porque la sala tendrá unos 9 m2. Nos gustaría que tuviera una gran acogida, porque lo estamos preparando con muchísima ilusión», añade este regidor, que pretende inaugurarlo en el mes de mayo. Para su acondicionamiento como museo se aprovechará la planta circular de la torre, con el fin de distribuir en formato 360º todo el material expositivo mediante carteles, audiovisuales y grabado en los paramentos verticales. También se le dotará con iluminación nocturna.

Villamuriel de Campos

El depósito de Villamuriel de Campos se encuentra en medio de una tierra de labor El Norte

Este esbelto depósito se encuentra enclavado en una tierra de labor, en la parte más alta del pueblo. Se construyó en el año 1957 y según su alcalde, Anacleto Alegre, puede ser el más antiguo de la provincia de esta tipología de ladrillo. «Tenemos razones para creer que fue el primero en construirse. Al poco, se hicieron muchos más parecidos. Supongo que proyectarían un modelo y el resto ya los hicieron todos similares. Este nuestro tiene 25 metros de altura y sigue en activo», explica el regidor, quien trabajó en su construcción cuando tenía tan sólo 14 años.

«Lo construyó la empresa Popi, que era de Barcelona y el encargado de la obra era el señor Matamala, que era un grandísimo trabajador. A mí me contrataron de peón de confianza y no dábamos abasto a pasarle calderetas. Como anécdota recuerdo, que cuando la torre estaba casi terminada, se cayó un ladrillo desde lo alto y le dio en la cabeza a un trabajador que estaba abajo. El ladrillo se partió y al trabajador simplemente le produjo un pequeño dolor de cabeza», prosigue.

En aquel mismo año, esa misma empresa barcelonesa se encargó también de construir la red de saneamiento de la localidad, que tardó dos años en completarse. «La torre en pocos meses estuvo acabada. Hace unos años la hemos impermeabilizado», concluye Alegre.

Becilla de Valderaduey

El depósito de Becilla se levantó en la década de los 70 del siglo pasado El Norte

El depósito de Becilla se construyó a mediados de los años 70 y es de ladrillo rojo industrial, como tantos otros de la provincia. No tiene una gran altura, sin embargo, es muy robusto. Se encuentra en la calle Las Eras, en la zona más alta del pueblo. Está en perfecto estado de uso. Dispone de un sistema de cloración automático para garantizar la calidad del agua, que es distribuida al pueblo por gravedad. El agua, que es de muy buena calidad, procede de un pozo artesiano excavado bajo la torre.

Mayorga

Los dos depósitos de Mayorga tienen una imponente altura Teín Escudero

Las obras del primero de los depósitos que tuvo Mayorga se adjudicaron en 1950 por un presupuesto de 750.139 pesetas, de las cuales el ayuntamiento pagó 480.142 pesetas. El resto fue a cargo de una subvención del Estado. En la década de los años 70 se vio la necesidad de construir un nuevo depósito elevado con capacidad de regulación y presión suficiente para abastecer a la población, ya que el antiguo no cumplía estos requisitos y tampoco garantizaba el suministro debido al deterioro de la cuba, que provocaba continuas e importantes fugas de agua.

Las obras arrancaron el 10 de marzo de 1975 y concluyeron el 25 de septiembre de ese mismo año. Su constructor fue Timoteo Escudero 'Tein', quien recuerda con gran cariño aquellos meses de trabajo en la construcción de esta gran obra hidráulica de 25,70 metros de altura. «Era la obra más grande que yo había hecho hasta ese momento. Construirlo fue toda una aventura, porque además, el ingeniero no se presentó al replanteo, ni visitó la obra en el tiempo que ésta duró. Tuve que trabajar sobre los pocos planos que me entregaron. En aquella época no tenía una experiencia previa en una obra de este tipo y carecía de medios técnicos para realizarla, como andamios o grúa. El depósito se construyó con una plomada, un nivel de goma, sistema de vasos comunicantes, una paleta, una piqueta y la ilusión de un excelente equipo de trabajadores. Era la torre más alta del pueblo desde que se construyó la de la iglesia del Salvador en el siglo XVII», cuenta Tein, quien no confiaba que aquel gran depósito pudiera soportar tanta agua. «Resulta que mi novia y yo nos casábamos el 27 de diciembre y lo iban a dar de paso mientras estábamos en el viaje de novios. El secretario del ayuntamiento me mandó llenarlo, y así lo hice, pero como no estaba seguro de que pudiera aguantar tanta presión, lo vacié y me fui de viaje. El ingeniero se enfadó y cuando regresé, me tocó volverlo a llenar. Aguantó bien. De hecho, ahí sigue en pie y cumpliendo su cometido, para utilizarlo como reserva», concluye satisfecho este constructor mayorgano.

Bolaños de Campos

El depósito de Bolaños data de finales de los años 60 El Norte

En Bolaños de Campos también encontramos otro imponente depósito de ladrillo. Se construyó a finales de la década de los 60 en el antiguo juego de pelota. En un espacio céntrico y elevado, rodeado de una placita. Estuvo en uso hasta finales de los años 90. «Se quedó pequeño para el consumo que tenía la población. Además, a pesar de estar en un lugar elevado, no daba suficiente presión a algunas zonas del pueblo, por lo que se decidió construir un nuevo depósito», cuenta Alberto Callejo, alcalde del municipio, quien recuerda que antaño hubo otro depósito más, también de ladrillo rojo, que acabó en desuso y derruido. «Tenemos pensado acondicionarlo próximamente para uso municipal», añade el regidor. Como curiosidad, cabe destacar que siempre ha tenido pararrayos.

