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La custodia de Antonio de Arfe brilla por las calles de Rioseco
La procesión del Corpus revive sus momentos más emocinantes en su recorrido por la localidad
Medina de Rioseco volvió a celebrar la popular fiesta de Corpus Christi con la procesión en la que, de nuevo, recorrió las principales calles de la ciudad la centenaria custodia que el prestigioso platero Antonio de Arfe realizara en el siglo XVI. Cientos de vecinos siguieron una procesión que, como es habitual, fue abierta por los niños y niñas que días atrás habían realizado su primera comunión.
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Uno de los momentos especiales de la procesión fue cuando la custodia pasó por encima de larga alfombra elaborada en la calle Mayor por un grupo de voluntarias. Cuando la custodia llegó a las iglesias de Santiago y de Santa Cruz, como es tradición, los recién nacidos postrados en altares adornados con almohadones y pétalos de flores recibieron la bendición del párroco con custodia de mano. Como novedad, la Junta de Semana Santa colocó un altar frente a su sede con la una escultura de San Juan Bautista, patrón de la localidad.
La fiesta del Corpus supuso este domingo un nuevo motivo para visitar la Ciudad de los Almirantes y ver entre los soportales de la calle Mayor una de las creaciones más relevantes de la platería española. Encargada a Arfe por la cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de Santa María, la custodia se caracteriza por su delicada estructura arquitectónica y exquisita ornamentación de estilo plateresco, así como el refinamiento de sus relieves y esculturas de bulto redondo.
La custodia, con ocho arrobas de peso (más de 90 kilos), adopta la forma de un templete de cuatro cuerpos, todos ellos de planta cuadrada. Consta de basamento decorado con relieves de pasajes bíblicos, sobre el que se eleva el primer cuerpo, que es el de mayor riqueza ornamental. Lo integran cuatro arcos de medio punto y cuatro esbeltas torrecillas salientes de tres cuerpos cada una en los ángulos. Los cuerpos inferiores de estas torrecillas cobijan figuras de los Doctores de la Iglesia. El interior de este primer cuerpo lo ocupa el sensacional grupo del Arca de la Alianza, transportada a hombros por cuatro levitas, precedidos por el rey David tañendo su arpa.
Más sencillo es el segundo cuerpo, donde se aloja el viril. Se compone de cuatro pilastras con estípites adosados, y se decora con figuras de los evangelistas en el centro de cada lado, ángeles músicos en los ángulos. El Tercer cuerpo lo integran cuatro pilastras estriadas, alojándose en su interior una imagen de la Asunción de la Virgen. El último cuerpo es un diminuto templete con columnas abalaustradas, que aloja en su interior una campana y remata con una Cruz añadida posteriormente por el platero vallisoletano Zúñiga en el siglo XX.
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