Una mujer mayor irrumpe en la conversación. Óscar Puente acaba de presentar la reforma de la calle Pingüino, en Pajarillos, pero hasta ese momento nadie, ni los representantes vecinales ni los periodistas ni sus acompañantes, ha reparado en el enorme chopo que emerge en el ... parquecillo de enfrente, al lado de un bloque de viviendas. «Cuando hace viento, parece que se va a caer encima de las casas», le dice la mujer. «Y vino una chica de Parques y Jardines, pero no sabemos nada…». Luis Lucido, secretario del alcalde, ya está fotografiando el árbol cuando Puente se gira para decirle que lo haga para enviársela a la Concejalía, a ver qué se puede hacer. Señal de que no es la primera vez.
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A Conrado Íscar le votaron tantos vecinos en Matapozuelos, en 2015, que el PP consiguió 8 de los 9 escaños en liza. Desde que preside la Diputación Provincial resulta habitual para su equipo encontrarse con que está al teléfono a última hora de la noche, o colgado del Whatsapp, con cualquier alcalde que requiera su atención. Da igual el cuándo. «Es muy currante», le definen quienes trabajan a su vera.
Ahí, en esa respuesta cercana que es su mejor arma, acaban las coincidencias de los dos líderes políticos que abanderarán la lucha por cada voto de los 225 municipios vallisoletanos en 2023. Óscar Puente, afiliado desde hace más de veinte años al PSOE, será el primero en compaginar la Alcaldía de la capital con la Secretaría General del partido en la provincia, una vez que su nombramiento se haga oficial. Conrado Íscar comenzó en política como independiente y llegó a la Diputación Provincial reclutado para el PP por Jesús Julio Carnero. Durante el proceso para presidir el partido en Valladolid ha sabido congraciarse con dos corrientes que entonces aparecían claramente confrontadas, Génova y el PP autonómico. El fichaje de Pablo Yáñez como colaborador en comunicación puede haber cambiado ese equilibrio, dado el malestar que se ha generado en algunos ámbitos de los populares, pero de momento es pronto para medir hasta qué punto.
En poco más de año y medio llegarán las municipales. Conrado Íscar ha anunciado que va a por la Alcaldía y Óscar Puente ha replicado con su pretensión de asaltar la Diputación, un feudo tradicionalmente 'popular'. Objetivos que entran de lleno en el territorio rival y que anticipan una batalla política intensa en todos los frentes. Empezando por la búsqueda de candidatos. Conrado Íscar busca el perfil que le devuelva la Alcaldía al PP. Óscar Puente empieza la tarea de encontrar carteles válidos para muchas plazas en las que el PSOE ha caído en la irrelevancia.
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Así, a año y medio de las elecciones municipales ya han empezado a afinar los argumentarios. Íscar arengó a los ediles, senadores, diputados y procuradores del PP, en la última junta provincial, para que incrementaran la presión sobre el alcalde de Valladolid. Les pidió que recuerden el asunto de sus vacaciones en el yate de un amigo que luego surtió de mascarillas al Ayuntamiento, en aquel momento de la pandemia en el que no había un mercado donde adquirirlas. Que saquen a relucir el todoterreno. Y que, de nuevo, se recupere el soterramiento como objetivo, algo que parecía descartado al inicio del mandato por parte de los populares.
Puente, mientras tanto, ha jugado una primera baza por lo ocurrido con el servicio de Bomberos, que la Diputación decidió abordar por su cuenta tras romper las negociaciones con el Ayuntamiento, que se lo prestaba en el alfoz. Desde el Consistorio se apunta a que el coste final será mucho más elevado que si hubieran querido llegar a un acuerdo.
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Cualquiera de los dos objetivos marcados por Íscar y Puente resulta complejo. La fuerza del PP en el medio rural le ha permitido manejarse en porcentajes de voto por encima del 46% desde 1995 hasta que aparecieron los nuevos actores políticos, Podemos, Ciudadanos y, en menor medida hasta ahora, Vox. El PSOE, además, viene de ceder ayuntamientos muy relevantes en las elecciones de 2019, como Medina del Campo o Tordesillas. Por otro lado, el anhelo popular de recuperar la Alcaldía parte de una carencia evidente: no hay candidato. «Hay tiempo», dijo la vicesecretaria de Organización del PP nacional, Ana Beltrán, hace unos meses. Pero lo cierto es que no lo hay. Y eso entorpece, al mismo tiempo, la labor de oposición de un grupo municipal que no sabe qué papel va a jugar cuando llegue el momento y en el que hay malestar por el modo en que se les ha obviado en todo este proceso.
Óscar Puente considera que es el momento idóneo para acometer el rearme del PSOE en la provincia. Con seis años de rodaje, el equipo de Gobierno del Ayuntamiento tiene claros los protocolos que hay que seguir, los proyectos prioritarios y el modo de gestionar las dificultades. La integración ferroviaria, el gran plan del mandato, está en marcha salvo paralización judicial, como ha solicitado el PP en los tribunales. El tiempo para su agenda provincial saldrá, además, de su marcha de la Ejecutiva Federal del partido. Y, aunque no ha desvelado cuál será su equipo, parece claro que tendrán peso figuras que conocen bien el territorio, incluido su predecesor, Manuel Escarda. La tarea de Puente, en este caso, es asumir el liderazgo que los socialistas no tienen en la provincia. Un referente que sea capaz de tomar decisiones drásticas cuando sea necesario, o promover equipos nuevos o alternativas. Recuerdan desde el entorno del regidor que el PSOE obtuvo en 2019 los peores resultados en unas municipales en la provincia. De hecho, aunque en 2015 el porcentaje de voto fue menor, un 26,9% frente al 32,8% de 2019, los socialistas se dejaron 49 concejales en el territorio. Pasaron de 426 a 377. Desde 1995, nunca había vuelto a bajar de 400. El PP, mientras tanto, consiguió retener a 752 ediles a pesar de sufrir la fragmentación del voto de derecha.
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Desde el PSOE apuntan a que hay que conformar listas fuertes en muchos puntos clave. «Medina del Campo es muy importante. Como Laguna de Duero», explican a modo de ejemplo. En Medina, Teresa López pasó de gobernar a quedarse con 5 ediles, frente a los 8 del PP. En Laguna, Independientes logró 7 concejales por los 5 del PSOE, en un Pleno en el que siete partidos tienen representación.
Conrado Íscar tiene clara la estrategia a seguir en la provincia. Reforzar los feudos conquistados en busca de mayorías más amplias, capaces de absorber el voto de Ciudadanos y resistir el embate de Vox, que trata de ampliar su red de candidaturas. Para ello ha comenzado a celebrar una serie de «Encuentros con Conrado» en el territorio.
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Hay prisa. Los dos saben que el otro tiene ventaja en su territorio y neutralizarla será tan complejo como decisivo.
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