Portillo

Portillo posee varias construcciónes para almacenar y transportar el agua El Norte

En Portillo encontramos varias construcciones hidráulicas dignas de mención, empezando por sus famosos aljibes de la Edad Media, que servían para almacenar agua de lluvia para consumo humano y animal. Mas reciente, aunque también muy antiguo es el depósito de piedra que data de 1899 que también servía para almacenar el agua para el ganado y para consumo humano. Recientemente ha sido utilizado cuando ha habido averías en la red o cuando en el municipio se vio afectado por contaminación por arsénico y hubo que proveer de agua a la población.

El pueblo tiene otro depósito que se construyó en 1953 en ladrillo, sobre una peana de piedra y con el típico estilo mudéjar, aunque con más arcadas que los que se encuentran en otros pueblos de la provincia. Actualmente está en desuso.

Santa Eufemia del Arroyo

El depósito de Santa Eufemia es de color blando y pronto se convertirá en rocódromo El Norte

A finales de 1953 se comienza, frente a la iglesia, y gracias a una subvención de 85.850 pesetas de la época, aportadas por la Dirección General de Minas del Ministerio de Industria, la realización de dos sondeos para la construcción de un pozo artesiano que abasteciera de agua potable al vecindario. Durante las obras surgieron varias complicaciones, dándose por finalizadas en junio de 1956, sin conseguir el objetivo deseado. Al mes siguiente, se reanudó el sondeo por parte del ayuntamiento con un pocero procedente de Villalpando, que aseguró poder conseguir agua. En 1957, gracias a una subvención de 8.330 pesetas concedida por la Comisaría Nacional del Paro del Ministerio de Trabajo, se realizaron las obras necesarias para el abastecimiento de agua a la población, que consistieron en la construcción un depósito de 10 m3 de capacidad y una fuente pública frente a la casa del Sindicato Agrícola. El depósito, que llama la atención por ser completamente blanco, ha sido restaurado este año. «Pretendemos instalar en él un rocódromo para disfrute de los niños y de la juventud. Es una forma de darle un buen uso y de fomentar el deporte al aire libre», comenta Lydia Uña, teniente alcalde del municipio.

Laguna de Duero

En 1977 se construyó en Laguna un depósito en forma de seta. Arriba, en detalle, el depósito tradicional en el casco histórico del pueblo El Norte

En 1977, se construyó un depósito icónico en forma de seta o platillo volante en el cerro del Villar, que fue financiado por la promotora Calpisa, y que hoy todavía protagoniza el skyline del municipio. Su construcción coincidió con el desarrollo de Torrelago, un proyecto urbanístico destinado a albergar a 5.000 residentes. Su puesta en marcha fue un paso lógico del ayuntamiento lagunero para garantizar los servicios a una población que pasó en pocos años a triplicarse. Tras su inauguración, se convirtió en un desafío para el primer gobierno democrático del Ayuntamiento. El depósito almacenaba 650 m3 agua a una altura significativa (unos 50 metros sobre el nivel del casco urbano), generando una presión sin precedentes que causó graves problemas, como la rotura de un buen número de tuberías en el casco urbano. El consistorio tuvo que optar por seguir utilizando durante un tiempo el depósito tradicional de ladrillo para servir a la zona del pueblo.

Castroponce

El depósito de Castroponce destaca por su original forma. Está fabricado de hormigón El Norte

En este municipio encontramos un depósito muy distinto al de otros pueblos de la provincia. Se trata de una construcción de hormigón y con forma de seta, que se levantó a finales de la década de los 70. No es el único depósito singular de este pueblo, ya que en los años 60 se construyó otro que servía para abastecer de agua al ganado de una vaquería particular. Hoy en día esta vaquería ya no existe, sin embargo, ese original depósito, todavía se mantiene.

Urueña

El depósito de Urueña, situado junto a su muralla. Arriba en detalle, los planos de su construcción El Norte

En los años 50 del siglo pasado, este pueblo se abastecía de agua potable de un manantial situado en el fondo del valle, teniendo que salvar un desnivel de 100 metros mediante sendas y caminos tortuosos que, sobre todo en invierno con las heladas eran sumamente peligrosos por la acusada pendiente. Habían ocurrido numerosos accidentes por tal causa, por lo que el ayuntamiento decidió llevar a cabo un proyecto para la captación de agua, instalación del depósito regulador, estación elevadora, distribución y desagües, todo, para abastecer a una población que en aquel momento rondaba los 800 habitantes. El depósito elevado que se construyó es de hormigón armado, de planta circular de 3,5 metros de diámetro y está sustentado por una torre de ladrillo sobre zócalo de hormigón. Una torre que según el proyecto que se dio de paso en 1954 era «de sobrada estabilidad», ya que se construyó con características idénticas a los de Peñaflor de Hornija y Castromonte.

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