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Del calado histórico que tiene Curiel de Duero nos habla el historiador Juan Ortega Rubio que, en su obra Los Pueblos de la Provincia de Valladolid (1895), dedica un notable espacio a esta localidad.
Curiel de Duero, a finales del siglo XIX Ortega Rubio lo apellida 'de los Ajos', algo que podría deberse a la importancia de ese cultivo en su término en ese momento y que hoy se mantiene en otros municipios de la comarca.
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El historiador señala que «créese que Curiel existía fortificado en tiempo de Roma, indicándolo así la fábrica de las murallas y la construcción del castillo sobre una peña, en la que termina la colina» donde parece ser que aún se levantaba. No es de extrañar que entre los restos haya aparecido una moneda de cobre del emperador Arcadio.
En el siglo XX y XXI de él apenas quedaba un muro perimetral, adquiriendo la propiedad un particular, quien lo ha reconstruido en una Posada Real, a imagen de un grabado antiguo de la fortaleza originaria.
En su plaza mayor –Plaza de la Constitución– se conservan la imponente fachada principal y dos cubos del castillo palacio, del cual Ortega Rubio dice «que en la Edad Media fue teatro de importantes hechos».
De esta forma, «en el siglo XII doña Berenguela, hermana de Enrique I de Castilla y madre de Fernando III el Santo, fue señora de la villa», lugar donde «descansó Alfonso XI en 1334». Durante la guerra que Enrique de Trastámara tuvo con su hermano Pedro I el Cruel en el castillo se refugiaron «muchos enemigos del monarca, quienes hacían grandes males».
Siglo XII: En el siglo XII, doña Berenguela, hermana de Enrique I de Castilla y madre de Fernando III el Santo, fue señora de la villa
1406: EEl 7 de julio de 1406, Enrique III exime del pago de numerosos impuestos a sus vecinos por los servicios prestados a la Corona.
Siglo XVI: En el siglo XVI la tierra de Curiel comprendía 16 pueblos y aldeas, sumando un total de 1.841 vecinos.
La villa parece que permaneció en poder de la Corona hasta que Juan I, en 1358, «la dio con su castillo, aldeas, términos...» y todo cuanto le pertenecía a Diego López de Zúñiga, quien habitó el castillo desde 1368 a 1412. A partir de ese momento es ya propiedad de la casa de Béjar.
Más fechas y muy señaladas, como la del 7 de julio de 1406 cuando Enrique III, por los servicios prestados por los vecinos, les concede el privilegio de eximirles de múltiples impuestos. Y siendo ya señor de la villa el hijo de don Diego, don Pedro, este se reunió con el conde de Haro en el pueblo para tratar el apoyo a Juan II contra el rey de Navarra y, también, don Álvaro de Zúñiga reunió allí su caballería para escoltar a prisión a don Álvaro de luna.
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