La recuperación y conservación del folclore en todas sus expresiones y manifestaciones supone ya no solo perpetuar una parte de la identidad de los pueblos, sino también una atractiva forma de dinamización cultural, turística y económica de las localidades, como lo demostraron este sábado Medina ... de Rioseco y Castromonte con sus encuentros folclóricos, el de la Ciudad de los Almirantes como uno de los más antiguos de la región con su Festival Nacional de Danzas en su trigésima novena edición y el de la localidad de los Montes Torozos con el segundo Encuentro de Danza y Palo.
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En Medina de Rioseco, junto al grupo anfitrión, el festival contó con la participación del Grupo de Baile Los Alfares, de Pereruela, cuyo nombre hace referencia a la importante tradición alfarera de este municipio zamorano con sus famosos hornos de leña. Tras el pasacalles de los grupos participantes, se celebró el festival, en el que las danzas tradicionales, bailadas con vistosos trajes, brillaron en el incomparable marco del centenario claustro de San Francisco, con la presencia de un buen número de espectadores. El grupo de Pereruela realizó en sus bailes un atractivo recorrido por el variado folclore de Zamora de las comarcas de la Carbayeda y Sanabria (incluido un agarrado cantado en sanabrés), del Sayago, del Aliste, de Tierra del Pan y de Tierra de Campos. Con cerca de una treintena de componentes, el grupo, tras nueve años de historia, está en proceso de recuperación de tradiciones de Pereruela como la del Ramo, que se hace en la fiesta del Ofertorio, el segundo domingo de octubre, o la de la Vaca Antrueja, una mascarada ibérica de los carnavales, según explicó el presidente del grupo zamorano, Carlos Serrano.
El grupo riosecano estrenó los bailes Pasodoble Alegrías del Duero, La Pinariega y La jota a San Antonio, con letra y música que realizó hace años la excomponente María San José. También bailaron Mucho quiero yo a mi madre, La habas de la talanquera y Corrido de Santa María, que el dulzainero segoviano Juanan Sanz dedicó hace años a la profesora de la escuela riosecana Rosa Santamaría y a sus grupos. En esta actuación del grupo riosecano la gran novedad también estuvo en la participación del recién creado grupo infantil, que bailó las piezas El arbolito y Los titos.
Con un importante repertorio de bailes, el grupo de danzas Ciudad de Medina de Rioseco es uno de los principales de la provincia de Valladolid. A lo largo de sus 39 años de historia, ha llevado el nombre de la Ciudad de los Almirantes por toda España, e incluso por el extranjero en su participación en distintas ediciones de la Europeade e intercambios internacionales (Francia, Alemania, Bélgica, Portugal, Italia o Dinamarca). Durante el año, los bailes del grupo amenizan fiestas riosecanas tan populares como la Virgen y el Cristo de Castilviejo, San Juan, Virgen de las Nieves o el Cristo de las Puertas. En estos 39 años, Rosa Santamaría ha sido su profesora. Ahora, expresa con alegría que el grupo, tras unos años aciagos, presenta buena salud gracias a que hay escuela, «importante para que haya futuro». Respecto a su grupo señaló que «aunque es muy joven tiene mucha calidad».
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Por su parte, Castromonte, en el fin de semana que celebra el festival de cine descentralizado Lazos, acogió la segunda edición del Encuentro de Danza y Palo, que, junto al grupo anfitrión y organizador, contó con la participación de los grupos Valdalar (La Parrilla), Zagalego (Valladolid) y Tres Fuentes (Villanubla), y las músicas de Elías y Mónica, los dulzaineros de La Charambita de Villanubla, cuyo nombre hace referencia a la dulzaina. El pasacalles dio paso en la plaza del pueblo al encuentro, que fue seguido por numerosos vecinos y visitantes, que aplaudieron los distintos bailes. Más tarde, hubo un picoteo para todos los asistentes.
Carmen, Inés, Lucía, Isabel, Marta, Ester, Laura y Ana son las componentes del Grupo de Danzas de Castromonte, que nació en el año 2006. El pasado año el grupo empezó a organizar este encuentro de danza y paloteo porque «tienen que permanecer vivas las tradiciones de nuestros pueblos, poner en valor la danza y el paloteo con el fin de que no se pierdan», en palabras de la componente del grupo Ana Espinilla. Las danzas de palo Medinaceli y El pastor fueron con las que las castromontinas abrieron un festival que cerraron con gran aplauso con Señor Mío Jesucristo y La raposa de Morales, también de paloteo.
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