Julio Ordax charla fuera del consultorio con dos vecinos. Gabriel Villamil

Consultorio médico rural abierto por pandemia

Algunos centros, como el de Fuensaldaña, han permanecido abiertos a las consultas presenciales por decisión de los propios médicos; Julio Ordax cuenta su experiencia

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 18 de octubre 2020, 08:04

Que es cumplir la ley, dice Julio, con bata blanca y mascarilla verde. Que con menos de cincuenta habitantes, asistencia a demanda. De 50 a 100, consulta presencial un día a la semana. Dos días para los que están entre los 100 y los ... 200. De ahí hasta los 500, tres días. Y a partir de ahí, consulta diaria en el consultorio local. «Es lo que dice la ley», insiste Julio Ordax mientras sale a la calle. La sala de espera del recoleto edificio sanitario de Fuensaldaña está vacía.

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El día está fresco pero soleado y los pacientes, una mujer que espera a la enfermera y dos hombres de más edad, prefieren esperar fuera. El médico sale con la mascarilla puesta y les llama por su nombre. Dentro tiene un equipo de protección más completo, que se pone cuando tiene que recibir a alguien con síntomas de enfermedad respiratoria. En ese caso no lo hace en su consulta habitual, sino en una salita que tiene puerta directa a la calle. «Esto en realidad es fácil de hacer», explica. «Cualquier ayuntamiento tiene un dinero que se ha ahorrado de las fiestas de este año. Si les pides que te abran una puerta a la calle para poder hacer este 'circuito' de seguridad, te la van a abrir».

Como lo de poner una línea telefónica, si hace falta. Porque dice Julio Ordax que incluso las llamadas telefónicas, esas consultas de prevención, hay que hacerlas desde el consultorio local y no desde el Centro de Salud. «En los centros de salud, un médico centralizaba todas las llamadas a los enfermos de covid. Pero esa médico residente, que no conoce la zona ni a las familias, no puede desarrollar la tarea como lo puedo hacer yo». Y pone un ejemplo con nombre y cara. «Conozco a la familia y sé quiénes viven en el domicilio. Quienes no están en la Atención Primaria de manera habitual carecen de esa información», asegura.

La sala para atender afecciones respiratorias tiene entrada independiente desde la calle. G. V.

La cercanía y el conocimiento es lo que hizo, por ejemplo, que el 100% de los pacientes de Fuensaldaña a quienes les tocó participar en el test de seroprevalencia nacional se brindaran a ello. «La participación general ha sido de un 60% y en Fuensaldaña ha sido del 100%, posiblemente debido al método de captación. Aquí lo ha hecho la enfermera habitual y otra de Salud Pública. Y se les explicaba para qué era y venían a hacerse los test y veían a los médicos de siempre», dice Julio Ordax.

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No ha sido el único consultorio local que ha permanecido abierto a las consultas presenciales. Otra médico de un municipio vallisoletano prefiere no hablar porque cree que hay susceptibilidades en juego. Y dice el médico de Fuensaldaña que se habría podido hacer igual en los demás consultorios de la extensísima red de Castilla y León. 3.667 consultorios locales y 247 centros de salud, según el último recuento del Ministerio de Sanidad (2018). Con 2.312 médicos de familia y 2.106 enfermeros.

La evolución de los datos sobre la pandemia en Castilla y León

«Creo que deberíamos haber tenido un papel de atención al paciente y sobre el control de los contactos, la encuesta epidemiológica... Y eso se anuló y se dejó al virus casi circular de manera libre. Lo que estamos haciendo ahora del rastreo, no debimos dejarlo de hacer», lamenta Ordax. Y sirve como ejemplo que recuerde perfectamente cuál fue su primer caso diagnosticado de covid-19. «El día 12 de marzo, uno que vino de Madrid de una reunión. En el primer mes tuvimos bastantes casos», rememora.

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«Los centros de salud de las cabeceras de comarca están abiertos, pero sin consulta directa; y los consultorios locales, todos cerrados, independientemente de que tuvieran 50 habitantes o 1.400, como Fuensaldaña. Tal vez se hizo para protegernos a los sanitarios, pero posiblemente ha sido una medida inadecuada», considera el médico.

Teléfono, a veces sí

Aunque no todo es negativo en el hecho de tener que brindar una atención telefónica. Cuestiones que pueden ser más de trámite se resuelven con más facilidad por teléfono. «Estamos descubriendo que hay pacientes jóvenes a los que se les ha caducado una receta, o que necesitan un parte de confirmación de un proceso que controlas y que sabes que debe seguir de baja, que valoran bien no tener que venir al consultorio. Y las personas que tienen problemas que hay que verlas y explorar, a esos se les atiende», aclara.

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Julio Ordax se coloca la bata, la pantalla y la máscara en su consulta. G. V.

Con más prudencia y medidas de seguridad, eso sí, cuando se trata de afecciones respiratorias, sean las que sean. Y más ahora, cuando aparecen algunas alergias propias del otoño y se unen a los catarros, los procesos gripales... «A los enfermos con síntomas respiratorios, aunque sea un catarro común, se les atiende a última hora, a eso de la una, en una sala con salida directa a la calle. Y entran y salen por allí sin tener contacto con pacientes de la sala de espera, aunque ahora no la está utilizando nadie», señala Julio Ordax. Cierto es, eso sí que no todos los consultorios son como el de Fuensaldaña. «Este es un consultorio muy luminoso, muy bien ventilado. Con esas medidas, hasta ahora yo no me he contagiado en el consultorio», dice el médico.

La falta de atención presencial ha provocado, explica, que se hayan producido errores de valoración. Y se ha perdido de vista a pacientes crónicos que necesitan de una vigilancia periódica, más compleja de hacer por teléfono. «La lección que se puede sacar es que podíamos haber seguido pasando consulta.No hubiéramos dejado de atender muchos padecimientos que están saliendo ahora, de descompensación de diabéticos o hipertensos y de problemas más importantes, como procesos tumorales que no se han diagnosticado a tiempo», valora Ordax.

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Ahora, en plena segunda ola, vuelven los consultorios a abrir sus puertas para los casos en que sea preciso una atención presencial. «En los consultorios tenemos teléfonos y desde allí es desde donde hay que llamar», recomienda el médico de Fuensaldaña para evitar las inercias. «Así eres menos reacio a desplazarte. Y es mucho más lógico que una persona se desplace a ver a una persona que no que sean ocho las que se desplacen a los centros de salud». Y vuelve a citar la normativa. «O la Consejería hace cumplir la ley o esto va a ser un desastre», vaticina.

Rueda, un desfile continuo de médicos y un poco de todo

En Rueda ha habido consulta presencial durante un tiempo. La plaza salió a concurso, la ganó una médico que era liberado sindical y comenzó un carrusel de cambios. De antes de marzo hasta hoy, entre «5 y 7 personas» han ejercido en el consultorio local, recuerda la alcaldesa, Dolores Mayo. Una de ellas,«una médica joven, muy implicada», pasaba consulta telefónica y luego pedía a los pacientes que se acercaran «para ir conociéndolos». Sin embargo, en Foncastín, por ahora, con el consultorio cerrado, según la regidora, quien asegura que la situación sanitaria en las localidades más pequeñas ha supuesto quebraderos de cabeza importantes para los mayores.

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